Agronegocio: De la cuenca lechera a las vías del Tren de UPM
- Darío Camilo
- 7 oct 2020
- 4 Min. de lectura

Este fin de semana sin incluir espectáculos públicos y protocolo mediante, está anunciado el desarrollo en la Rural de San José de la 76ª Exposición de Ganado Lechero, rubro primario pero fundamental en la economía departamental, aunque para este caso, la muestra también la componen lanares, aves y conejos.
A propósito de la lechería, podríamos afirmar que es la actividad ganadera que afinca más gente en el campo; se calcula que para este rubro trabajan 22 personas por cada 1.000 hectáreas, mientras que el modelo forestal ocupa 1,2 personas para una igual superficie. El 70% de los productores son pequeños y medianos en unidades productivas que oscilan entre 50 a 499 hectáreas, y hasta hace relativamente poco tiempo se calculaba que unas 20.000 a 25.000 personas estaban vinculadas directamente a la lechería entre quienes trabajaban en el campo y aquellas personas que trabajaban en la industria. La lechería es también uno de los principales rubros de exportación, ya que de lo producido se consume para abasto interno alrededor del 30%, el resto se tiene que exportar.
Más allá del sacrificio que significa la dedicación a la lechería -ya que es una actividad ganadera en la cual las vacas se tienen que ordeñar dos veces por día todos los días del año-, al productor lechero le cuesta muchísimo dejarla; pero si llega a tomar esa decisión extrema que generalmente se da cuando sus hijos le comunican que no desean continuar con la actividad o cuando el estado de crisis supera su paciencia, esa decisión se torna irreversible y generalmente pasa que tambo que cierra no vuelve a abrir.
Se puede afirmar que los tambos que aún subsisten han aumentado enormemente su eficiencia y han pasado de producir 1.800 litros por hectárea por año a producir el triple; y en algún punto hay una controversia cuando se nos dice que hoy se produce más leche que antes y que por lo tanto el rubro no ha retrocedido, por el contrario pensamos que el rubro lechero no debería medirse por la cantidad de leche producida sino por la cantidad de productores en actividad.
La pérdida de productores es la verdadera crisis... porque de no haber abandonado, de haber subsistido y mejorado su eficiencia hoy estaríamos con producciones muy superiores a las actualmente registradas.
La crisis en la lechería no comienza promediando el 2016, en todo caso sí se agudiza por la caída de los precios internacionales, pero se podría señalar que por lo menos desde hace más de veinte años la lechería nacional ha entrado en crisis ya que los números así lo indican.
Hace treinta años en el país había 7.335 establecimientos lecheros, la lechería ocupaba un millón de hectáreas; hoy apenas ocupa medio millón. Hace treinta años la mayor cooperativa láctea del Uruguay contaba con 5.000 remitentes, en el año 1997 fueron 3.200 y hoy sólo persisten menos de 1.700.
Desde las distintas autoridades que tienen que ver con la materia -MGAP, Inale, etc.-, más allá de las gárgaras de la necesidad de generar "conciencia agropecuaria" en el discurso de algún inefable ministro que pasó, lo que no ha llegado es una necesaria solución de fondo para este tema y en todo caso el Fondo de Garantía, establecido a partir de un porcentaje en una suba del precio del litro de leche al mostrador (que pagamos todos los consumidores), es absolutamente insuficiente; no se demuestra un compromiso con los productores de quienes debieran tenerlo, este Fondo de Garantía es un mínimo paliativo que se estableció como ensayo de solución a partir de los múltiples reclamos efectuados a las autoridades en los distintos Consejos de Ministros realizados, pero que termina siendo un engaña pichanga y eso lo sabemos todos.
La producción agrícola en general desarrollada en los últimos tiempos enmarcada en un modelo "neoliberal" ha agravado varios problemas, pero la carencia o falta de apoyo oficial al sector productivo nacional compuesto de pequeños y medianos productores es notoria. A instancias del "mercado" propiciado por este "modelo" y particularmente para este rubro, se ha permitido tanto la exportación de terneras y vaquillonas en pie, como la importación de leche de distintos orígenes como de Portugal, Canadá y Nueva Zelanda para procesar en alguna industria local como Lactosan o Bom Prole, incluso leche larga vida envasada de Argentina y Brasil. Así las cosas, es muy difícil alentar esperanzas para el productor local, porque la lucha por sobrevivir traspasa los elementos climáticos adversos de la naturaleza que siempre juegan y se le suman la falta de apoyo oficial y la apertura irrestricta de las importaciones.
En particular se ha visto muy poco cuestionamiento de la mayoría de los partidos políticos incluida ambas coaliciones a los por lo menos 4.000 millones de dólares que nos va a salir a todos los uruguayos esta escalofriante aventura de la segunda planta de UPM. Habría que preguntarles en qué lugar de la agenda de prioridades están los pequeños y medianos productores nacionales, porque acá está subsidiado el juego a través de mucha plata que se le da a una multinacional como Hípica Rioplatense para pagar premios, está subsidiada la cerveza que en realidad domina una multinacional brasileña como Ambeb (fusión de Anctartica y Brahma) que a su vez es subsidiaria de otra empresa belga, el sistema financiero dejó de pagar el Imaba que era el impuesto a los activos bancarios equivalente al 1% cuando se produjo la reforma fiscal que instrumentó el IRPF, la renuncia fiscal a partir de la promoción de la Ley de inversiones es superlativa y es llamativo que nadie de la mayoría del sistema político ponga el grito en el cielo por esto, al contrario se acepta como algo natural.
En la pasada administración, la UP propuso mediante un proyecto de ley establecer un precio sostén para pequeños y medianos productores lecheros y queseros artesanales de hasta 200 hectáreas para propiciar el sustento de los mismos y salvaguardar puestos de trabajo en la industria; lamentablemente no hubo voluntad política.
El Uruguay productivo y solidario con los pequeños productores sigue en el debe, también la soberanía alimentaria y lamentablemente de seguir con este "modelo" y por este camino ya sabemos los nefastos resultados que nos esperan.
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