Horrores pedagógicos de ayer, provocan tormentas hoy en la educación tecnológica
- Prof. Andrés Freire
- 24 ago 2020
- 4 Min. de lectura

Taller de diseño en madera FPB. | Foto: UTU
Hace ya muchos años surgió un plan en nuestra educación tecnológica llamado Formación Profesional Básica, consistente en muchas horas de taller, pocas horas de materias teóricas, y una serie de apoyos específicos, como la presencia de educadores o de la Unidad de Alfabetización Laboral, que normalmente no son docentes, sino por ejemplo psicólogos, escribanos, abogados, etc. etc. Este plan incluía además una cantidad muy importante de horas de coordinación, en un espacio llamado EDI. Cada grupo de FPB implica un costo de aproximadamente 70 horas docentes, entre docencia directa y los apoyos citados, contra las más de 40 que equivale un grupo de Ciclo Básico Tecnológico.
Dicho plan estaba destinado en sus orígenes a una población particular, jóvenes de 15 años o más con situaciones previas de repetición o deserción, a los que se los buscaba reintegrar en el sistema educativo, ofreciéndoseles la expectativa de una rápida inserción laboral, o la posibilidad de seguir los estudios en educación media profesional o tecnológica.
Todo esto claro está en una dimensión totalmente alejada de la propia dimensión figariana que en algún momento se le quiso dar a la educación tecnológica, nosotros lo hemos sostenido defendemos el modelo de una escuela desinteresada, fue un plan creado para un grupo particular de alumnos, una población similar por ejemplo a la captada por el plan de Aulas Comunitarias.
Luego la situación fue variando para peor, y así un plan que tenía sus aristas interesantes se transformó en algo francamente negativo; la aprobación del curso se fue resumiendo en aprobar el taller y las materias teóricas perdieron toda relevancia, y finalmente se permitió que niños recién egresados de la escuela con 12 años se inscribieran en él, lo que muchos mal aconsejados sus padres por la buena intención de las maestras hicieron, con la ilusión de que haciendo un FPB de mecánica iban a egresar mecánicos, o de robótica saldrían programadores. Los resultados de mezclar chiquilines de 12 años con adolescentes muchas veces con historias de vida o escolares complejas, no podían ser buenos, lo sabíamos a priori.
Ahora las actuales autoridades de la educación técnica decidieron, todo esto en base a información oficiosa, que se reúne a cuentagotas, y que por lo tanto puede ser errónea, que para el año lectivo 2021, ya no se inscriban más alumnos recién egresados de la escuela en dichos cursos, siendo altamente probable que de ahora en más se vuelva al escenario original de dicho curso. El resultado que en el 2021 habrá entonces muchas horas menos de FPB al habilitarse muy pocos trayectos uno para la población original y a su vez habrán muchas más horas de clase al crearse primeros de CBT para poder recibir a los alumnos.
Se corrige entonces una situación errónea, de paso la administración ahorra una cifra muy importante en horas docentes, y se genera una nueva tormenta, que afecta directamente el trabajo de los docentes y de otras personas que sin serlo trabajan en dichos cursos.
Veamos: Los maestros de taller en general experimentarán una importante reducción de las cargas horarias, los efectivos tendrán asegurado su trabajo, pero no su sueldo. Al disminuir la cantidad de horas disponibles, muchos seguirán trabajando, pero con menos horas; o sea experimentarán una rebaja en sus ingresos. Una pequeña parte de las horas de taller que se pierden, podrán recuperarse en horas del CBT. Además las áreas a efectos escalafonarios no son las mismas.
Para los docentes de las materias teóricas la situación es similar pero con variantes, ya que hay muchas asignaturas teóricas que no están presentes en los FPB y sí lo están en el CBT. Pensemos por ejemplo que si se eliminan 10 FPB y se crean 10 grupos de CBT, existirán profesores que se vean afectados en forma similar al caso anterior, pero habrá otros que tendrán más oferta laboral, porque sus asignaturas sí están comprendidas en el CBT.
Y finalmente todos los que se desempeñan como educadores o en la UAL y no sean efectivos, perderán a corto, mediano, y largo plazo, toda o casi toda su fuente laboral. Aquí hablamos desde algunos egresados de la carrera de educador social, hasta psicólogos, abogados y escribanos que se desempeñan en dichas áreas. Señalamos además como lo hemos afirmado muchas veces, que cuando alguien trabaja en la educación pública y se queda sin horas, esa persona no recibe ni seguro de paro, ni despido; de un día para el otro se queda sin trabajo y sin ingresos y punto.
Como vemos un temporal que se anuncia en el horizonte, situación además que se irá agravando con el paso del tiempo, al desaparecer todas o la mayoría de las horas de los trayectos dos y tres el año que viene.
En resumen: se corrige una decisión anterior totalmente antojadiza que terminó de malograr lo que de positivo tenía el plan FPB. Quedan dudas sin embargo de cómo se atenderá a la población que era objetivo original del plan.
A su vez la expansión del FPB en el ciclo anterior fruto de esas decisiones, generó una cantidad de horas docentes (las que parcialmente se recuperan en el CBT) y una serie de cargos de educador que desaparecen, muchas de esas personas son profesionales universitarios que deberían poder conseguir con facilidad trabajo en el mercado privado o como profesionales liberales, pero presumiblemente esto no será así.
Una decisión entonces equivocada del pasado, se corrige ahora, pero genera a su vez nuevos problemas de difícil y compleja solución, un presente griego…
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