El progresismo, junto a Olesker confiesa su fracaso
- Prof. Andrés Freire
- 18 ago 2020
- 3 Min. de lectura

Senador Daniel Olesker (PS-FA). | Foto de archivo: presidencia.gub.uy
El día 11 de agosto del 2020, en una breve pero sesuda nota, el economista del “ala izquierda” del progresismo nos enseña cómo en 5 meses ya se están destruyendo las mejoras salariales de 15 años.
Así en el diario La República, desarrolla dichos conceptos, los que luego reafirma en un mensaje vía red social del pajarito, lugar de militancia habitual donde este integrante de la fuerza política que prefirió el 24 de agosto del 2015 atacar gravemente el derecho de huelga y la libertad sindical antes que cumplir con la promesa electoral del 6%, nos vende un día sí y otro también la imagen de un paraíso perdido que solo existió entre la tropa progresista que ascendió al cielo de “la clase de gente a la que no se le puede pedir tanta poesía”.
“Una de las características salientes de los 15 años de gobierno del Frente Amplio fue el aumento del poder de compra de los trabajadores y por ende de los jubilados que ajustan sus ingresos por la evolución de los salarios.
Y ello queda claro si miramos los datos macro o sea salario e inflación pero también si tomamos en cuenta la relación. Con algunos precios básicos de la economía”
He aquí la construcción del relato. Como toda construcción, depende de los materiales que utilicemos para el resultado que logremos; lo importante además no será solo el resultado final sino la relación, por lo que aun admitiendo una importante recuperación del salario real durante la primer administración frentista, no será tan grande si por ejemplo la medimos en relación a la canasta familiar del Semanario Búsqueda, que es la que históricamente se reclamó como indicador por parte del movimiento popular y no una canasta de sobrevivencia del MIDES.
Por otra parte, lo que vale para los segmentos más humildes de la clase trabajadora, no vale para todas las capas de la misma. Así, a la hora de hacer cálculos hay que tener en cuenta el impacto regresivo del IRPF en por ejemplo los trabajadores de la salud y la educación, donde el multiempleo es muy común -impacto regresivo que se agravó con el castigo a los padres en el 2016 al reducirse significativamente las deducciones por hijo. Pero sigamos un poco más el análisis.
“Es evidente que la economía uruguaya sufrió a partir del covid-19 un impacto externo sobre su economía. Pero la Economía Política nos enseña que la manera de que un impacto externo incide en la economía interna depende de las acciones de la política económica interna que puede amortiguar esos efectos o profundizarlos”.
Lo sostenido es correcto. Sin embargo: ¿Qué hizo la última administración progresista en el 2016, frente a circunstancias económicas adversas? ¿Utilizar las reservas internacionales? ¿Gravar al complejo agroexportador, o al capital trasnacional? ¿Terminar con el subsidio a la cerveza, las carreras de caballo o las exoneraciones fiscales? NO. Subió significativamente el IRPF a las capas medias, y recortó el presupuesto educativo en 1.700 millones de pesos. Por lo que a un impacto externo, se respondió grabando a los mismos de siempre. ¿Se olvidó el economista?
“Y también la economía política nos enseña que el análisis económico no es sólo movimiento de variables, sino que debe tomar en cuenta los grupos económicos y sociales que se benefician y los que se perjudican del set de políticas. Y claramente esta política perjudica a la clase trabajadora”.
Esta última frase del libelo en cuestión, es válida; la cuestión es que es tan válida cuando se decidió traicionar a toda la comunidad educativa nacional en 2015 o cuando se hizo el ajuste en el 2016, que hoy.
Continuemos un poco más. 15 años estuvo el progresismo para conducirnos al lugar actual, una lentitud exasperante plagada de avances y retrocesos para incrementar en algo el salario real, para lograr, no un cambio significativo como hubiera sido recuperar el salario previo a la dictadura fascista, y el aguinaldo a los jubilados, en definitiva para logar una “mejora”.
¿Y esa mejora se pierde en apenas cinco meses? ¿Qué mejora fue esta entonces? Apenas tres monedas que se disolvieron en el aire, sin llegar a ser sólidas.
El progresismo ha comenzado su campaña electoral; su estrategia es conciliar en el Parlamento y la cúpula sindical, y gritar “revolución” en los comités y núcleos de base. La estrategia directriz dual en marcha consiste en que la muchedumbre añore y clame por el retorno al paraíso perdido, pero que no se sacuda demasiado el terreno social, cosa de poder retornar al gobierno con los números ordenados por la derecha tradicional que preserve el grado inversor y discipline un poco más a la sociedad.
Todo lo que se escriba desde sus tiendas va en dicha dirección, y a la vez confiesa su fracaso.
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