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El progresismo corrige a Violeta Parra: ahora es “me gustaban los estudiantes”

  • Prof. Pablo Freire
  • 22 jul 2019
  • 3 Min. de lectura

Días atrás se produjo un hecho que si hubiera acontecido en la década del sesenta se hubiera considerado un agravio para la tradición democrática del país y un desafío para todas las corrientes de izquierda. Un fallo judicial obligó a la ANEP a retirar las pancartas contra el proyecto de reforma constitucional con respecto del sistema judicial colocadas por estudiantes liceales en el frente de sus centros de estudio. Un extraño silencio, no total, fue la respuesta de varios sectores políticos auto proclamados de izquierda; ni que hablar de los que integran cargos de gobierno. Con respecto de la parte legal, me limito a transcribir - parcialmente- el pronunciamiento del SINTEP, el sindicato de los trabajadores de la enseñanza privada, cuyo contenido comparto: “Asociar la laicidad al prohibicionismo es algo extraño a la tradición pedagógica nacional. La sustancia misma de la laicidad es positiva. Es el compromiso con la pluralidad, la libertad de pensamiento, de expresión y el debate racional de las diferentes concepciones y argumentos”. Y también me parece adecuado transcribir otra interpretación del hecho, que surge de la obra de un cantautor, como lo fue, o es, Pablo Estramin: “Siempre los reprimen, no les dan espacios y les aconsejan que vayan despacio. Siempre les imponen, nunca los consultan, los hacen callar cada vez que preguntan”.

Esto no es solo la voz poética que ilustra dramas de la sociedad fuera de las formas intelectuales convencionales. Es la realidad de una juventud a la que tratan de inmovilizar en todo lo que sea inquietud para cuestionar la realidad en cuanto signifique opresión que sostenga la desigualdad social. Vuelvo con otro fragmento de la declaración sindical: “El verdadero problema que debería llevarnos a la reflexión es el desapego social y la cultura de la indiferencia. En ese sentido, deberíamos festejar la preocupación juvenil por la sociedad en que viven y su compromiso con la construcción de la sociedad en la que quieren vivir”. No es la primera vez que el conglomerado formado por la prensa grande y el aparato político dominante arremete contra los jóvenes. Hay un antecedente que nunca fue muy estudiado en profundidad y que se produjo en 1996, cuando un generación de estudiantes de secundaria se levantó contra el proyecto BID-Rama. En ese entonces el aparato de poder político comunicacional cercó a los estudiantes, además de las demostraciones de fuerza con la presencia de grupos policiales de represión. Por mi parte, comparto mi primera experiencia en ese sentido. En 1965 se había producido la invasión norteamericana a la República Dominicana para derrocar a un presidente electo por la vía democrática con plena vigencia de la Constitución, el maestro Juan Bosch. En Montevideo la FEUU había organizado un acto en repudio de dicha agresión. En la posterior marcha por 18 de Julio irrumpió la carga de la Republicana. ¡Qué grandes eran aquellos caballos! ¡Y los sables! Primera y definitiva lección de como funcionaba el sistema capitalista y la dependencia imperial. Una muy simple definición de sistema lo dice: una serie de elementos que están interconectados entre sí y cuyo funcionamiento es como un todo. Unos explotan al trabajador, otros los reprimen y otros los mandan a la cárcel (a los reprimidos). No está de más recordar que fue el poder judicial del recién estrenado estado oriental independiente el que liquidó los repartos de tierras realizados por el gobierno artiguista. Mientras tanto, confiemos en la expectativa del mismo cantautor:

“Pero cada día los adolescentes reviven los sueños que pierde la gente. Bienvenidas sean su limpia sonrisa y sus alas nuevas que mueven la vida".

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