Páginas de mi diario: Guerra
- Gonzalo Abella*
- 19 sept 2017
- 2 Min. de lectura

Hasta hace poco mi vecino Amílcar prefería no enterarse lo que pasa en el mundo exterior, porque es terrible y contradictorio. Bastante tenemos con los problemas de acá, decía.
Pero quedó sin trabajo, y le dicen en la empresa que eso tiene que ver con decisiones que se tomaron muy lejos. Su hija única está en New Jersey, y ahora Amílcar empezó a preocuparse por los atentados en USA y por las balas de los locos que hacen fuego sobre la multitud. “Y menos mal que no fue con mis nietitos a Miami, como quería su pareja, porque esto de los ciclones es algo nunca visto”.
Cambio climático y violencia política empiezan a tocarnos aún a los que vivimos en la periferia ignorada por CNN, en estos países donde una renuncia de un vicepresidente tiene menos relevancia que un Derby en Europa. Pero ¿cómo entender lo que realmente está pasando?
En la Primera Guerra Mundial(1914-1918), la confrontación se dio entre unas potencias imperialistas que tenían un sistema de colonias y países sometidos contra otras potencias imperialistas que habían llegado tarde al reparto neocolonial y querían disputar con la primeras las áreas de influencia, las materias primas y la mano de obra barata.
Las potencias del segundo grupo, lógicamente, fueron las agresoras.
En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ocurrió lo mismo, lo que permitió una alianza muy inestable, circunstancial, de la URSS con las potencias imperialistas agredidas, contra las potencias más agresoras del momento.
Ninguna guerra es espontánea. El saqueo ambiental tampoco. Ambos crímenes se planifican, y en cada caso se estudia la relación costo-beneficio. Siempre se garantiza a los inversores, que los muertos y los damnificados los pondrán los pobres.
No se puede ser neutral. En la UP tenemos diferencias entre nosotros sobre el actual gobierno cubano, pero condenamos unánimemente el bloqueo y la ocupación yanqui en Guantánamo. Debatimos sobre Maduro, pero condenamos la amenaza de Trump y la actitud mercenaria de la oposición golpista, que exige a las potencias capitalistas más sanciones contra su propio pueblo.
Y nos preguntamos si Corea del Norte alguna vez invadió otro país, o tiene bases en territorio extranjero, o arrojó alguna vez bombas atómicas contra población civil. No lo hizo jamás, pero todo eso sí lo ha hecho USA. Por eso, si Norcorea dice que su missil cruzó por la estatósfera, que es internacional, y no sobre territorio japonés, nosotros, que no tenemos elementos para juzgar, preferimos oír al menos las dos campanas.
Amílcar ahora reconoce que “quizás alguna prensa informa sesgado, tu partido puede tener razón”. “La UP no es mi partido, Amílcar” le replico; “Es el partido de tu hija y de tus nietos, aunque todavía no lo sepan”.
(*) Maestro, historiador y escritor. Fue candidato a la Presidencia por Unidad Popular e integra su Coordinador Nacional.
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