La Dictadura Popular de Artigas
- Prof. Andrés Freire
- 19 sept 2017
- 3 Min. de lectura

“… adoptando medidas las más fuertes contra los que atreviéndose a insultar nuestra grandeza formen proyectos liberticidas, estando tan reciente la generosidad que les conservó entre nosotros la vida y el sosiego – que tiemblen la irritación de nuestra justicia y que tengan presente que ella será tanto más terrible cuando nuestra conducta, en obsequio de ellos, ha sido más benéfica y delicada”. Artigas al Cabildo de Montevideo, 9 de Mayo de 1815.
“Dictadura”, dicho así de esta forma cruda y dura, suena a asesinato, violación, tortura, desaparición, y tantos conceptos aborrecibles, porque esa fue la dictadura fascista que padecimos, pero este concepto no siempre tuvo el mismo significado, porque dictador en la antigua Roma donde surgió el termino era un magistrado que elegido en circunstancias extraordinarias, cuando la nación estaba en peligro, el mismo duraba 6 meses en su gestión recibiendo poderes prácticamente ilimitados para solucionar la crisis.
Dictador es en entonces quien gobierna por la fuerza en una circunstancia especialísima, y dictadura es su sistema, esta dictadura puede ser ejercida por una persona, o por un conjunto de las mismas, ese es digámoslo con claridad el envase, pero la cuestión es que está dentro del mismo, y no es lo mismo una cosa que otra, del mismo modo que no es lo mismo por el ejemplo el gobierno monárquico de Luis XVI basado en la explotación milenaria de los campesinos, y la dictadura jacobina que en la etapa más avanzada de la Revolución Francesa defendieron los derechos fundamentales del hombre.
Nuestro Protector fue un jacobino, un roussoniano convencido, y su palabra afilada por su secretario Monterroso también fue en cierta forma la lucha del espíritu contra las cosas en un momento en el cuál nuestra naciente nación se jugó su existencia para salvar su libertad, como tal no vaciló en gobernar en forma dictatorial, fue una dictadura sí, como la de Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay, pero una dictadura popular, que procedió a expropiar sin indemnización ninguna las tierras de los enemigos de la revolución y distribuirlas entre los indios, negros libertos, y el paisanaje.
Dice Eduardo de Salterian en la obra que venimos comentando hace varias ediciones: “-era Artigas, de hecho, un regidor de gobierno lindante en la dictadura, por lo que ésta tiene de potestad absoluta de la colectividad. En efecto: Artigas no alteró la organización de las autoridades coloniales, Encarnó en sí el poder superior, por manera que fue jefe de la administración pública de la que dependía el gobernador, los comandantes, los funcionarios. No tuvo ministros, en el sentido oficial de la palabra, no compartió el mando con nadie y fue él sólo poder ejecutivo, judicial y soberano” (p. 58).
Por supuesto que en estos tiempos en los que prima la historiografía liberal, la imagen que se nos presenta es otra, y fácilmente se nos presentará como argumento para intentar desmentirnos la celebré frase que proclamó: “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”, sin embargo no hay contradicción con lo que hemos venido manifestando, porque en el mismo día Artigas procedió a plantear las Instrucciones del Año XIII.
He aquí entonces la realidad, nuestro Protector reconoce que su autoridad se origina en el pueblo, este es el soberano, pero habiendo reconocido este origen, pasa a ejercerla, rodeado de lo que sería un equipo de dirección que va variando en el tiempo a medida que la revolución se radicaliza. En el medio histórico y social donde nuestra gloriosa revolución se dio, no había margen para otras opciones organizativas,.
Lo han dicho voces autorizadas y respetables, mucho antes que nosotros, él fue un conductor y conducido, y supo encarnar la voluntad general: ¿y acaso para Rousseau la ley no debía ser sino eso, la expresión de la voluntad general?, que no es lo mismo incluso que la voluntad de la mayoría a veces, ya que esta puede ser simplemente la voluntad de todos.
Hace más de una década un historiador inglés escribió un texto aún vigentes, se llama “Lecciones del neoliberalismo para la Izquierda”, y fue en su momento publicado por nosotros, pero también por el Partido Socialista entre otros, ahí se hablaba de la intransigencia y la inflexibilidad estratégica del neoliberalismo y como cuando las condiciones sociales cambiaron estas le permitieron a los neoliberales aplicar parte de sus programas máximos incluso y los mínimos.
¿El camino del retroceso sin fin de programas, principios y postulados, adonde nos ha conducido? Es la hora de elevar la mirada, y ver en nuestro pasado a nuestro Protector que es faro y luz, el también nos marca los mismo que los enemigos de la pública felicidad nos han demostrado. Seamos intransigentes en nuestro horizonte estratégico.
Somos Izquierda, Somos Patria.
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