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El Frente Parlamentario

  • Gonzalo Abella*
  • 10 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

El Continente está en trabajo de parto. Los vacilantes son barridos por el imperio, y piensan que su derrota es la derrota de la revolución. Los firmes resisten, renacen desde sus adversidades y crecen, se fortalecen, mientras los pueblos preparan su contraofensiva y sus batallas definitivas. En nuestra tierra, la UP es la herramienta política más desarrollada para esta etapa de lucha antiimperialista. Muchos que no creían en ella al principio, ahora reconocen su importancia; por nuestra parte, aprendimos a valorar a otros compañeros que no están en nuestras filas y que han mantenido los mismos principios, en soledad o en colectivo. La UP es hija de la diversidad ideológica y de la unidad programática. Pero es madre de otra diversidad, la de los necesarios frentes de lucha, la diversidad de las direcciones de trabajo que esta etapa nos exige. Para los que estamos inmersos en la construcción de la UP, es mucho más fácil evaluar el desempeño de aquellas direcciones de trabajo en las que no estamos trabajando cotidianamente. Una de estas direcciones de trabajo es el frente parlamentario, impulsado por un abnegado colectivo plural que apoya a nuestro único diputado. En la lucha por un poder popular, las posiciones conquistadas dentro de los poderes del estado pasan a ser un enclave importante. A veces estos puestos se vuelven escudo del pueblo ante la represión más feroz, son diques a los embates reaccionarios, son tribuna de denuncias, son espejo de los anhelos y las luchas populares, son impulsores de conciencia, lucha y organización. Pueden ser todo esto a condición de que no se desvinculen del programa y de la ética, a condición que no pierdan su integración orgánica dentro de la herramienta política, a condición de que no dejen de ser antena sensible a las voces del pueblo. La Revolución Social es cuestión de supervivencia, porque el Capitalismo es muerte. Pero el Capitalismo ha sabido combinar los crímenes más abyectos con los cantos más seductores. La colina parlamentaria, una vez conquistada, puede sembrar ilusiones de autosuficiencia, de omnipotencia. El equipo de la UP (la “bancada de la UP”, como la deberíamos llamar técnicamente) no ha caído en esa trampa. Con austeridad y firmeza ética, ha combinado firmeza y flexibilidad. Nuestro diputado, vocero de todos, ha sabido quedar solo, defendiendo principios, y ha sabido lograr alianzas circunstanciales para obtener conquistas parciales en beneficio del pueblo. La lógica de las causas justas, y su sólida fundamentación, han agudizado ciertas contradicciones entre los otros parlamentarios, algunos de ellos prisioneros de su propio discurso popular. Nuestro frente parlamentario ha tenido un desempeño excelente, y todos apoyaremos el mantenimiento de esta gestión. Detrás de ella no hay sólo principios; hay trabajo abnegado, hay estudio profundo, hay espíritu colectivo, hay redes de apoyo que emanan de todos los sectores de nuestro pueblo. Ante los éxitos incontrastables de nuestra “bancada” no podemos quedarnos atrás en otros frentes de trabajo. También en estos frentes hemos dado pasos enormes, aunque no sean tan visibles. La UP crece en adhesión ciudadana y en el número de organizaciones que la integran. Pero nuestra responsabilidad es enorme y por eso debemos multiplicarnos. Debemos multiplicar organización, finanzas, propaganda; debemos seguir reforzando nuestra inserción en las luchas sociales y ambientales. Los propios éxitos parlamentarios facilitan nuestro trabajo en los otros frentes, del mismo modo que nuestra creciente ascendencia social facilita el trabajo del equipo parlamentario. Las nuevas etapas plantearán nuevos desafíos; la experiencia acumulada nos sitúa en inmejorables condiciones para enfrentarlos.

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