Entre deuda, desocupación y pandemia Al borde del abismo
- La Juventud Diario
- 27 jun 2020
- 3 Min. de lectura
En esta semana la ministra de Economía Azucena Arbeleche, informó en tono de enorme naturalidad el nuevo préstamo que contrajo el país, ahora para enfrentar los muy altos niveles de desocupación existentes y también la recesión en que ha entrado la economía, que ya conocía un declive pronunciado en los últimos años. Las nuevas deudas que se han incorporado en estos días al creciente endeudamiento de la economía nacional, llevando al proceso de endeudamiento a las cercanías de límites financieros extremadamente peligrosos que a esta altura de los acontecimientos parecen ser inevitables.
Los tiempos en que nuestro país estaba blindado parecen lejanos, pero era esta la idea que profesaban díscolamente los dirigentes del gobierno anterior hoy en la oposición. Sin embargo la asunción del nuevo gobierno de la coalición multicolor, en términos globales ha profundizado una política de amplios consensos con el capital financiero nacional e internacional, que nuevamente invoca al viejo dicho de: “pan para hoy y hambre para mañana”. El tema es que el desenlace de los últimos acontecimientos en la vida social del país, nos lleva a pensar cada vez más firmemente que, ante el hambre y los cada vez más amplios problemas sociales sin resolver, las necesidades básicas de los trabajadores del país son cada vez mayores, en la medida que la recesión golpea al salario y las condiciones de vida de la familia empeoran.
Nunca como hoy las dimensiones de la dependencia financiera del país afectan a todos los órdenes de la vida del país sin perspectivas de solución, en la medida que tanto gobierno como sistema político no tienen en cuenta soluciones que estén fuera de las necesidades de los bancos internacionales. No es una novedad, que uno de los mecanismos mayores en tiempos de gran contracción económica los recortes presupuestales, la rebaja del salario y el incremento de desocupados, son parte determinante del mantenimiento y la optimización de las ganancias de las empresas capitalistas. Cuando miles de trabajadores pasan directamente al paro, al tiempo que existen diversos grados de cierres y quiebras de empresas, la economía del país, una vez más está sujeta al desplome de la economía capitalista mundial en la que se produce un verdadero choque de intereses en la reestructuración del capital monopolista.
El aumento muy pobre de las jubilaciones, y las proyecciones más que paupérrimas para el salario y las condiciones de existencia de los trabajadores, provoca una vez más que miles de uruguayos se encuentran sin respuestas ante la grave situación nacional. Durante las últimas décadas el crecimiento de la deuda ha sido constante y ello ha provocado una enorme traba al desarrollo nacional; si a ello se le agrega el parasitismo de los comportamientos financieros traducidos en la larga lista de negociados provocados por banqueros, empréstitos a empresas, que han producido enormes quebrantos en la economía nacional.
El nuevo gobierno asume con un país en declive pronunciado que la nueva vuelta de tuerca provocada por la pandemia, muestra un manejo económico del capital y de la política aplicada que busca hacer pagar los efectos devastadores de la crisis a los trabajadores y al pueblo. Ahora más que nunca es necesario organizar, para detener el hambre y la liquidación del país con más endeudamiento externo que ya empieza a acercarse al valor del PBI de la producción nacional. Con este índice el desarrollo es imposible, le avisamos a los economistas y políticos con carretillas de votos, si no se resuelve esta ecuación a favor de los trabajadores y el país estamos al borde del abismo.
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