Editorial: Una política en declive Terminar con las diferencias territoriales
- La Juventud Diario
- 9 feb 2020
- 2 Min. de lectura
Mucho se ha hablado de los cambios producidos por el frenteamplismo hoy devenido en progresismo, que hoy reduce su propuesta en varios candidatos tal como en otros momentos de la historia del país sucedía con los partidos tradicionales, aunque lo cierto hoy es que en la capital del país el gobierno del FA lleva tres décadas, siendo ésta uno de sus lugares de mayor importancia para la estrategia de poder en el país. En el año que pasó saltaron varias alarmas al interior del partido político que comenzó a desgastarse luego de haber alcanzado el gobierno nacional y también en los principales departamentos del país, llevando adelante una política de privatizaciones y continuidad con la antiguas prácticas de clientela política, que fueran duramente criticadas cuando comenzaron los gobiernos del ahora progresismo. Podemos decir y no precisamente con el diario del lunes, que la vieja derecha se maquilló con algún traje nuevo y pudo volver al emporio del poder, que retomó en las urnas, y que al cambiar las condiciones nacionales y también internacionales ha vuelto sobre sus pasos. Ello supone a pocos días del cambio de gobierno un cierto nivel de preocupación en el futuro del país, más que nada ello se debe a que los temas del empleo y el salario serán en los tiempos venideros los grandes afectados en la vida nacional. En las departamentales de mayo próximo, en medio de fuertes posicionamientos y también de descontentos, loa últimos gobiernos municipales han mostrado claramente su incapacidad para resolver temas claves en la vida capitalina y sus áreas adyacentes, en la medida que han primado las políticas de amplias privatizaciones y de importantes pagos de impuestos. En la política nacional hoy han quedado integradas sin mayores sobresaltos transformadores las tan mentadas políticas de descentralización, que más que beneficios han sido exigencias que se han producido en las últimas décadas, la mayoría de las veces por orientación de los bancos internacionales que son quienes han proporcionado los recursos financieros casi sin límites. Sin duda que en la capital del país las enormes diferencias sociales que se expresan en zonas ya históricas, evidencia que el país sea dividido por la vía de los hechos en zonas con grandes diferencias en las condiciones económicas y sociales. No es nuevo que la ausencia de construcción de viviendas, la violencia social y la propia situación de cientos de personas viviendo en situación de calle, lejos de tener una situación resuelta se ha agravado largamente. Si a ello se le agregan serios problemas ambientales que tenemos en la capital y hoy generalizado en todo el país, requiere cada vez más medidas urgentes para cambiar esta situación. Los gobiernos departamentales pueden resolver muchos de los problemas vinculados a las condiciones de vida de las personas, y emprender firmes y decididas políticas de vivienda y salud, que deben tenerse definitivamente en cuenta para los tiempos venideros. Ahora más que nunca es necesario abrir camino convenciendo y con propuestas que no tengan diferencias entre lo prometido y lo actuado, en beneficio de los trabajadores. Lo que sí está claro que en Montevideo, las zonas más postergadas deben contemplarse tanto o más que las que tanto se consideran en estos tiempos de bondad para algunos y postergación para la mayoría.
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