La alternancia y las auditorías

Quien piense que la lucha política se dio simplemente en el plano electoral en el marco de la alternancia de los partidos en el gobierno, no percibe la intención verdadera del proyecto de la derecha tradicional. Su objetivo estratégico no es alternarse con el Frente Amplio en las próximas elecciones; su objetivo es borrar del mapa a la coalición que gobernó los últimos tres períodos o dejarla en su mínima expresión posible, y alternarse sí pero con algún multicolor. El gobierno electo terminará y sin que se le caiga una lágrima, lo que el gobierno anterior dejó en la agenda, básicamente el ajuste fiscal, UPM y la reforma de la seguridad social, más todo lo que viene con la ley de urgente consideración. Pero tampoco busca como objetivo final la conciliación de clases. El contenido de la ley de urgencia así lo muestra, el capital viene por recuperar sus ganancias y ya ni saludar a un policía se podrá. Al gobierno electo le resultará más fácil negociar con el actual movimiento sindical oficialista que con la actual fuerza política de gobierno, que se enfrenta a dos situaciones complejas. Por un lado, su interna en plena crisis; y por otro acerca de cómo construirá los acuerdos entre sus propias fuerzas, sin fracturarse, en su relación con el gobierno entrante. Una parte considerable votará los proyectos del nuevo gobierno en el Parlamento, mientras algunos pocos harán como que son oposición para retener y conformar a sus sectores críticos. A todo esto se suman las elecciones municipales, cuyas candidaturas se están resolviendo peor que en las elecciones nacionales al punto que partidos otrora grandes, se han convertido en reducidas cúpulas. Ahora son partidos chicos. Pero estos aspectos son los corrientes, son las tapas de los diarios y los titulares de la TV. Hay otros que corren subterráneamente, pero que provocan mucho más inquietud. Pánico se podría decir. Se trata de las auditorías e investigadoras que el nuevo gobierno instrumentará en todos los organismos públicos, más las investigaciones que están en curso. Eso se paga, políticamente hablando, más caro que votar junto al gobierno. Jota Jota