No disimulan más, ya no cambian el collar ni la cadena

Las enormes expectativas de cambio del pueblo uruguayo que alentaron a dejar a los partidos tradicionales de lado y permitieron que el Frente Amplio llegara al gobierno nacional y departamental varias veces, se vieron frustradas por el desarrollo de una política de crecimiento de la deuda externa, de privatizaciones y de libre inversión extranjera, que ha provocado serios problemas en la vida nacional, especialmente a los trabajadores y a la pequeña producción agropecuaria e industrial, que dependen principalmente del mercado interno. En estos días hemos leído y escuchado los grandes cruces internos en filas de fuerzas oficialistas – opositoras hasta el 1° de marzo, y viceversa desde el 1° de marzo en adelante. Las peleas con cierta intensidad, tienen que ver con las candidaturas a la intendencia de Montevideo y alguna otra del interior del país. Los actuales y futuros oficialistas y opositores muestran un afán marcado en ocupar cargos de relevancia política, institucional y así poder para alinear tropa propia y ajena. No se ve, no se nota, no se observa, no se hace hincapié en lucha de programa, de propuestas, no se incluye la participación ni el debate popular, ni de organizaciones de trabajadores ni de barrios. La lucha es en la superestructura por quién se queda con un pedazo mayor de la torta, y de ahí puede influir más en la política departamental y por consiguiente en la nacional. Después de anunciar que se retiraba a jugar y cuidar a sus nietitos, noble y humana decisión, la voltereta de Daniel Martínez ha sido para alquilar balcones y ya hay quienes, faltaba más, lo apuntalan para ser candidato presidencial para el año 2025, de ganar la elección departamental. No le importa al Sr. Martínez la palabra empeñada, la palabra pública, basta una picadita de chorizos, morcillas y el asado posterior con postre y buenas bebidas, para aceptar postularse. En realidad no son los equilibrios internos que tanto se mencionan en el FA; son luchas intestinas de unos contra otros, por sillones, por poder, ya que unos y otros votaron todo, apoyaron todo, defendieron todo, durante 15 años de gobierno nacional y 30 años de gobierno departamental. Lamentable y triste papel de una dirigencia que optó por el gran capital y por los lineamientos de los organismos financieros internacionales en vez de apostar por la soberanía nacional, los trabajadores, jubilados y jóvenes dentro de la constitución y la ley. La coalición variopinto, multicolor, ha mostrado el mismo panorama con la decisión del “hijo político del MPP – FA”, el Senador electo Manini Ríos. Casi todos los partidos del futuro oficialismo saltaron como pelota viva en este verano caliente; si bien el militar parece sacarle entidad al asunto, su primera señal pone en evidencia sus ambiciones políticas, personales, su sagacidad e “inteligencia”. No se vienen buenos, ni mejores ni más tranquilos días en nuestro país, la ley de urgente consideración es la demostración de una propuesta racional desde los intereses del gran capital que apunta directamente a menoscabar al trabajador, al jubilado, a los jóvenes, en la misma dirección que lo venía haciendo el FA con el silencio cómplice y en forma disimulada del PIT CNT. Son los mismos perros, ladran, tienen cuatro patas, mueven la cola y ya no usan el mismo collar.