País ganadero En casa de herrero cuchillo de palo
- La Juventud Diario
- 26 ene 2020
- 4 Min. de lectura

Por Darío Camilo Perdomo Responsable Político del 26M–UP en San José
El grupo multinacional de origen brasileño Marfrig que a nivel local es dueño de 5 plantas frigoríficas -Tacuarembó, Salto, San José, Colonia y Fray Bentos-, con el grupo multinacional Minerva Foods que a nivel nacional posee 3 plantas frigoríficas -Pul de Cerro Largo, Canelones y Carrasco-, concentran en total alrededor del 70% de la faena nacional. En estos últimos tiempos por parte de ambos grupos han sido sucesivos y reiterados los envíos de trabajadores a seguro de paro, apelando como justificativo a la pérdida o falta de mercados. Lo cierto es que en general cuando se toman estas medidas, las empresas mantienen sólo el personal de mantenimiento y excepcionalmente al administrativo, generando un manto de incertidumbre para el resto de los operarios. Sin embargo en el 2019 la carne bovina ocupó el primer lugar como principal producto de exportación; también se da en este año para este rubro, la apertura del mercado japonés no con grandes volúmenes pero con valores superiores al promedio. China terminó representando el 60% de las colocaciones, Unión Europea el 16% y un cupo fijo que ha ido creciendo para EE.UU. El gigante asiático actualmente es nuestro principal mercado, todavía no se recupera de la peste porcina sufrida y se estima que por ello demorará por lo menos cinco años más en hacerlo, y por lo tanto ha salido a comprar la carne que se encuentra disponible en el mundo para abastecer a su población. Pero ¿qué pasa con nuestro consumo interno? La verdad es que cada día es más caro conseguir un buen asado. El precio de la carne vacuna ha tenido fuertes subas en los últimos meses, lo que ha hecho disminuir sustancialmente el consumo de un alimento de primera importancia en la dieta de los uruguayos. Las causas son varias y podríamos empezar hablando de la ausencia de un ente testigo nacional en esta materia, que ayude por un lado a regular el precio y por otro a asegurar el consumo básico a la población de menores recursos; pero además del aumento de la demanda China por los motivos referidos, hay falta de materia prima principalmente en la categoría novillos por sobreexplotación ,y también se da el motivo entre otras razones de que en estos últimos años se exportó mucho ganado en pie con cero por ciento de valor agregado para la industria. A modo de ejemplo, el año pasado fueron exportadas 400.000 cabezas de ganado bovino que tuvieron como principal destino a Turquía. Lo real y verdadero es que hoy el stock ganadero nacional se encuentra en los niveles más bajos desde el año 1974 y esto también en buena medida explica el precio que hoy está alcanzando el ganado y la carne en general. En este escenario, las medidas paliativas adoptadas por las autoridades competentes para “contemplar” a la demanda interna, al consumo interno, paradojalmente no han sido otras que importar alguna tonelada de carne desde el exterior, mayormente desde Brasil aunque también ha venido algo de Argentina y Paraguay. Con esta situación y este presente, ya en diciembre del año pasado los comerciantes carniceros advertían de las caídas de sus ventas en más de un 40% y por lo tanto se establecía la seguridad de riesgo de cierre en un futuro cercano para por lo menos un centenar de carnicerías. La verdad es que la gente común, con un salario común, no puede pagar $400 un kilo de pulpa y $350 un kilo de asado; como mucho y haciendo un gran esfuerzo podrá comprar un par de churrasquitos o algo de carne picada. Es notorio entonces que en esta “cadena cárnica” algunos eslabones están quedando por el camino, empezando por el consumidor final y siguiendo por los carniceros. En una industria que exporta el 75% de su producción y en donde mayoritariamente dominan la jugada un par de multinacionales -sobre todo en la transferencia de precios al consumo, pero también en otros aspectos, ya que tienen campos, feed lots, subsidiarias y plantas en otros países-, desde la Federación Obrera de la Industria de la Carne y Afines (FOICA) explican que la problemática con el mercado chino ha influido en gran parte de los últimos envíos a seguro de paro y apuntan a entablar un diálogo con el MGAP para reducir las exportaciones de ganado en pie. Y por otro lado tenemos un Poder Ejecutivo que si bien tiene las herramientas necesarias para establecer reformas estructurales en el agro, no tiene voluntad política y hoy aplaude de pie la sacrosanta y benemérita inversión extranjera directa (modelo neoliberal) y por tanto está demasiado lejos de intentar nacionalizar la industria frigorífica u otras grandes industrias estratégicas similares. No contamos tampoco con un ente testigo dedicado a la pesca ni con flota pesquera nacional o agroindustria nacional. Lejos de prohibir la venta de ganado en pie indiscriminada, para salvaguardar vientres y para promover en definitiva la exportación de cueros con plena industrialización para la industria nacional del calzado, la vestimenta o la marroquinería, tenemos un ministro de Ganadería Agricultura y Pesca que seguramente pasará al olvido, ya que en el discurso -por lo menos en ADM y en alguna cadena televisiva- habló de la necesidad de generar conciencia agropecuaria; pero que en la práctica no promovió ninguna solución de fondo a los sectores productivos con notorias dificultades -lecheros, apicultores, rama de curtidores, entre otros rubros- y muy por el contrario, justificó muchos de los problemas actuales culpabilizando a los precios internacionales, para terminar admitiendo y justificando que en definitiva que “la plata manda”. Una confesión realmente patética, pero a confesión de parte relevo de pruebas. Deberíamos preguntarnos ¿para qué tenemos un Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca?, donde la pesca existe sólo en el nombre de este Ministerio y todavía a un ministro nominal tan insustancial, cuando siguen decreciendo unidades productivas. En definitiva lo que sí queda claro es que al final de su tercer mandato, lejos de instrumentar una reforma agraria artiguista, tenemos la corroboración de que el proyecto progresista -y en esto está alineado con la “coalición multicolor”- termina defendiendo la instalación de las grandes papeleras y a favor del modelo forestal, lo que implica más concentración y extranjerización de la tierra, con Ley de Riego incluida inspirada en el modelo chileno y defendida por Aguerre -el anterior ministro de ganadería-; a todas luces a contrapelo de un Uruguay productivo y solidario con los pequeños productores y las grandes capas populares, un proyecto progresista que termina muy lejos de rescatar la cada vez más necesaria soberanía alimentaria y nacional.
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