Columna “Perdonalos, no saben lo que hacen”

Para el hombre común de esta tierra, con su conciencia ausente, puede ser una afirmación válida. Sin embargo, con aquellos que deliberadamente saben lo que hacen, esa afirmación no lo es en absoluto. A su vez, podemos nosotros opinar sobre esto, qué nos permite poder juzgar esos hechos, esos comportamientos en gran contradicción entre el juicio favorable, en forma mayoritaria, que puede tener el hombre común de esta tierra y la práctica consciente de esos hombres que actúan desde el poder. Desde lo más encumbrado al último funcionario acomodado que también saca su ventaja, de aquellos que hacen como que trabajan y también hacen como que luchan. Los maestros del engaño y del camuflaje lo saben hacer muy bien, es más fácil mentir que sostener la verdad, “como te digo una cosa te digo la otra”, mientras que en la verdad va también el pellejo. Una verdad, por otra parte, que conocen en todos sus detalles porque son parte central de su construcción en todos sus aspectos, porque son proyectos acordados con quienes dirigen realmente la sociedad. Acuerdos que vienen de lejos, de muy lejos, cuando también desde una posición de poder, se inició la claudicación y la entrega. Hace pocos días vimos con qué facilidad se abandona nuestros muertos, se los cambia por un paseo y una cerveza. Si esa afirmación se hubiera realizado en el 1972 ¿cuántos Amodio habría, cuántos libros más se habrían escrito? ¿Cuántas versiones más y cuánto falso y simulado heroísmo hubiera quedado por el piso? Cuánto tiempo historico perdido, cuánta ilusión sostenida en mentiras, cuánta espera silenciosa para retomar. Cuanta búsqueda inútil de lo que ya habían destruido. De eso son responsables, de algo que moralmente podría compararse con un crimen de lesa humanidad; por el daño, por su magnitud, por su tamaño, por todo lo que dejaron por el camino, un verdadero genocidio moral. Por la calumnia impuesta a los que la vieron, y se alejaron tomando otro camino convirtiéndose en su negación para impedir su desarrollo en tantos testigos vivientes. Pocos saben que fueron derrotados. En aquel preciso momento quienes se oponían, todo este tiempo han sido y aún son presidentes, ministros, senadores, diputados, etc., etc. Pero en el campo abierto fue distinto, capitalizaron el gran prestigio fruto de la lucha anterior, quedándose con la herencia que en las sombras ya habían dilapidado. La desprevenida ingenuidad aun no lo puede creer y al menor intento de esclarecer, pasás a “hacerle el juego a la derecha” para proteger también al resto de su fuerza política, de los que parecen distintos pero llevan juntos el mismo proyecto, ocultando también sus miserias persiguiendo lo “que es posible”, el acomodo y el asistencialismo. Vueltos ahora partiditos al no ser más que una cúpula cambiante. Pero el engaño esta vez, aún conservándose, no alcanzó para ganar y seguir en el poder. Ahora la interna arde, los líderes ya no lo son tanto. La orgánica la determina el acomodo y los Rasputín están a sus anchas, resucitando de varios inviernos, los del documento de los 24 del ‘92 que planificaron el derrumbe del FA, quitándole su esencia transformadora y demostrando en los hechos que la diversidad entre ellos era también mentira, sino que consolidaron la más férrea unidad para impulsar juntos el proyecto del imperialismo. Lo nuestro continúa, con sus raspones y su discurso sosteniendo principios. Veremos quién llega. Eso sí, nosotros no los perdonamos. Jota Jota