Salto: Filosofía a cara de perro: encuentros en las calles para generar comunidad
- La Juventud Diario
- 24 ene 2020
- 10 Min. de lectura

El músico y profesor de Filosofía Alberto Chiriff, desde Salto en contacto con CX36 se refirió a los encuentros que impulsa y lleva adelante denominados “Filosofía a cara de perro”. Chiriff explicó que los encuentros apuntan a reflexionar con la gente: “comencé haciendo recitales de poesía en las calles de Salto, y se fue dando que los poemas rendían para conversar un poco sobre cuestiones filosóficas y terminó siendo un encuentro de filosofía en las calles”. Transcribimos un primer fragmento de la entrevista, vinculado fundamentalmente a la violencia y la seguridad pública. “Llevarla a la realidad de Salto, te da para pensar lo que estamos viviendo”.
Estamos en contacto con Alberto Chiriff, que buscando datos de él lo tenemos como docente, músico, hasta murguero dice la prensa salteña también.¿Es así, coinciden todas estas definiciones con tus actividades? Sí, y más todavía, soy buen cocinero de milanesas de berenjena, soy padre, me gusta el bagre frito. ¿Y por qué eso de “hasta murguero”? Capaz que al principio era murguero sería, después vino lo otro.
Se nota que hay un docente ahí, porque sí, estoy leyendo el diario El Pueblo de Salto y es lo primero que te definen, dice, “murguero, músico y profesor que practica la filosofía a cara de perro”. ¿De qué sos docente? Formalmente de Filosofía, o sea egresado de Filosofía. Y como músico, mi formación es en el Conservatorio Municipal de Salto y en la Escuela Universitaria de Música.
Hay que decir que el carnaval naranja, el carnaval de Salto, tiene un prestigio tremendo. Nosotros de acá pensamos que el único carnaval importante es el de Montevideo, pero el carnaval de Salto es tremendo. Sí, sí señor. Bueno, todos, Paysandú también tiene un carnaval muy fuerte, sobre todo las murgas. El carnaval de Artigas que es otro... Yo era director de “La Nueva”. Después tenés “Falta la papa”, “Punto y coma”, “Jaque mate”, yo qué sé… Sí, hay un nivel muy bueno en Paysandú también, viste que estuvo “Jardín del Pueblo” ahí en Montevideo. Después en Mercedes, en Río Negro, Dolores. De hecho hay campeonatos del Litoral de murgas, pero de rompe y raja y con bruto nivel.
Sí, y que mantienen además un espíritu de carnaval más pegado a la gente que, bueno, acá está en discusión en Montevideo todo eso en estos tiempos. Pero bueno, podríamos hablar mucho de ese aspecto del carnaval, pero un poco el detonante de llamarte era por estos encuentros que vos impulsás que has denominado “Filosofía a cara de perro”, donde de alguna manera, por lo que entendemos, pretendés aterrizar un poco los temas o lo que se entiende por filosofía, a reflexionar con la gente. Contanos de esa iniciativa... Bueno, esto, primero lo que hacía era recitales de poesía, de poetas de acá de Salto en las calles, pasaba la gorra y hacía recitales de poesía. Y después se fue dando que los poemas que elegía rendían para conversar un poco sobre cuestiones filosóficas también, que es el otro palo mío. Y después terminé haciendo encuentros de filosofía en la calle con temas que me movían a mí, que me interpelan a mí, cosas que yo tengo ganas de compartir. Porque a mí me pasa que a veces leo y quiero compartirlo, quiero comentar con alguien, a todos nos pasa ¿no? O cuando escuchamos un disco, viste que escuchás un disco que te rompe la cabeza y querés comentarlo con alguien, no querés quedarte con eso. Y con la filosofía me pasa lo mismo, que leo cosas que enseguida las vinculo con cosas que están pasando en Salto o en el país y quiero compartirlas, es ese el espíritu de estos encuentros.
En vez de teclear en una computadora elegís ir al encuentro directo con la gente. Ahí va, esa es la cuestión, opto por la oralidad, es mi opción. Me gusta escribir también y a veces es necesario escribir porque con un blog le llegás a un montón de gente, hasta en Montevideo o hasta en Ecuador y en Brasil, pero mi opción es la oralidad, el encuentro personal ahí que está buenísimo. Es generar comunidad también acá en Salto, porque es pensar la realidad de Salto. Yo agarro categorías de la filosofía, por ejemplo, en este encuentro es Judith Butler que es una filósofa norteamericana. Pero siempre llevándolo a la realidad que estamos viviendo en Salto, y eso rinde pila para pensar, te da otra categoría para pensar la realidad que estamos viviendo. Yo qué sé, la inseguridad o esto que pasó en Paysandú cuando mataron a este hombre…
Ahí dijiste al pasar, porque vos manejás conceptos y vamos a hablar de este tema que elegiste para una actividad que tenemos entendido se desarrolló el viernes. Pero eso que dijiste al pasar “generar comunidad”, ¿qué quiere decir? Y generar comunidad yo lo tomó como ver qué cosas tenemos en común para ver qué hacemos, es una opción política también. Es decir, qué cosas tenemos en común, qué cosas nos preocupan, qué vulnerabilidades tenemos, qué cosas tenemos para reclamar, qué cosas nos preocupan, qué cosas nos mueven, y ahí generás comunidad, por fuera de las comunidades ya institucionalizadas. Yo qué sé, partidos políticos, sobre todo eso, yo estoy más pegado a los movimientos sociales que a la institucionalidad partidaria. Pero es una opción también, va gente que es muy militante de partidos políticos que a veces se sienten interpelados y les provoca cierto rechazo también, porque la filosofía pone en cuestión también la ingeniería que tienen los partidos políticos, cómo se manejan y cómo toman las decisiones. Y bueno, hay un momento en que la filosofía se enfrenta a eso también, en algunos momentos estamos muy pegados pero en algún momento tenemos que marcar distancia porque digamos que mi opción es más que nada por los movimientos sociales y a veces entra en contradicción con la ingeniería que tienen los partidos políticos. Y es como una responsabilidad ética señalar esas contradicciones, y a veces nos ponemos de acuerdo y a veces no, esa es la gracia de los encuentros de filosofía, no es para estar de acuerdo, es para discutir, para intercambiar.
Claro, lo que pasa que siempre hay un pensamiento dominante y a vos te va llevando, no porque hayas razonado y hayas llegado a tal pensamiento sino porque se impone, incluso hay un temor a no ser, parece que todo el mundo tiene que pensar igual, y si vos pensás distinto te da como miedo, no todo el mundo se anima. A pensarlo o a decirlo, capaz que lo piensa pero se queda calladito la boca.
Pero en muchos temas que hoy… vos ponés acá por lo menos un informativo en la televisión y el 90% son policiales, que vienen con discurso, vienen con promoción de valores. Vos hablabas, en esta convocatoria que hacías para la actividad de que lo que está en tela de juicio es el valor de las vidas. Que quizás todas las vidas valgan lo mismo, desde el punto de vista jurídico, declaraciones de derecho, pero no todas importan lo mismo. Hay muertes que son lloradas, reclamadas, muertes que tienen un luto social; y otras muertes que no son lloradas socialmente, vidas precarias. Esto es profundo ¿no? Sí, no sabés lo que fue el encuentro... se da toda la discusión de esas cosas. Yo planteaba al principio que yo hago filosofía desde el lugar de la víctima, que es una categoría filosófica. O sea, el tema en filosofía siempre es, cualquier palabra puede ser tomada como categoría para pensar. Víctima para nosotros es un “dejá de hacerte la víctima” una cosa así, pero la víctima como categoría filosófica es muy profunda, son los excluidos del sistema, son los oprimidos, los distintos tipos de opresiones. Pensar desde ahí te cambia la perspectiva, porque incluso los que estábamos ahí por lo pronto pareceríamos víctimas del sistema, pero cuando empezás a profundizar somos gente que pudo elegir estar ahí, algunos llevaron su silla plegable, su mate, entonces no somos parece tan víctimas. Y hay víctimas y víctimas también, hay como vidas más precarias, y de eso se trataba el encuentro, vidas más precarias que otras. Si bien precarios somos todos porque podés salir a la calle y te atropella un auto o un nabo que va en una moto haciendo una picada, somos precarios todos en ese sentido. Somos precarios porque nos alimentamos muy mal, comemos porquerías y te da un ataque al corazón teniendo 30 años. Pero lo que queríamos encarar era la precariedad política de cómo se distribuye diferencialmente la precariedad de las vidas. Y se dio una discusión muy, muy linda, porque empezamos a ver, bueno, quiénes son esas vidas precarias, y quiénes son víctimas, y yo propongo, ¿viste el caso del policía este que murió en manos de un delincuente? Bueno, yo propuse, ¿y ese no será una víctima también de toda esta campaña de vivir sin miedo y la inseguridad? Planteo como hipótesis que plantear una guerra así directamente frontal contra la delincuencia es mandar al muere, no sólo a los delincuentes -por llamarlos de alguna manera- sino también mandar al muere al policía que anda en la calle. Entonces, pregunto si no es.
Bueno, acá cerquita, en la zona de Ciudad del Plata, mataron a un muchacho de 16 años que iba a robar una moto parece y un policía que pasaba lo mató, de espaldas dicen. Y es imposible no decir, bueno, ayer mataron a un policía entonces hoy matan al adolescente, como que fuera... Claro, es que es un viaje sin retorno lo que generó esta campaña. Yo hice un poco de historia también en el encuentro anterior, trabajé, milité muy fuerte desde mi lugar, desde la filosofía, desde generar pensamiento y crítica, por el “No a la reforma”. Y yo historié de cómo nació todo esto con un acuerdo interpartidario que firmaron todos los partidos políticos, que desencadenó después. Pero esta campaña de “vivir sin miedo” ya estaba sellado su éxito en la medida de si nos ponemos a historiar, las medidas que se han venido tomando desde el Ministerio del Interior, es muy claro. Y eso es un viaje sin retorno, o sea, no hay vuelta atrás, y se va a acrecentar en estos 5 años. Ustedes capaz no me conocen personalmente pero yo soy morocho de pelo largo y ando con bermudas vaqueras rotas y musculosa negra…
Pah, sospechoso de cualquier cosa... ¡Sospechoso! En ese sentido, los morochos de pelo largo, aunque no delinquimos, también vamos a ser víctimas en estos 5 años de que van a tener discrecionalidad el Ministerio del Interior de pararnos por la calle, de tratarnos mal, ¿y a quién le reclamamos eso? Sí. El hecho de que haya cámaras, cada vez más cámaras y se presenta como una cosa muy buena, estamos todos vigilados permanentemente. Salís de acá pero ya te agarró la cámara de allá... Y lo podés ver después por la tele y todo. Eso también genera otras cosas ¿no? Bueno, fue muy eficaz toda esta campaña desde este acuerdo interpartidario por la seguridad, creo que se llamaba, no me acuerdo si es del 2011 o del 2014 el primer acuerdo, se firmaron 2 o 3. Después se firmó uno sobre educación incluso, hubo varios acuerdos interpartidarios ahí, fue muy eficaz la campaña donde los medios de comunicación obviamente cumplieron un papel fundamental de generar este clima que estamos viviendo. Y que se naturalice, por ejemplo, el hecho de que las cámaras van a ayudar. Las cámaras no ayudan nada porque son selectivas, andá a poner la cámara a un gerente de los supermercados que tienen en negro a los funcionarios. No le ponen cámara a ellos, es muy selectivo. O cómo nos afanan cuando tenemos que tener un descuento y no descuentan, un montón de cosas. Entonces, son muy selectivas y cómo naturalizamos que las cámaras nos van a proteger, y no, las cámaras son selectivas. Pero les decía que está bueno pensar cómo ha sido muy eficaz la iconografía también de lo que es un delincuente y lo que es el delincuente peligroso. Entonces sale el gurí, morocho, nariz chata, en la foto, todo maltratado porque ya pasó por la policía, o sea que cuando sale en la foto ya fue maltratado el muchacho. Y después, si sale una foto de los delincuentes estos que exportaban, mirá cómo se maneja el lenguaje, cómo el lenguaje también va generando toda una iconografía de productor rural o empresario que exportaba soja, no dice en ningún lado que es un delincuente, no dice narcotraficante tampoco. Que un gurí que te pasa un faso y lo fajan los milicos ya es un narcotraficante ¿viste? Se genera esa idea, pero el productor rural no es un narcotraficante, es un productor que se equivocó. Todo eso está sujeto ahí en los encuentros a discusión, a veces nos ponemos de acuerdo y a veces no, pero está bueno desnaturalizar eso y darnos cuenta. Yo tomaba el titular de Montevideo Portal, dice: dos hombres mataron a un delincuente… como que los que mataron no pasan a ser delincuentes por el hecho de matar, y como que el delincuente no es hombre. Y uno que participó del encuentro tira otro del diario El País creo que fue que decía: dos personas matan a un delincuente… una cosa así, dos personas que mataron y el delincuente no es persona. Develar también esas cuestiones del lenguaje y cómo se forma todo un sentido común en base a eso que hace que una propuesta, si vos tomás una distancia de lo que es la propuesta de vivir sin miedo, de lo que es de cómo se está profesionalizando la policía, de lo que es la discrecionalidad que tiene. Fijate que a mí me han parado, la última vez que me pararon venía por la ruta y tenía los auriculares en el bolsillo de la campera. Fue en verano pero hacía frío y yo tenía los auriculares en la campera, y me lo querían sacar de pesados. Les digo: no, pedímelo que yo me lo saco del bolsillo y te lo muestro. Y en el forcejeo el policía me empuja, ¿y a quién le voy a reclamar? Cuando voy a la policía a reclamar, son los amigos de él, los colegas de él. Bueno, hay un número para llamar, sí, ¿pero a quién le voy a reclamar? Al Ministerio del Interior, que es el que me maltrata en la calle suponete. Y diga que yo tengo elementos para manejarme, o sea, yo conozco mis derechos, tengo una personalidad que puedo decirles: buenas noches, identificate, quién sos. Pero imaginate lo que pasa en los barrios de Salto todos los días, unos gurises. Tampoco es romantizar la delincuencia; el que delinque, bueno, que se cumpla con la Ley...
Ninguno de nosotros vive en la Luna, todos andamos por calles donde nos pueden robar, nos han robado, no es que estamos diciendo que eso está bien y pobrecitos los ladrones No, no, es develar que, porque dicen: bueno, la violencia es la misma. Y no, no es la misma, porque hay alguien que anda por la calle uniformado portando armas que es el Estado, somos nosotros. Entonces, ese que anda, el delincuente si delinque tiene que pagar con todas las de la ley; pero el que anda por la calle uniformado con un arma legal también tiene que cumplir con la ley, no está exento de la ley ni es él la ley. Eso a veces le cuesta entender a la gente, que no es la misma violencia. Y eso hay que pensarlo también, hay que tirar categorías para pensar porque a veces nos acostumbramos a pensar que no, y que esa persona que está para cuidarnos tiene que cuidarnos, no tiene que violentarnos. Entonces, eso es una responsabilidad de los que ejercemos la filosofía también, es una responsabilidad de proponerlo a nuestra comunidad para que lo piense, para que lo mastique, no para estar de acuerdo, para pensarlo. Yo qué sé, hay gente que sigue pensando igual que meter más policías en la calle nos va a dar más seguridad. Y más policía en la calle va a generar más resistencia. Y policía más resistencia es lío en fija, bueno, eso hay que proponerlo para pensar.
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