Treinta y Tres Una cadena de errores
- La Juventud Diario
- 12 dic 2019
- 3 Min. de lectura

Aníbal Terán Castromán
El error de seguir construyendo usinas termoeléctricas a carbón conduce al error de seguir dañando territorio para la extracción de ese combustible. Eso a su vez lleva a un tercer error, que es el daño a más suelo a fin de extraer piedra caliza que se utiliza para combatir la lluvia ácida. Así tenemos una cadena de errores que tienen un alto costo ambiental y social. Dice Greenpeace respecto a este tema: “El carbón es el combustible fósil que más contribuye al cambio climático y las centrales térmicas de carbón son la mayor fuente de emisiones de CO2 producidas por el ser humano. Por desgracia, los gobiernos de todo el mundo están permitiendo que la industria gaste cientos de miles de millones de dólares para construir nuevas usinas térmicas de carbón en los próximos años”. El asunto nos toca porque a pocos kilómetros de Treinta y Tres está en marcha la construcción de una tercera UTE en Pedras Altas (ver mapa). Ya hay dos en funcionamiento en la misma región, que son Candiota (cuya tercera fase se inauguró en 2010) y Pampa Sul (2019). Se elige esta ubicación porque está en la zona la mayor mina de carbón mineral de América Latina. El 90% de las reservas del carbón brasileño están en RS, un Estado muy endeudado que ve en este recurso una fuente de alivio económico. Los más veteranos recordarán la alarma que causó hace unos 30 años el fenómeno de la lluvia ácida en nuestro departamento, atribuido a la puesta en marcha de la fase II de Candiota en 1986. Fue tal el revuelo que el asunto generó tensiones diplomáticas. Sobre los impactos de este fenómeno, vean lo que dicen algunos expertos: “La quema de carbón genera óxido de nitrógeno y dióxido y trióxido de azufre, que pasan a la atmósfera. En ella, una reacción con el agua en suspensión y otras sustancias genera la lluvia ácida, la cual se puede propagar a lo largo de cientos de kilómetros. Afecta gravemente a lagos, ríos y mares. Provoca un cambio en su acidez que destruye las algas y el plancton, aumentando la mortalidad de peces. Las masas forestales son también víctimas de este fenómeno, al devastar los microorganismos que fijan el nitrógeno y destruir de forma directa las hojas y ramas. También azota la agricultura al desionizar el suelo, provocando que las plantas sean más susceptibles a las plagas”. (Ingeoexpert, formación técnica online, España, 2019) “La acumulación de pruebas señala que la lluvia ácida es uno de los aspectos más graves de la contaminación mundial. Las consecuencias incluyen la disminución del rendimiento de las cosechas, una menor producción de madera, la necesidad de usar más fertilizantes para compensar las pérdidas de nutrientes, la pérdida de pesca de agua dulce y, posiblemente, también de los bosques”. (Revista Chapingo, México, 2010) Por supuesto que la lluvia ácida es solo uno de los muchos problemas ambientales que provocan las UTE: “Un nuevo estudio muestra que de las 265 centrales térmicas a carbón estudiadas en Estados Unidos, 241 tienen niveles peligrosos de metales tóxicos en el agua subterránea a su alrededor. Utilizando los datos propios de la industria, podemos afirmar que las plantas de carbón están envenenando el agua subterránea en casi todos los lugares donde operan”. (Fluence News Team, USA, 2019) Volviendo al daño aéreo, recordemos que en las UTE, los gases antes de tomar contacto con el aire, pasan por un tratamiento en filtros de cal, donde se absorben los más nocivos. La cal de las Sierras del Yerbal es un recurso estratégico para mantener en funcionamiento las usinas construidas con capitales con origen en China, uno de los países más contaminantes del planeta. La planta de Cementos del Plata ubicada en Treinta y Tres exporta a tales efectos toda su producción de entre 100 y 150 mil toneladas al año. En esta cadena de errores podemos sumar uno más si no paramos la minería en una zona de maravillosa biodiversidad donde, según respetables estudios, brota el agua más pura del Uruguay. Está a consideración de la DINAMA un proyecto para ampliar el área protegida Quebrada de los Cuervos, lo que pondría freno a futuras explotaciones calcáreas. Sería un tremendo error descuidar la protección de recursos biológicos irrecuperables, para ceder territorio a la extracción de calizas que apenas disminuyen el daño ambiental causado por las UTE brasileñas que utilizan carbón. Capítulo aparte merecen las enfermedades ocasionadas por éstas -tema del que podemos ocuparnos en otra nota- lo que de por sí justificaría su prohibición. Pero en base a lo expuesto con la brevedad del caso, surge un pedido urgente: ¡No agreguemos un eslabón más a esta cadena de errores!
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