Los compoañeros en nuestra memoria
- La Juventud Diario
- 28 nov 2019
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PORTEIRO PEREZ, Rubens. Muerte: 28/11/79- Enfermedad. Nació el 26 de diciembre de 1930. Hijo de "gallegos" -sus padres habían llegado de La Coruña-, Rubens nació en Nuevo París para después afincarse en Sayago. Su madre hacía limpiezas y su padre trabajaba de sereno. Trabajó desde muy chico en un almacén y luego en una farmacia para después a los 16 años ingresar a Manzanares como repartidor. Llevaba los pedidos en bicicleta hasta que más adelante atendía el mostrador, posteriormente fue encargado y finalmente pasa a trabajar a la oficina. Estudió inglés en el Anglo e incluso dio clases. Además estudió alemán y portugués. Estudiaba mucho con gran esfuerzo y escribía poesía. Su interés por superarse se manifestaba de varias formas. Así una vez despedido de Manzanares estuvo un tiempo radicado en Brasil y luego de regresar comienza su militancia política que incluyó varios sectores y grupos hasta que se incorpora al PCR. Hacia fines de abril de 1974 es apresado y durante un tiempo fue un desaparecido más hasta que un día lo ubican en un vagón de AFE en Agraciada y 19 de Abril, en la Región 1. Allí lo pudo visitar su familia hasta que en 1975 es trasladado al Penal de Libertad. Había sido condenado a 8 años, pero en 1977 es internado de urgencia por un problema en un riñón que debe extirpársele -consecuencia de las torturas recibidas- y a partir de ese momento su salud va declinando constantemente hasta que en el mes de setiembre de 1979 es internado nuevamente en el Hospital Militar donde permanece incomunicado. Finalmente, muere el 28 de noviembre de 1979, cuando estaba próximo a cumplir 49 años.
Testimonio de Daniel Porteiro (hijo), reportaje en el periódico “Al Pueblo la Verdad”, (24.11.2004): “En 1977, por un problema del riñón, lo internan de apuro y se lo tienen que sacar y después no tiene postoperatorio, sino que a los tres días lo llevan de vuelta al Penal, donde pasa frío, era invierno y todo lo que sabemos. A partir de ahí su salud va en declive, hasta setiembre de 1979, donde lo llevan de vuelta al Hospital Militar. Lo tienen incomunicado y al mes aparece su carta del 7 de setiembre, donde esta avisando que se está muriendo. Después de eso el abogado del, Helios Sarthou, (…), da una lucha muy intensa por sacarlo a través de la Embajada de España, que presiona a la Asociación Española de Socorros mutuos, que por su directorio saca una resolución, “reclamando al paciente, por ser paciente de la Española”. Se logra la libertad y que pase en una ambulancia directamente del Hospital Militar a la Española, al noveno piso, a urología. Ahí ya largamos todos los criterios y aparecimos todos, era la última oportunidad de estar con mi padre. Largué todo y estuve todo el tiempo con él hasta que murió. También vino de Buenos Aires un muchacho que ellos habían criado que era un pibe de la calle. Con él estuvimos juntos en el instante de su muerte, le teníamos tomada una mano cada uno y nos arañó a ambos en su último esfuerzo por la vida. Después hubo una lucha para conseguir un médico para que le diera el certificado de defunción, muchos no querían comprometerse, y algunos alegaban que no sabía lo que tenía, ya que tenía bultos en la cabeza, por todos lados”.
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