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El agronegocio no es negocio: “En momentos de crisis el apicultor desaparece”

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 28 nov 2019
  • 5 Min. de lectura

Apicultores del litoral oeste sobreviven alquilando sus colmenas a otros productores, por ejemplo a los de zapallitos, que le vienen a pedir desesperadamente las abejas para la polinización porque las abejas silvestres han muerto, debido al glifosato que se usa en esa zona. Como no hay abejas, les alquilan a estos apicultores que a la vez sobreviven un poco, porque tienen poca salida de la miel. Recordemos que la miel está en galpones, no sale, después que devolvieron varios embarques por la contaminación del producto. Daniel Oborsky -uno de los que está alquilando las abejas a productores de zapallitos, que hoy además sobrevive como mecánico dada la grave situación de la apicultura uruguaya-, dijo que el negocio con China si no paga dos dólares o más por kilo de miel no sirve, y además el tema fitosanitario es un problema ya que dividir la miel de zonas que no tienen producción transgénica alrededor de la que tiene, insume costos y si ellos no lo pagan el trabajo a costo solo del apicultor no se puede hacer. El Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.

Miel contaminada

Daniel Oborsky, apicultor del litoral oeste explicó que actualmente el mercado internacional está pagando el kilo de miel por debajo de un dólar: “la miel de la zafra pasada la pagan menos de 1 dólar, la miel nueva la pagan 1,20 dólar y todavía que tenga, del análisis que le hagan, menos de 100 ppb (partes por billón) de glifosato”. El apicultor del litoral oeste considera que no es imposible de cumplir con esta condición fitosanitaria, pero debido a la crisis que vive el sector los productores no pueden hacerse cargo de los costos: “Habría que homogenizar miel, porque hay lugares que se pasa de ese rango y hay lugares que no tiene glifosato, entonces se homogeniza. Pero nosotros no podemos hacer nada con eso, tendrían que ser los exportadores o el Ministerio”. En ese sentido consideró que “si el Ministerio es el que hace los negocios para exportar y los exportadores como los que sacan la miel, tendrían que sumar los exportadores para homogenizar para poder vender esos mercados, pero estamos hablando que si tenemos que homogenizar van a tener que estar subiéndole el precio, porque eso tiene un costo que va influir también sobre el precio final. Hoy en día si no nos pagan más de 2 dólares, nosotros no podemos vivir de la abeja a 2 dólares el kilo”.

De qué sirven nuevos mercados si pagan por debajo del costo

Al celebrarse el acuerdo inicial para un Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, desde el gobierno se destacó que uno de los productos que se beneficiaría para la exportación será la miel. Días atrás augurios similares destacó el ministro de Ganadería a raíz de negociaciones con países asiáticos, particularmente China. Oborsky explicó que “acá antes la llevaban toda la miel y la pagaban a granel, y nos pagaban casi 3 dólares -2,80 o 2,90- y se iba la miel de muy buena calidad; toda esta situación fue para que se diera esto nomás”. Pero hoy los precios internacionales son otros, y los apicultores aseguran que no pueden vivir a dos dólares el kilo. “(Ese precio es el que nos pagan) a nivel internacional -por lo menos acá en Uruguay-, no solo a China a otros negocios que se han dado también, a no ser algún puntual que eligieron algún negocio particular que haya conseguido a 1,50 o 1,60 dólares”.

El mercado interno no es solución

En el mercado interno se paga un precio un poco mayor, pero no es suficiente para colocar la producción y además agrega otras dificultades bromatológicas y de fraccionamiento: “En el mercado interno, el que revende paga 20 centavos más. Y sino tenés que salir a venderla vos fraccionada, pero si la vendés fraccionada le vas a poner una etiqueta sin número de bromatología, porque te vas a tener que habilitar un espacio bromatológicamente aprobado y tenés que estar aprobando el arancel y ya se te va otro costo. Entonces, cuando vos vas a entrar con esa mira al mercado no competís con el otro que está, entonces o lo vendés el tarrito así en los almacenes o al conocido que te venga a comprar a tu casa. Ahí le podés sacar los 3 dólares pero tenés que ponerle un envase, tenés que poner combustible si la vas a repartir y tu tiempo para salir a hacer todo eso”, afirmó. Para salvar la petisa

Los malos precios internacionales no permiten que los apicultores puedan vivir de esa actividad y complementen dedicando horas a otros oficios, por lo que agregarse trabajo para colocar la producción de miel se les hace imposible. “Yo tengo oficio de mecánico, ahora estoy tomando algún trabajito de mecánico porque no puedo solventarme la empresa con la apicultura”, lamentó Oborsky. El productor de miel sostuvo además que “el material apícola si no está en movimiento, con trabajo, se deteriora fácilmente”. Sin ir más lejos, citó su propio ejemplo que “en 5 años he perdido casi la mitad del capital de madera, de cajones, porque se va pudriendo si no está en movimiento”. Explicó que “la abeja cuida el material, le pone una capa de cera o de propóleos, mantiene una humedad y ventilación constante dentro de la colmena y eso hace que el material dure. Hay cajones de colmenas que tienen más de 20 años, incluso algunos 30 años; pero yo tengo material relativamente nuevo y se está pudriendo ya, está quedando obsoleto”, aseguró.

La crisis bajada a tierra

Oborsky manifestó que “esta crisis de ahora nomás hizo que mi empresa se descapitalizara el 80%, y el otro 20% estuve tratando de vender para pagar las cuentas del mismo crecimiento, porque yo relativamente soy nuevo y arranqué haciendo inversiones de crecimiento. Es decir, cuando viene la crisis nada de mi capital vale porque como todos los apicultores están en la misma que yo, nadie me va a poder comprar cajones, nadie me va a poder comprar un extractor porque también lo tienen para vender, nadie me va hacer un flete a ellos, nadie me va a comprar un flete digamos porque ellos tampoco tienen para pagar. Entonces en los momentos de crisis el apicultor desaparece, los vehículos tenés que pararlos y darles de baja en Intendencia y BPS si no tenés multas, generando costos, y tenés que manejarte lo más austeramente”. Frente a esta crisis los apicultores han reclamado compensaciones por parte del Ministerio, dado que además de los bajos precios internacionales, los costos de producción se elevan a consecuencia del modelo productivo del agronegocio que fomenta. Pero las ayudas económicas no han llegado: “lo que han salido son refinanciaciones para los que ya tienen cuenta; sin embargo también, como hay distintos planes, siempre uno le está debiendo algo al Ministerio y si no estás al día tampoco podes acceder. Entonces es una cadena; el que no pudo y no está al día tampoco va a poder estar al día, porque tampoco accede a los beneficios. Yo nomás hace dos beneficios pasados, desde el 17, que no recibí beneficio ninguno, ni por mortandad de colmena, ni la ayuda por micro finanzas porque estoy debiendo en el Ministerio de Ganadería y es una cadena”, reclamó.


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