Editorial: Sin pueblo organizado no habrá cambios reales

“Cuatro semanas antes de la invasión de Irak, que se produjo en la noche del 19 al 20 de marzo de 2003, George W. Bush mantenía en público su exigencia a Sadam Hussein en los siguientes términos: desarme o guerra. A puerta cerrada, Bush reconocía que la guerra era inevitable. Durante una larga conversación privada con el entonces presidente español, José María Aznar, celebrada el sábado 22 de febrero de 2003 en el rancho de Crawford, Tejas, Bush dejó claro que había llegado el momento de deshacerse de Sadam. ‘Quedan dos semanas. En dos semanas estaremos militarmente listos. Estaremos en Bagdad a finales de marzo’, le dijo a Aznar. “Llegó el momento de deshacerse de Sadam. Dentro de este plan, Bush había terminado por aceptar, el 31 de enero de 2003 -tras una entrevista con el primer ministro británico, Tony Blair-, introducir una última maniobra diplomática: la propuesta de una segunda resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Su objetivo: abrir la puerta legal a la guerra unilateral que Estados Unidos se aprestaba a desencadenar con más de 200.000 soldados preparados en la región para atacar”. Esto escribía F. Castro en el año 2007. La invasión a Irak que realizó EEUU, vulnerando la resolución de ONU, causó destrucción, muertes y el robo de sus recursos naturales, en general, pocos se indignaron. Después de este 24 de noviembre algunas cosas pueden cambiar, no en su esencia, tal vez algún terremoto interno puede suceder en uno u otro contendiente, pero uno u otro tiene más allá de matices, un currículum vitae en estos últimos 15 años coincidente en lo esencial, matizado en el discurso y formas. Nada nuevo bajo el sol, trabajadores, jubilados, pequeños y medianos productores e industriales serán invitados con buenos modales a realizar un nuevo esfuerzo, para hacer crecer la economía y así vivir todos cada vez mejor y más armoniosamente. En otros tiempos se decía que si crecía la torta habría mayor justicia social; estas expresiones son en realidad mentiras estudiadas, planificadas a favor de los burgueses. Sobran los ejemplos en la historia mundial en todos los continentes, cuando crece el PBI la brecha entre ricos y pobres se ensancha y cuando el PBI decae también la diferencia entre los que más y menos tienen más se agranda a favor de los más pudientes. No lo queremos desestimular estimado lector, ni a sus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, pero esta realidad es el diario vivir en el sistema capitalista. Es necesario potenciar una fuerza política social, realmente alternativa, organizada, movilizada, con referentes intachables que enfrenten las ideas que impulsa el FMI. Tanto el FMI como los otros organismos multilaterales de crédito (Bco. Mundial, BID) promueven la libertad del zorro en un gallinero con un “amplio y estricto protocolo” de preferencias y reverencias hacia el capital privado nacional y/o multinacional. Si bien estallan varios pueblos por distintas razones, en todas las latitudes surgen las evidencias de que el capital explotador está atrás, ya sea cuidando sus intereses o derrocando y sangrando a quienes se atrevieron a pellizcar la parte de la torta más grande. Nada hay que esperar, la lucha organizada es la seña de victoria popular.