Los compañeros en nuestra memoria
- La Juventud Diario
- 7 nov 2019
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AMONTE BARRIOS, Osvaldo Roberto. Asesinado el 7/11/71 en Uruguay. Tenía once años de edad y su muerte se produjo durante una gira de representantes del Frente Amplio por el interior del país. En el departamento de Rocha la comitiva había sido agredida con piedras y todo tipo de objetos contundentes al retirarse de la ciudad de Lascano con destino a Castillos, pero al salir de esta localidad la agresión adquirió mayores proporciones al ser baleada la caravana del Frente Amplio, con el desgraciado resultado de que una de las balas disparadas culminara su trayectoria incrustándose en la frente del niño Osvaldo Amonte quien presenciaba el paso de la fila de vehículos.
De los escasos antecedentes registrados sobre el incidente en que perdió la vida este menor, tomamos lo siguiente:
*Publicado en el Nº 235 de revista Siete Días del 15 al 21 de noviembre de 1971.
Frente Amplio: Un puñal contra el general Seregni
"Estiró su mano en ademán de saludo. Cuando la abrió, muy cerca ya del candidato, se vio que la afilada hoja de una sevillana describía un breve círculo en el aire buscando el pecho de Líber Seregni. El público que colmaba el hall del teatro 25 de Mayo, en la ciudad de Rocha, contuvo el aliento: fuera de sí -después se supo que estaba ebrio-, Alejandro Blasco, un empleado del casino de Punta del Este, se abalanzó sobre el líder del Frente Amplio con intención de apuñalarlo. Aunque frustrado (Seregni recibió un rasguño superficial), el intento de asesinato enturbió de golpe la calma preelectoral: una bomba de fragmentación cuyas ásperas esquirlas amenazaron ensombrecer el proceso político que vive hoy el Uruguay. El atentado, sin precedentes en la historia más reciente de las luchas cívicas locales, fue el desiderátum de la escalada de brutalidad que el domingo 7 del corriente enmarcó el paso de la caravana del Frente por el departamento de Rocha (en el litoral esteño del país vecino), dejando un triste saldo: un niño asesinado de un balazo en la frente y varios militantes de la coalición izquierdista heridos de consideración. A mediados de la última semana, mientras el Frente reiniciaba su tournée, del asombro se pasaba a la polémica en torno a la identidad del asesino de Osvaldo Amonte, de 11 años, asesinado durante una de las refriegas dominicales en la localidad de Castillos. Según Radio Atlántica, del Chuy, que dijo recoger expresiones del comisario de Castillos, el disparo se efectuó <desde algún vehículo de la caravana contra un grupo de personas que apedreó a sus integrantes>. Versiones de la prensa derechista señalaban además que la policía departamental había adoptado medidas previas para evitar incidentes. La respuesta del Frente a estas explicaciones no se hizo esperar: en la noche del lunes 8, aventando los rumores sobre la seriedad de la herida recibida, Líber Seregni habló por radio y TV. Seregni soslayó comentar en su discurso las alternativas del atentado que lo tomó por blanco pero indicó en cambio que el asesino del menor estaba identificado y que el disparo fatal había partido desde un corrillo de provocadores contra el coche del médico rochense y militante izquierdista Julio Sanguinetti. Mal dirigido, el proyectil habría alcanzado al menor. El candidato aclaró después que <en este caso no basta con señalar una responsabilidad individual. Detrás de esa mano se mueven los verdaderos culpables: se mueve la JUP, una organización que no ha ocultado su filiación ultraderechista. Se mueven otras bandas fascistas parapoliciales>, acusó Seregni. En un tono similar, el diputado Rodney Arismendi, primer secretario del Partido Comunista uruguayo (integrante del Frente), se despachó contra los ´irresponsables` que gestaron esos episodios. <Estos atentados se están organizando con respaldo del gobierno como una inversión de tipo político: se busca crear una escalera de terrorismo de izquierda y de derecha que perturbe el acto electoral>.
Revista Al Rojo Vivo, 10 de noviembre de 1971: Por Carlos Eduardo Loedel
Luces y sombras de un viaje a Castillos
El acto en Castillos tuvo aspectos similares al anterior –de nuevo lo más representativo, es decir los intelectuales y trabajadores, estaban con el Frente. Un joven médico muy estimado en la zona, el Dr. Julio Sanguinetti fue portador de la inquietud rochense- no difiere de la de todo el país. Eran casi las 19 horas cuando abandonamos la tierra de los mágicos e imponentes palmares, cuando a poco de andar la caravana, recrudece la agresión con más perversa aún crueldad que en Lascano. Ya no sólo fueron piedras sino también balas, los proyectiles que pretendían señalar una discrepancia ideológica, que en definitiva se ha de dilucidar en las urnas y no en las sombras de la noche. Uno de esos impactos hizo blanco en la ventanilla que ocupábamos –por milagro salvamos el trance- de ello hicimos la correspondiente denuncia con pruebas y testigos ante el inspector de Policía de Rocha, J. A. Gabito. ¡Cuán distinto el cordial y caballeresco trato de este ciudadano al de los agentes de Castillos, que hicieron caso omiso a una concreta denuncia que hubiera permitido esclarecer en pocos minutos el oscuro episodio! En efecto numerosos compañeros vieron una persona que después de la agresión a la caravana corría y entraba en una casa pintada de color celeste; la policía pretextando iniciar la investigación en el coche donde iban los candidatos del pueblo, detuvo la marcha y dio tiempo para que el cobarde agresor se perdiera de vista. Después se supo que una bala al parecer proveniente de la acera opuesta –obviamente dirigida a uno de los coches frentistas- hizo impacto en un jovencito, un niño de tan sólo 11 años; recuérdese su nombre Osvaldo Roberto Amonte Barrios, falleció poco después en el Clínicas –es otra inocente víctima de estos feroces asesinos que dicen ser portadores de las soluciones que han de pacificar al Uruguay”. “Triste saldo para una jornada de fervor popular y de disciplina partidaria; un hogar llorará por siempre a la inocente víctima de las bandas jupistas de Castillos y de sus cabecillas...”
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