Editorial: Encuestas por doquier, el pueblo expectante sin comprender engaño
- La Juventud Diario
- 15 sept 2019
- 2 Min. de lectura
Las encuestas tienen sus mandantes y destinatarios, los responsables de esas tareas juegan un gran papel para inducir a la ciudadanía a votar a partidos, presidentes y legisladores, y también influyen en varios temas sociales. Ayudan a elegir tal o cual comida, desayuno, tal o cual paseo, qué ropa usar y a qué sanatorio ir, etc. En etapa electoral nacional tienen su gran zafra; en las departamentales o plebiscitos es menor su influencia, aunque siempre están. Sus contactos con la población son generalmente por telefonía celular o fija, se quedan con sus datos, sus opiniones, hacen su disco duro propio, los trabajadores de las encuestadoras son muy pocos y tienen gran rotación. Las encuestadoras saben todo de quienes encuestan, logran edades, tipo de sexo, recursos económicos, estudios, vínculos familiares, niveles de salud, tipo de vivienda. Los encuestadores a lo largo del tiempo “saben casi todo” y por lo general tienen reglas y protocolos importados de los países que más explotan, invaden, destruyen países y mienten al mundo. Las multinacionales tienen miles de hombres y mujeres con grandes estudios que diariamente indagan en la vida de millones de seres humanos y así elaboran las publicidades para lograr mercados para los productos de las empresas que les pagan. Muchas veces no importa la empresa, el continente, ni el producto, ni la calidad de lo que se vende, el asunto es vender más y mejor, así ganan las multinacionales. Para bolsillos pudientes tienen un mensaje, retocado, maquillado ese mensaje va a los menos pudientes, y también con matices les llega a los que ni siquiera llegan a fin de mes. En las elecciones presidenciales, al Parlamento o en departamentales cada encuestador piensa, analiza, mira, observa y siempre “resuelve a lo grande”. Puede ser oficialismo o no, pero a lo grande, los partidos con menos votos son “otros”, son “varios”, no importa su historia, su lucha, su propuesta, sus militantes, son “otros – varios”. Hay un refrán, billetera mata galán, o sea un hombre o mujer de buen aspecto y sentimientos, lindo físico es derrotado en su “lid”, por la billetera impiadosa y pudiente del contrincante. En esta lógica capitalista no nos extraña que las encuestas privilegien a los que más poder, dinero y posibilidades tienen, suelen ayudarlos a posicionarse mejor aunque el pueblo no sepa de qué se trata. Es lo normal y corriente, pero no es lo que corresponde, porque muchas veces los votos no tienen nada que ver con las propuestas, ni las luchas políticas, ni con la corrupción, ni con la contaminación, ni con la justicia social, sí con el poder económico multinacional. Las encuestas juegan un papel importante, que sumado al dinero de los medios de comunicación y a la penetración de las “redes antisociales” conforman una encerrona para el pueblo. Los militantes de Unidad Popular creen en la lucha política diaria, en que es necesario concientizar al pueblo, lograr su organización y su movilización para cambiar una correlación de fuerzas que hoy sirve a las multinacionales y a los administradores locales de las órdenes del FMI. No debe haber otra mirada que no apunte a ese compromiso diario, en el barrio, en el trabajo, en liceos y universidad, tratar de construir fuerzas propias, que rompan definitivamente con los designios imperialistas.
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