Editorial:¿Burguesía o clase trabajadora, oligarquía o pueblo?
- La Juventud Diario
- 7 sept 2019
- 2 Min. de lectura
“La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. Entre los lamentos de los reaccionarios destruye los cimientos nacionales de la industria. Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no solo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo. Brotan necesidades nuevas que ya no bastan para satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba a sí mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal. La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza. La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente”. Esto escribían Marx y Engels en 1848. Esto es una obra maestra que demuestra los males del sistema capitalista, estimado lector, ¿por qué la gran mayoría de los dirigentes del FA y del PITCNT que antes avalaban estas obras y luchaban a favor de ellas, hoy apoyan a sol y sombra políticas de la burguesía? En momentos tan cruciales para el país y para la clase trabajadora es necesario volver a las fuentes, y recordarles hoy a estos dirigentes el papel nefasto que el FA y la central de trabajadores han tenido con el país, su pueblo y los trabajadores. No a UPM, no al FMI, no a las multinacionales, no a la corrupción. Sí a José Artigas, si a la liberación nacional, con el pueblo y Unidad Popular, vamos por más.
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