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Paris: Macron apuesta por acercar Europa a Rusia

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 25 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

Por Waldo Mendiluza París, 20 ago (Prensa Latina)

Aunque sin admitir las causas raigales de las diferencias de Europa occidental y su hostilidad con Rusia, el presidente francés, Emmanuel Macron, tendió la mano a su par Vladimir Putin para promover un ambiente de entendimiento en el viejo continente. Más allá de los propósitos de mostrar liderazgo internacional y de fortalecer su imagen doméstica, atribuidos por expertos al mandatario anfitrión con el encuentro de ayer en el Fuerte de Bregançon, existe consenso de que Macron lució sincero en su invitación a Moscú a trabajar juntos y a promover un ‘futuro de Rusia totalmente europeo’. La reunión en la hermosa instalación bañada por el Mediterráneo, hogar veraniego de los jefes de Estado galos, transcurrió en un ambiente cordial y generador de expectativas, sobre todo si se tiene en cuenta que el escenario vigente sigue siendo la satanización del Kremlin. Sin olvidar las sanciones de la Unión Europea (UE) o la expulsión en complicidad con Estados Unidos de Rusia del G-7, acusándola de llevar a Ucrania a la guerra y de anexarse Crimea, Macron y Putin dieron la impresión de que es posible avanzar por encima de las divergencias cuando de encarar los grandes retos de la humanidad se trate. De hecho, el jefe del Palacio del Elíseo reconoció el papel a jugar por la potencia euroasiática en la solución de graves conflictos o crisis, dígase Ucrania, Siria, Libia e Irán, esta última desatada después de que Estados Unidos abandonó el acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán y retomó las sanciones unilaterales. Asimismo, saludó la decisión de Moscú de ratificar el acuerdo de París contra el cambio climático, del que también Washington se retiró. Particular importancia tiene que estas menciones ocurrieran a solo unos días de la cumbre del G-7, reunión de la cual Macron será anfitrión del 24 al 26 de agosto en Biarritz. Incluso, analistas participantes en un debate en la televisión local llegaron a una interesante conclusión de las conversaciones de ayer en el paradisiaco fuerte de la llamada Costa Azul: Quedó claro que no es Rusia la principal amenaza para el mundo y sí Estados Unidos. Si bien Macron subrayó la necesidad del acercamiento UE-Rusia, ‘porque no nos interesa que nos vire la espalda’, el encuentro mostró las diferencias y la cautela del visitante. En el caso de Ucrania, el mandatario francés pidió a su homólogo revitalizar el formato de Normandía para lograr una solución pacífica a las hostilidades en el este del país otrora integrante de la Unión Soviética. También le sugirió de manera sutil aceptar la propuesta de diálogo del nuevo presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, a lo que Putin respondió que lo actualizaría en privado del reciente contacto telefónico entre ambos, el cual calificó de merecedor de cierto optimismo. En realidad el conflicto de Ucrania constituye un problema de fondo, occidente acusa a Rusia de provocarlo, y el Kremlin lo atribuye a un resultado del objetivo de la OTAN de pretender cercarla política y militarmente, reviviendo la etapa de la Guerra Fría, si es que alguna vez terminó. Respecto a Siria, Macron ratificó su rechazo al gobierno de Bashar al Assad y la necesidad de frenar ‘los crímenes contra civiles del régimen’ y Putin refrendó su apoyo a Damasco en la lucha contra el terrorismo y en la ofensiva en curso hacia Idleb. El choque más fuerte del encuentro de la víspera se desarrolló en el siempre espinoso terreno de los derechos humanos, con el anfitrión intentado dar una lección de respeto a la libertad de opinión, manifestación y derecho a presentarse a elecciones, en alusión a las protestas antigubernamentales de los últimos días en Moscú. Con la tranquilidad que lo caracteriza, el visitante respondió que en su país está garantizado el derecho a manifestarse pacíficamente, y que actúa para evitar en la capital rusa una situación de violencia como la vivida por París y otras ciudades durante los primeros meses de movilizaciones de los chalecos amarillos. Armado de una sonrisa, Macron instó a su interlocutor a diferenciar ambas situaciones, y el ambiente tenso por unos instantes, volvió a relajarse, tal vez como una señal de la buena voluntad de las partes. El tiempo dirá, por lo pronto Macron salió bien parado y ganó galones en su interés en mostrar talante de líder e independencia de Washington en política exterior, mientras Putin demostró sus vastos dotes de estadista, en definitiva el jefe del Kremlin llegó invitado al Fuerte de Bregançon y sin absolutamente nada que perder. rgh/wmr


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