Columna: Lo que puede y lo que no puede hacer una persona de “izquierda”
- La Juventud Diario
- 28 jul 2019
- 3 Min. de lectura

Escribe: Prof. Andrés Freire
¿Puede un dirigente político de izquierda ir a comer a un restaurante caro y tener por ejemplo un auto no de los más económicos? Estas polémicas se instalan desde parte de los cuadros políticos afines a la derecha tradicional, para noticias falsas mediante, buscar desprestigiar al progresismo. A ambas cuestiones la respuesta es sí, siempre y cuando el dinero sea bien habido y no sea fruto de un acto de corrupción. Por ejemplo quizás ganó un auto o un apartamento caro en la rifa de Arquitectura o Ciencias Económicas por ejemplo, o cobró una herencia, o tiene un muy buen sueldo u otros ingresos, o no está en una posición tan cómoda pero decidió darse un gusto en un restaurante, incluso quizás lo invitaron; no lo sabemos y no importa. Esas cuestiones no son esenciales para la ética de la izquierda, ejemplos hay unos cuantos de personas adineradas que fueron fieles toda su vida a la causa de los trabajadores y del pueblo. Veamos otro punto más: ¿puede una persona de izquierda usar por ejemplo ropa de marca? En principio rige lo mismo que lo anterior, con una diferencia, cualquier persona con un mínimo de decencia y ética debería abstenerse de comprar cualquier tipo de ropa producida por mano de obra esclava o semi esclava, pero esto es para todos. Ahora bien: ¿Qué cosas entonces no puede hacer una persona de izquierda sin contradecirse con todo lo que dice ser? Y recordemos que son nuestros actos los que nos definen y no nuestro discurso. No puedo entonces decretar esenciales a las maestras de escuela y a los profesores, avasallando su derecho constitucional a la huelga, ni acompañar a las fuerzas políticas cuyos ministros tomaron tal decisión. Si lo hace, aunque jamás pise un restaurante y coma chorizo al pan en el carro de la esquina, ya no es de izquierda. Tampoco puede votar leyes que privaticen el agua potable, ni apoyar a los partidos que toman tal decisión, ni votar otras leyes privatizadoras como la de PPP, o reaccionarias como la de usurpación. Si lo hace, aunque ande a pie o en bus o en un auto viejo y económico, dejó de ser de izquierda. Por lo que en realidad es un argumento absurdo, y revelador de perjuicios clasistas, si alguien comió o no en tal o cual restaurante, o usó tal prenda de ropa, o viajó a tal lado; lo que es realmente importante es lo que hace. Gritar a favor de la clase obrera tampoco te hace de izquierda, si después en el Parlamento votás en contra de los intereses de la clase obrera. Aunque te vistas de obrero, seguís siendo funcional a los intereses de la oligarquía y el imperialismo. Prefiero un compañero de camisa y corbata (como Lenin) votando a favor del Plan Nacional de Vivienda Popular, que alguien vestido como un obrero votando en contra. En definitiva lo único que una persona de izquierda no puede hacer es contradecir constantemente con sus actos su discurso, y a la vez que plantear oligarquía o pueblo, lo que es correcto, ponerse en todos los actos del lado de la oligarquía y aprontarse a generar y aplicar “políticas de Estado” con la derecha tradicional. Somos Izquierda, Somos Patria, con más o menos plata, en el carrito, el boliche de la esquina o el restaurante, seguimos siendo Izquierda, y seguimos siendo Patria.
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