Proclama de la Asamblea Nacional de Apicultores: Reclaman cambio del modelo productivo y una compens
- La Juventud Diario
- 4 jul 2019
- 9 Min. de lectura

“La apicultura en un contexto de producción basado en aplicar 25 millones de litros de agroquímicos al año NO TIENE FUTURO ALGUNO”.
La Asamblea Nacional de Apicultores, un movimiento autoconvocado que sesionó a fines de mayo en la ciudad de Libertad, realizó una movilización frente al Parlamento el pasado martes, con presencia de productores de todo el país y el respaldo de las sociedades apícolas uruguaya y argentina, en una jornada en la que fueron recibidos por comisiones parlamentarias y otras instituciones oficiales, según difundimos ampliamente en la pasada edición.
El apicultor Néstor Causa tuvo a su cargo la lectura de la proclama central de la actividad a la cual accedió La Juventud y reproducimos completa a continuación: En agosto del 2013 se desarrollaba el primer congreso binacional apícola en la ciudad de Rivera. En aquella oportunidad el entonces ministro Tabaré Aguerre hizo algunos anuncios, entre ellos prometía que se comenzaría con controles para proteger los apiarios de las aplicaciones de agroquímicos y además afirmaba que: “LA ABEJA ES EL INDICADOR PERFECTO DE LA CALIDAD DE LOS ECOSISTEMAS Y TIENE QUE ESTAR EN LA VISIÓN DE UN SISTEMA PRODCUTIVO NACIONAL CON LA MISMA IMPORTANCIA QUE TIENE QUE ESTAR LA LUCHA CONTRA AFTOSA”. Sin ninguna duda son las abejas el mejor indicador de la calidad de los ecosistemas, lástima que como la mayoría de las veces las promesas quedan en promesas y no se transforman en la realidad. Sin duda el indicador más claro de ello, es que estemos acá hoy reclamando por nuestros derechos como ciudadanos y productores de este país, para que respeten el rol polinizador de los insectos, entre ellos las abejas, mejorando las condiciones ambientales para que la producción de miel, que es el soporte económico de nuestras familias, tenga libre acceso a todos los mercados. Además cuando en la vida optamos por un tipo de producción hay cuestiones de gusto, afinidad y amor a esa actividad, las mismas que tienen agricultores, ganaderos, lecheros, granjeros y por lo tanto debemos ser respetados y tener el mismo derecho a producir que ellos. Los apicultores, somos personas que tenemos la dicha de trabajar con un insecto con una organización biológica y social que es de las más increíbles del planeta, siendo el gran responsable de contribuir con la polinización en mayor o menor medida de un 75% de los alimentos que llegan a nuestra mesa, contribuyendo a una dieta variable y equilibrada y del 90% de las plantas que producen flores que contribuyen al equilibrio de los ecosistemas. Las abejas son consideradas nuestra fábrica de salud, por su implicancia en la producción de alimentos y sus demás productos como la miel, complementos nutricionales como el polen y la jalea real, por sus aportes a la medicina humana y animal con el propóleos y la apitoxina, además de la cera y sus diferentes usos en cosmetología, farmacia e industria; sin duda todo lo que nos aporta es beneficioso para los seres humanos. Somos los apicultores los responsables de la gran presencia de las abejas en el territorio nacional, eso asegura la polinización ya que contrariamente a lo que ocurre con otros polinizadores naturales que por sus características desaparecen por cantidades, ya que no hay quienes cuiden de ellos, solo sabemos de sus problemas y existencia por estudiantes e investigadores que prestan atención, en alguna tesis o investigaciones puntuales. Llegar a situaciones extremas no es lo que como personas respetuosas y educadas queremos, pero tanta demagogia vendida durante años en excelentes discursos y manuales de buenas prácticas para dar una imagen que no se adapta a la realidad de lo que ocurre en los territorios, desmotiva, enoja, irrita, hiere sensibilidades de cualquier ser humano. En síntesis, la decadencia de los polinizadores en general es un problema del mundo y Uruguay no escapa a esa realidad. Y si hoy estamos acá reunidos no es porque sea lo que nos gusta hacer, estamos porque la situación de los apicultores, abejas y polinizadores es grave, lo que conlleva a la peor crisis de la historia apícola del Uruguay. Han sido años de decadencia hasta llegar a este momento donde estamos en caída libre, bajos rendimientos, altos costos de producción, mercado internacional saturado por mieles adulteradas, actitudes deshonestas de países exportadores e importadores, pérdida de calidad por contaminación con agroquímicos que origina perdidas de mercados y complicaciones en la logística de exportación. Desde el 2006 funciona la CHDA (Comisión Honoraria para el Desarrollo Apícola) y los apicultores a través de sus gremiales han planteado en este y otros ámbitos los diferentes problemas, reclamando repuestas y soluciones. Los resultados: dilatación de los problemas en el tiempo mientras surgen más y mayores problemas. Para los apicultores solo proyectos y promesas de resultados, para las autoridades resultados positivos, logran dilatar en el tiempo las posibles soluciones mientras dan una imagen errónea de la situación del sector a la sociedad mientras el sistema sigue funcionando, lo cual se transforma para los apicultores en la crónica de una muerte anunciada. Por otra parte los apicultores ya hemos reclamado y presentado a las autoridades propuestas que jamás respondieron debidamente (Movilización de diciembre del 2016). Como ya mencionamos, los proyectos se transforman en una estrategia para ganar tiempo como lo fue el que comenzó en diciembre del 2016 y se cayó en el 2018, ahora hay otro en proceso que puede aportar algo, pero seguimos en la misma porque no ataca los problemas de fondo. Hoy se sigue sosteniendo y afirmando por parte de las autoridades que el principal problema de los polinizadores y las abejas es el cambio climático, ¡pero es la más floja de las argumentaciones! ¿Y saben por qué? Las abejas tienen 80 millones de años en la tierra y vaya si fueron capaces de superar cientos de eventos y catástrofes climáticas, el contacto del hombre con ellas unos 10.000 años, el uso de sustancias químicas a cielo abierto y en grandes extensiones unos 75 años y es a partir de éstas que comienza el declive de los polinizadores. Argumentando el cambio climático solo busca confundir a la ciudadanía, tratando de desvirtuar los reales problemas de los polinizadores. Hoy los herbicidas destruyen las fuentes de alimentos, afectando directamente la salud de las abejas y contaminan los productos de la colmena, los insecticidas matan las colmenas o disminuyen drásticamente su población, además contaminan y también los fungicidas son sustancias que nos afectan. Los apicultores lo sabemos, las autoridades también, por eso exigimos la grandeza que deben tener los seres humanos y más las autoridades para reconocer un problema; sincerémonos, son los agroquímicos el principal y más grande problema de los polinizadores y las abejas, no busquemos más excusas. Sabemos y somos conscientes que en Uruguay a nivel del manejo de los apicultores en las colmenas se utilizan muy pocas sustancias, hoy prácticamente la mayoría usando productos orgánicos, no usamos antibióticos y si los usáramos afectaríamos nuestro producto, pero no estaríamos contaminando otras producciones como sí pasa con los agroquímicos en las colmenas. Hoy somos rehenes de un modelo productivo que se promociona basado en la necesidad de saciar el hambre que padecen seres humanos en algunas regiones del planeta, nuestros ministros hablan de alimentos de calidad e inocuos al mundo y nos parece bien. Ahora el medio ambiente y el agua en particular son vitales para cualquier producción de alimentos, por lo tanto hay que considerar el manejo de sustancias químicas con control y responsabilidad para evitar contaminar y destruir los recursos naturales, un fiel reflejo de la falta de controles son la cianobacterias que cubrieron una amplia extensión de las costas uruguayas este verano y que aun dan que hablar. Pero si hay un sector que ha hecho un enorme esfuerzo para producir miel de calidad e inocua son los apicultores, hoy vemos con orgullo un programa de trazabilidad que es de los mejores en la región, pero de nada sirve esto si a nivel del medio ambiente no se hacen bien las cosas. Nuestra miel tiene problemas de calidad y ha perdido capacidad comercial al ver limitado el acceso a sus principales mercados por exceder los límites de residuos que los compradores exigen. Hoy estamos solicitando medidas que para los productores que están aplicando el sistema de producción basado en el uso intensivo de agroquímicos, no les caerá muy simpático, pero deben entender que la apicultura en un contexto de producción basado en aplicar 25 millones de litros de agroquímicos al año NO TIENE FUTURO ALGUNO. Cuando salimos a la calle como ciudadanos tomamos nuestras precauciones por los problemas de inseguridad que actualmente tiene nuestra sociedad, las abejas salen a polinizar porque ese es su trabajo, lo hacen naturalmente no saben defenderse de los tóxicos que se tiran sobre los cultivos y son asesinadas sin ningún tipo de consideración. El argumento o respuesta ante el reclamo es “utilizamos productos autorizados”, esto deriva responsabilidades a quienes autorizan y permiten los registros de sustancias y no a quienes las utilizan o aplican. En el actual escenario productivo, comercial, medioambiental, la apicultura no resiste soluciones que sean pensadas en apoyos crediticios, porque no se pueden pagar y hoy lo demuestran los 530 productores que por dos años consecutivos no han podido afrontar el pago de los préstamos que deben a micro finanzas. Tampoco algunas exoneraciones tributarias, donde el gran beneficiario es el gobierno haciéndose su propia propaganda mostrando a la sociedad una imagen de generosos, mientras los productores reciben limosnas. Hay problemas de fondo que se solucionan con decisiones políticas, las mismas afectan intereses económicos y comerciales pero dijimos en el comienzo que son las abejas el mejor indicador de la salud de los ecosistemas. Las colmenas se mueren a razón de un 30% por año, si no fuera por la acción de los apicultores que año tras año las recuperan, en un lapso de unos 10 años el Uruguay se quedaría sin colmenas. Hay grandes empresas multinacionales entre ellas algunas que producen agroquímicos están investigando y tratando de lograr pequeñas abejas robóticas que puedan prestar el servicio de polinizar, lo cual es extremadamente preocupante y genera una gran incertidumbre sobre el futuro de las generaciones que nos habrán de suceder. El modelo productivo uruguayo necesita una revisión urgente pero la ciudadanía debe ser parte de ese proceso, como seres humanos queremos los mismos alimentos que quiere el mundo, de calidad e inocuos; nuestra salud y la de las futuras generaciones está en juego. Para que la ciudadanía tenga la capacidad de opinar y decidir debemos saber cuáles son los niveles contaminación que pueden existir en nuestros alimentos como la carne, leche, harinas, frutas, verduras, vinos, cervezas, agua, etc. y no crucificar solamente a la miel por los problemas comerciales actuales. Se necesita analizar y publicar los datos sin ningún tipo de auditoría. LA ABEJA ES EL INDICADOR PERFECTO DE LA CALIDAD DE LOS ECOSISTEMAS y si se mueren nos están indicando que algo está mal. Hay 2.800 productores que dependen de los ingresos de la producción de miel para el sostenimiento de sus familias, hay ahí trabajo familiar pero también hay mano de obra contratada y servicios; si mejoramos sus condiciones vamos a poder mantener el sector y veremos cómo se incrementa la contratación de mano de obra. Además la enorme mayoría de los ingresos por miel se vuelcan en los territorios reactivando las economías locales. En consecuencia de lo expresado, informamos sobre las resoluciones aprobadas en la Asamblea Nacional de Apicultores realizadas el 25 de mayo del presente año, donde se solicita a los organismos y autoridades gubernamentales adoptar 3 medidas: 1) Compensación económica: de 30 dólares por colmena hasta que el modelo productivo basado en un uso intensivo de agroquímicos sea sustituido por otro modelo más amigable con el ambiente. La compensación económica será para todos los productores apícolas sin importar su escala y que demuestren su trayectoria con las tres últimas declaraciones anuales consecutivas. 2) Agroquímicos: Se está solicitando la prohibición total de todas aquellas sustancias que afectan a los polinizadores, en sus etapas de desarrollo (cría/adultos) y que contaminan los productos de las colmenas, basados en estudios nacionales e internacionales, que justifiquen esta medida. 3) Protección de los polinizadores: se aprueba trabajar con énfasis en generar mecanismos de protección a los polinizadores naturales y las abejas, apoyando la ley que está en proceso de desarrollo e impulsar todo tipos de acciones que vayan en ese sentido. A partir de la fecha y una vez entregados los documentos a las autoridades, otorgará un plazo de 60 días a la espera de una resolución; de no existir ningún tipo de repuestas o de ser denegada las solicitudes planteadas, la Asamblea Nacional determinará las nuevas acciones o medidas a adoptar. Por último cerrando esta alocución, presumimos que surgirán desde el gobierno como ya ha ocurrido en otras oportunidades cuestionamientos o comentarios sobre este tipo de actividades o sobre el mensaje trasmitido, y se dirá que es político o promovido por sectores políticos contra el gobierno. Sin duda no nos mueven intereses políticos de ninguna índole, sí reclamamos para este o próximos gobiernos políticas productivas y ambientales acordes a las exigencias de los mercados internacionales y que permitan la coexistencia de los diferentes rubros productivos. Agradecemos a todos vuestro apoyo y presencia, gracias por su tiempo y la amabilidad de escucharnos. ASAMBLEA NACIONAL DE APICULTORES Martes 2 de julio del 2019
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