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Dos films recientemente estrenados tienen como tema central: la culpa Uno de origen danés y el otro

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 30 jun 2019
  • 5 Min. de lectura

La culpa

Atrapante film dinamarqués entre cuatro paredes de la ley

Título original: Den skyldigeaka - The guilty Dirección: Gustav Möller Guión: Emil Nygaard Albertsen y Gustav Möller

Elenco: Jakob Cedergren Jessica Dinnage Omar Shargawi Johan Olsen Maria Gersby

Origen: Dinamarca Año: 2018 Duración: 85 min.

Festival de Sundance: Ganadora Premio del Público (World Cinema) Rotterdam, International Film Festival: Ganadora Premio del Público - Premio del Jurado Joven Torino Film Festival: Ganadora – Mejor Guion – Mejor Actor International Film Festival & Awards Macao: Ganadora – Mejor Director – Mejor Actor Beaune International Thriller Film Festival: Ganadora – Premio de la Crítica Festival de Valladolid – Seminci: Ganadora – Mejor Guion Transilvania International Film Festival: Ganadora – Premio del Público

¿¿¿SE TRATA DE QUE???

Asger Holm, un oficial de policía, fue suspendido de sus funciones y relegado al puesto de operador del servicio de emergencias. Durante su rutina del turno noche, recibirá la extraña llamada de una mujer aterrada. Asger se dará cuenta de que la mujer al otro lado del teléfono fue secuestrada y ahí comenzará la búsqueda. Recluido en su escritorio desde la centralita de emergencias, tendrá que localizar y auxiliar a la mujer en peligro con la ayuda de sus compañeros en todo el país. Enfrentándose no sólo a la precipitación de los acontecimientos relacionados con el crimen, sino también a sus propios demonios personales.

PERO RESULTA POR OTRO LADO QUE…

Bueno sería reformular que este buen oficial de policía del primerísimo primer mundo ampliamente cercado por las drogas y el alcohol, no tiene la cola tan limpia como parece. Ha cometido un error en las calles de Dinamarca por el cual, no está al comienzo del film muy convencido de pagar. Asger va a recibir una llamada en particular de una mujer, que no es precisamente la de su mujer que recientemente lo abandonó y desearía escucharla, para arreglar lo que imaginamos pudo haber sucedido con sortija de oro en mano. Mas el experimentado poli se mete sin tener derechos ni obligaciones en una historia de un presunto secuestro de un femenino, que él supone como tal por su vasta experiencia pero… opa, no es exactamente lo que le parece al veterano gladiador de la ley en el frío. Se come un golpe bajo de la vida que no suponía, como tal vez tampoco fue tan preciso cuando empuñando su arma de reglamento, quitó la vida de un joven revoltoso dinamarqués, suponemos nosotros básicamente. Todo se juega por momentos en un gran suspenso de entredichos, dejando abiertas las fronteras imaginarias del espectador para que determine a su libre entender, lo que pasó y no se ve, pero se siente de cerca. Tan de cerca, como los permanentes primeros planos y primerísimos primeros planos con que el gran director danés desconocido en el Estuario del Plata logra, hacernos conmocionar con cada decisión que toma el prolijo “cana”, que quiere redimir sus pecados atrapando ahora sí a un peligroso psicópata. Claro que, por algo lo mandaron a un escritorio, y a su compa o pareja de patrulla urbana lo metieron en un programa de prevención de conductas alcohólicas.

DOS OFICINAS Y UN AGENTE PEGADO AL TEL DE LA LEY

Eso es todo lo que necesita este inteligente director llamado Gustavo Moller, para hacer un film de alto suspenso en el género policial por decir alguna cosa más para rellenar la línea. Quedó redonda la clausula, pero más redondeada queda esta película de 85 minutos lineal sin comerciales encubiertos. Tiempo más que suficiente para que nuestra atención no decaiga, cosa que estamos esperando que en cualquier instante suceda por lo arriesgado de la propuesta sin un mísero “landscape”. Moller evitar el despliegue de carromatos, equipos especiales onda SWAT - Supermanes y cientos de fuegos de artificios que explotan junto a mediadores enchalecados bonachones, apostando por un mundo mejor sin violencia soterrada. Aquí todo se resuelve en una oficina gris con teléfono fijo, pantalla de computadora, mapas, y el rostro del magistral actor de fácil pronunciación para un descendiente de vikingos; Emil Nygaard. Cual si fuera un monólogo teatral (no lo es, atenti otro de los peligros de La Culpa) este cuasi mono protagónico, acompañado de voces semi anónimas y de algunos policías veteranos esperando la buena pensión del retiro, hacen que el film logre que hasta el más inteligente de los espectadores se cuestione si no está viendo una película compleja por su sencillez, que por momentos ronda un ejercicio brillante del olvidado cine experimental. ¿Alguien lo recuerda? Pues, que se lo fagocitó, el aburrido video-arte, cuya neoplasia más profunda son las odiosas instalaciones en galerías y museos a la deriva del Uruguay, y también en el resto del mundo contaminado de mediocres traumados escupiendo catarsis. ¿Quién puede imaginar un cine de este tipo? Bueno, pues un creativo cinéfilo al cual no le sobra los queridos morlacos, a pesar de vivir en la cúspide de un Reino lleno de adelantos. Mas el ingenio sobresale en todos lados donde hay un talento y a Moller le sobra, logrando un final que da vuelta el cómodo asiento del esmerado policía, redimiéndolo en su osada omnipotencia impulsiva de canchero, que todo lo sabe y puede desde un sistema digital. Esta película debe ser vista no sólo por todo espectador que sienta ese “amor por el cine” sino también, por todo aquel estudiante o realizador yorugua que sigue pensando que para hacer un gran título primero están las locaciones, el dinero, y el casting de actores con su catering necesario. Con fierros y gomas desechadas el maragato Hugo Nantes por ejemplo, hizo estatuas genialmente eternas. Nuestros cineastas no necesitan hinchar el bajón nacional con balnearios sin tiburones, y jóvenes que van y vienen hablando como los pibes del legendario título 25 WATTS, sin llegar a nada en su propuesta temática tan llovida como lenta. Con poco se puede decir todo. Observen bien La Culpa. Rodada en cuatro paredes, dos habitaciones, adicionando el encantamiento de la voz, que como en la radio nos lleva al limbo de la imaginación. Claro que, al igual que Samuel Beckett en La Última Cinta Magnética, hacer arte con vuelo, ni siquiera mayúsculas, no es para cualquiera. Tanto el despliegue monumental, y las modas anti stablishment cinematográfico (ahora conocido como mainstream) no garantizan a ningún título en el Cine convocar alguna vez en su vida a la gran platea. ¡La culpa no es lo de menos…!

GUSTAV MOLLER FRENTE A LA PRENSA INTERNACIONAL SE PRONUNCIA ACERTADAMENTE

Veamos; dice: “Creo que las imágenes más fuertes de la película, las que permanecen contigo más tiempo; son las que no ves. Se me ocurrió la idea de la película cuando me topé con una llamada al 911 de la vida real de una mujer secuestrada. La mujer viajaba en automóvil y, como estaba sentada junto a su secuestrador, hablaba en clave. Al principio me acosó el suspenso de la llamada, como haría cualquier oyente. Pero luego comencé a reflexionar sobre lo que la hacía tan intrigante. A pesar de que acababa de escuchar una grabación de sonido, sentí que había visto imágenes. Había visto a la mujer, el auto en el que estaba, la carretera en la que iba el automóvil, e incluso al secuestrador sentado a su lado. Me di cuenta de que cada persona que escuchara esa llamada de teléfono vería diferentes imágenes: una mujer diferente, un secuestrador diferente, etc. Comencé a pensar: ¿Qué pasaría si utilizaras esta idea de imágenes mentales en el cine? Mi visión al hacer ‘LA CULPA’ ha sido hacer un thriller de suspenso y basado en personajes, pero más que eso para hacer una película que le dé a cada miembro de la audiencia una experiencia completamente única”. Ahora nosotros decimos; que la experiencia se logra, siendo única y transforma a la cinta en una de las mejores en lo que va de la interesante temporada de estrenos 2019, que tiene en este film policial uno de sus principales baluartes. No se culpen mucho si no la logran ver. Aunque la “culpa” será de ustedes y no de nosotros. Especial para La Juventud F.P.


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