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Los compañeros en nuestra memoria

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 28 jun 2019
  • 5 Min. de lectura

FACHINELLI, Juan “Canario Enrique”. Muerte: 28/6/72- Tortura. Nacido el 17 de octubre de 1939. Estudiante de arquitectura y profesor, daba clases en el Liceo 14 de 8 de Octubre y Propios; en el Liceo de Pando, en Casupá departamento de Florida y en Colonia Valdense. Padre de una hija, Giovana, fue detenido en 1972. Fue torturado y asesinado en el Batallón de Infantería Nº 1, ("Florida"), el 28 de junio de 1972. Fue arrojado por el hueco de una escalera al vacío, esposado y encapuchado. La versión oficial informó que se había suicidado. Su hermana Mirtha cuenta detalles previos y posteriores a la detención y muerte de su hermano Enrique. Cuenta que “Ese domingo mi hermano salió de casa a eso de las 5 y media de la tarde. Mis hijos lo acompañaron a la parada. Yo sabía que esa noche no venía a casa, pero lo que sí me preocupó fue que no llamara el lunes a mi marido al trabajo porque él siempre avisaba si iba a casa de noche y si estaba bien. No llamó, no vino a dormir y el martes tampoco vino. Yo no tenía a quien preguntarle nada, así que lo único que podía hacer era esperar. Mientras tanto, estaba achicándole una ropa grande usada que me daban porque él no tenía ni qué ponerse, cuando una de mis hermanas llega a mi casa en un taxi a decirme que la suegra había sentido que mi hermano se había suicidado. No sabíamos si lo habían matado en ese momento, no sabíamos nada. Estuvimos horas agachados al lado de la radio. Ese informativo había salido a las cuatro de la tarde en Monte Carlo y después escuchamos el comunicado de las Fuerzas Conjuntas de noche y ahí lo dijeron. Nos pusimos en movimiento a ver dónde íbamos, dónde estaba. Y decidimos ir al Hospital Militar a ver si estaba ahí. Yo llegué muy mal y me puse a discutir con el milico que estaba de guardia en la puerta, en informes. Me sacó del hospital, me hizo salir afuera entonces entró mi marido a hacer el reconocimiento y recién cuando él venía de verlo me di cuenta que era verdad. No nos querían entregar el cuerpo porque según ellos tenían un convenio con la empresa Jockey Club. En ese rato llegaron 2 de mis hermanos de Mercedes, se pusieron en contacto con la empresa Navilliat de Mercedes, dijeron lo que estaba pasando y en Navilliat le dijeron que no había convenio con ninguna empresa fúnebre y que fueran a la empresa Francisco González de parte de ellos. Un médico amigo, Fernando Merli ya fallecido, lo revisó y comprobó que tenía hematomas en los testículos, marcas en las muñecas, en los tobillos, hematomas dentro de los tobillos y tenía la frente dividida al medio (él murió por traumatismo cráneo-frontal) según ellos. No tenía nada atrás en la cabeza, tenía parte de la masa encefálica al aire libre, tenía unos cortes y unas suturas. De la autopsia que ellos habían hecho estaba abierto casi desde la garganta hasta abajo del vientre cosido así nomás. Lo llevamos para Mercedes y allá pedimos otra autopsia que no se pudo hacer no sé si por el miedo o qué, pero sí se hizo el reconocimiento del cadáver, con el Dr. Cima, que era médico forense policial y el Dr. Ritorni y ellos confirmaron que tenía sangre acumulada en los pulmones, hematomas, una marca de inyección en el brazo donde normalmente se saca sangre; hematomas en los testículos también. Bueno, lo único que quedó sano o normal de la cara él, fue la pera y la boca, después más nada. Hematomas enormes alrededor de los ojos, el ojo izquierdo mientras lo velábamos estuvo lagrimeando. A Mercedes fue una persona desde Montevideo, Ariel Díaz, que creo que lo había mandado Michellini, y estuvo hablando con nosotros pidiéndonos distintos datos. Cuando regresé de Mercedes a Montevideo traté de ubicar a Michellini buscando que alguien me diera una respuesta de qué era todo eso y Michellini fue muy amable pero me dijo que era imposible, que ya ellos estaban saltando. Que no había nada para hacer porque no se podía hacer nada, que estaba todo el mundo en la cuerda floja. Con una de mis hermanas y otra persona más fui al Batallón Florida a ver qué me decían. Me atendió el capitán Aguirregaray, me dijo que estando mi hermano bajo la custodia de él, esposado y encapuchado, aprovechando que él había bajado a buscar un café, en ese momento se escapó y se tiró de la escalera. Hasta me hizo todos los ademanes de cómo se había caído y yo le dije que mirando esa escalera veía que era imposible que de esa altura una persona se matara. Me dijo que había pegado contra la pared de enfrente, que había rebotado y que había caído al piso, que todo eso que se veía era sangre, que ahí había caído. Era todo una comedia. Cuando estaba hablando con él había una persona que me miraba de lejos, que asomaba solamente la cabeza. Era una persona de cara morocha. Nos dijeron que a las órdenes, que a mi hermano lo había delatado un compañero y que tal día nos iban a entregar la ropa. Me volvió a atender Aguirregaray, me dijo que los objetos personales de mi hermano no estaban ahí y que me dirigiera a la Unidad 1 de Avda. Agraciada que ahí estaban las pertenencias de él. La segunda vez que fui volví a ver la misma cara de lejos. En ese momento, esa cara que me miraba desde lejos en el Batallón Florida, apareció nuevamente esta vez en la Unidad 1, se presentó como Albornoz y preguntó qué buscábamos. Le dije, trajeron una bolsa que la mayoría de las cosas no eran de él. Entonces le digo acá dice dinero pero a mí dinero no me dan nada y esta ropa tampoco es de él. Y me dice: bueno señora, ¿sabe una cosa? Usted está reclamando una piedra. Y tenga cuidado que las piedras ruedan y puede tropezar con ellas”. Mi hermana me agarró, me sacó, nos fuimos y ahí se terminó la historia con ellos. Yo sé por como era él que se hubiera suicidado por no delatar a amigos o compañeros. Pero hay una testigo –Adriana Castera- que ella nos ubicó a nosotros para contarnos algo que había escuchado. Ella estaba encapuchada esa noche ahí y había un enfermero de apellido Eguren que primero vino y dijo “cayó Fachinelli” o “agarraron a Fachinelli”. Después tarde de la noche vino muy nervioso y le dijo al grupo de personas que estaba ahí que no sé quiénes eran: mataron a Fachinelli y me obligan a decir que se suicidó. En esos días en el Batallón Florida agarraban a los presos, los ataban de los pies y los largaban con cuerdas hacia abajo varios metros para que hablaran. Los subían y los volvían a largar. Yo no dudo que ese fue el último paso que ellos dieron con mi hermano. El día que se fue de mi casa yo lo embromaba porque le había comprado un par de medias nuevas. En la bolsa con ropa que me entregaron, estaban esas medias hechas una bola, todas ensangrentadas y llenas de arena, como que él había andado por un lugar donde había arena. En documentos que consiguió SERPAJ figura la detención de él y también que esa noche en el Florida estaba casi toda la OCOA completa. Al menos 7 nombres figuran en el documento como que estaban ahí esa noche. También otro compañero me contó que el Ñato esa noche andaba haciendo las negociaciones con los milicos y que cuando el Ñato entró al Batallón había una marca de tiza o una cinta, que le dijeron que no pisara porque ahí se había matado Fachinelli. Nunca lo escuché al Ñato decir esta boca es mía, nunca lo escuché decir nada. Yo anhelo y desearía que un día se diga: Fachinelli no se mató, a Fachinelli lo mató fulano y mengano.


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