Columna Depurar las Fuerzas Armadas
- La Juventud Diario
- 19 jun 2019
- 7 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Precandidato a la presidencia de la República
“Comenzamos este espacio en estos días donde todos estamos mirando un poco angustiados a toda la gente que esta desalojada por la lluvia. Una cosa es la inundación en verano y otra cosa mucho más dura para las familias, incluso para las familias curtidas por estos fenómenos, son las inundaciones de invierno cuando además hace frío. Yo quería hablar otra vez del tema militar tal como lo planteamos, tal como lo ve la Unidad Popular. Desde luego cambia la situación; ya se discuritó por suerte la Ley Orgánica Militar, se empieza a entender que es necesario, que es imprescindible cambios en un sentido contrario a lo que impuso la dictadura como Ley Orgánica y que después había consolidado Eleuterio Fernández Huidobro, de triste memoria. Estamos en una situación nueva; el programa de UP no cambia pero tiene que ser actualizado. ¿Por qué necesitamos Fuerzas Armadas? ¿Por qué no decimos desmantelar ahora las Fuerzas Armadas? En primer lugar porque estamos en una etapa del proceso de cambios por el cual luchamos, donde se da en un marco predominantemente capitalista; aún los cambios que nosotros propongamos hacia una liberación nacional, hacia romper las cadenas lo cual va a generar ciertas contradicciones, ciertas rispideces. Ahí aspiramos a un mucho mayor peso del Estado, -insisto- un Estado que funciona todavía con una lógica capitalista pero en un camino de proteger la industria nacional, de favorecer al trabajador y de enfrentar y romper las cadenas que hoy nos oprimen. En ese sentido las Fuerzas Armadas como salvaguarda armada disuasiva, protectora de un Estado que busca un camino propio, con vocación integradora, debe jugar un papel en este contexto que estamos hablando. La aviación es imprescindible, el relevamiento aéreo, las tareas de rescate que puede cumplir la aviación militar en tanto no tengamos una fuerte aviación civil adecuada, helicóptero con arneses que pueden rescatar un herido en cualquier parte del país, incluso la mas accidentada de las geografías. La aviación es importante y ni que hablar la marina, alguien tiene que salvaguardar nuestra riqueza pesquera, alguien tiene que decir basta a las flotas pesqueras saqueadoras que vienen del extranjero a robarnos y a destrozar nuestra riqueza hictícola. El ejército en casos de emergencia. Miren ahora, miren si será importante contar con un ejército. Y las Fuerzas Armadas además en su conjunto tienen investigaciones estratégicas, incluso tienen investigaciones sobre el colapso del Río Santa Lucía, tienen toda una serie de investigaciones sobre nuestros productos, sobre nuestro ambiente, que es lo que nosotros entendemos que deben continuarse pero bajo la subordinación de la Universidad de la República. Las herramientas de investigación, los Institutos Militares, los altos estudios militares tienen que estar coordinados y subordinados al interés del Estado. Esa es la diferencia. Por otro lado las Fuerzas Armadas pueden encargarse muchas veces de influir en el deporte. Por ejemplo en la equinoterapia, ha hecho un aporte importante la equinoterapia en los cuarteles, pero bajo la supervisión del Ministerio de Salud Pública y de las autoridades técnicas, específicas de la medicina. Ni que hablar de algunos emprendimientos productivos en tanto no sean propios, sino que estén bajo la supervisión de los organismos estatales correspondientes y de las organizaciones populares. Nosotros queremos unas Fuerzas Armadas que cumplan funciones específicas en un Estado que asume un protagonismo nuevo, todavía en un maco capitalista, pero emprendiendo severamente y enérgicamente las tareas propias de una liberación nacional que implica romper las coyundas y negociar sí con el extranjero pero de igual a igual y no de rodillas. Esas son las Fuerzas Armadas que queremos. Para eso nosotros necesitamos, lo dice muy claramente nuestro Programa, depurar las Fuerzas Armadas. Nosotros estamos planteando una serie de elementos que son claves para entender que las Fuerzas Armadas que nosotros necesitamos son lo antagónico muchas veces de las Fuerzas Armadas que sirvieron la dictadura. En primer lugar depurar a las Fuerzas Armadas de sus elementos golpitas, nostálgicos que todavía están creyendo en formas mesiánicas de gobernar, autoritarias contra el pueblo. Por ende reestructurarlas. Es decir, acabar con los privilegios terriblemente altos que tiene la alta oficialidad en relación a privilegios de salarios, de jubilaciones y de otras prebendas que recibe. En tercer lugar impedir definitivamente esa formación ideológica y política unipolar inspirada en la doctrina de la seguridad nacional, que hace que nuestras Fuerzas Armadas se formen principalmente en dependencias del Pentágono, en bases de los Estados Unidos, en ejercicios de coordinación con los EEUU, el lobo organizando a sus ovejitas en un mismo ejército. Queremos rechazar las operaciones Unitas, todo aquello que significa dependencia a un solo polo; y si es necesario formar algunos oficios especiales, militares en el extranjero, hacerlo con un cuidadoso equilibrio y condicionamiento a los efectos de que se prepare pero que no se adoctrine afuera contra la propia soberanía. Nosotros decimos depurar, reestructurar, enfrentar esa formación unipolar, no tenemos nada que ver con el imperialismo. Desmantelar el aparato represivo interno; exigimos para la joven oficialidad y para los soldados ni que hablar, libertad de conciencia en tanto cumpla como funcionario del Estado con sus funciones correspondientes, libertad de conciencia, que no haya persecusión interna por ideas. Exigimos sí retirar de las Fuerzas Armadas que vuelvan a la órbita civil la Prefectura, que tiene que ver con la función policial y no con la función militar, y los servicios de controladores aéreos, y los aeródromos, ¡y las Aduanas de los aeródromos. Acá hay un elemento fundamental para la soberanía y para evitar la corrupción, y el contrabando de no sé sabe de cuántas cosas, de cuántas sustancias. Un poco resumiendo este aspecto, nosotros sí queremos unas Fuerzas Armadas que en un proyecto de liberación nacional… no necesariamente queremos funcionarios que sean de nuestro mismo pensamiento político e ideológico, no se trata de eso… se trata de unas Fuerzas Armadas consustanciadas con la Constitución, con el espíritu republicano democrático burgués que impera y va imperar en lo mejor de nuestro proceso durante toda una etapa. Es decir, Fuerzas Armadas que se comprometan con su función estatal, nada más y nada menos. Y que sus distintas armas pueden cumplir -como dijimos- distintas tareas muy importantes pero depuradas, reestructuradas, frenando la influencia ideológica del imperio sobre ellas y devolviendo a la órbita civil la Prefectura, los Servicios de Controladores Aéreos y las Aduanas. Pero insisto, por supuesto sacarlas definitivamente de los llamados “cuerpos de paz” de Naciones Unidas herramienta de sometimiento de los pueblos. Miren como quedó Haití, después del siniestro paso de los “cuerpos de paz”. Miren como se va a los Altos del Golán a fortalecer una ocupación de hecho de un territorio usurpado a Siria. También nos oponemos también al Liceo Militar, los muchachos igual que después hay un Bachillerato diversificado pueden hacer una opción por carreras técnicas militares, pero no tienen por qué hacer el primer ciclo de secundaria en un lugar especial donde los profesores están fuera del control del sistema educativo nacional, y por lo tanto desde el punto de vista de la laicidad la pueden violar impunemente porque están en una órbita totalmente distinta. No al liceo militar. Y desde luego, no a ese concepto -saliendo de lo puramente estructural-, desde luego no a ese concepto falaz de la familia militar que con el Sr. Manini Ríos y otros demagogos por el estilo, tratan de convencer al solado humilde y a su familia de que son otros tipos de personas. Que el soldado que vive en una casita humilde y que a veces vive en condiciones más precarias y sus familias, tienen más que ver con la alta oficialidad, que tiene tremendas prebendas, que con el trabajador de civil que tiene en su mismo barrio. No al concepto de familia militar. Ese es otro elemento que nosotros queremos desterrar de esa prédica que desgraciadamente usa muchas veces la alta oficialidad. En este marco, sabiendo que el ejército son funcionarios del Estado, que deben cumplir con su función específica, pero que son funcionarios armados, también reivindicamos -que lo entienda el Dr. Larrañaga- la legítima defensa del pueblo por todas las vías, frente a todos los desbordes del poder militar. En ese sentido, nosotros necesitamos incluso para entender fraternamente al soldado de base, al soldado que es su vecino, al muchacho que está estudiando en la Escuela Militar… para entender más, nuestro pueblo, nuestros militantes tienen que conocer más sobre la estructura militar, sobre las Fuerzas Armadas, sobre la marina -lo que muchas veces se la llama armada-, la aviación, el ejército de tierra, porque son 30 mil compatriotas que dependen de una forma totalmente permanente del Ministerio de Defensa. 30 mil… y ahí hay multipliquemos por su familia inmediata y vemos que es una población importante de la población activa formal que aporta formalmente al Estado, a su manera pero que aporta, que no podemos regalarlo así empaquetadito a la prédica demagógica de los Manini Ríos. Tenemos que conversar, tenemos que trabajar respetuosamente, dialogar con toda esa gente. Conocer, solo se puede dialogar si se conoce. Por último frente al concepto de “familia militar”, concepto demagógico y falaz, lo mismo que frente al concepto de “familia rural” mediante el cual la Asociación Rural trata de hacer como que fueran una sola cosa los oligarcas de la tierra serviles a las transnacionales y a los monocultivos, como si fueran la misma cosa con los angustiados pequeños tamberos, los pequeños productores, los pequeños campesinos que no pueden más. Frente al concepto falaz de familia militar como frente al concepto falaz de familia rural, nosotros contraponemos las familias del pueblo trabajador, y ahí hermanamos al asalariado con el pequeño productor, con el pequeño comerciante urbano, con todos los que laburan, los que se levantan todos los días a laburar y muchas veces con miedo a saber si llegan sanos y salvos a su casa esa noche. Nosotros proponemos pensar en las familias del pueblo trabajador. ¿Y qué queda afuera de las familias del pueblo trabajador? Solo aquella oligarquía que es cómplice del saqueo de la patria. Ojalá podamos haber resumido algunas posiciones que para la Unidad Popular son de principios, y que tienen que ver con la caracterización de la etapa que estamos viviendo en este momento tan esperanzador para la patria donde estamos ya de cara a la memorable batalla que tendremos el 30 de junio”.
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