Artigas es todo lo que nos está faltando: Un avance de la doctrina artiguista. Por Gonzalo Abella
- La Juventud Diario
- 16 jun 2019
- 6 Min. de lectura
“Una vez un paisano me dijo: sabés lo que es Artigas hermano, Artigas es todo lo que nos está haciendo falta. A veces en una frase muy sencilla se encierran muchas cosas”. “No quiero evocar al ser humano, del que todos sabemos sus cualidades, su entrega, sus sueños, su capacidad (como dice una canción: se lo sigue hasta el sacrificio, aquellos mozos de campaña que lo seguían alucinados). Larrañaga, cuando se lo imagina un potentado dirigiendo la Liga Federal, cuando llega a Paysandú y lo ve es su atuendo paisano, lo primero que dice (en su diario de viaje) en nada parecía un General”. “La Doctrina Artiguista es lo que nos importa. El mensaje artiguista nos surgió de la cabeza de Artigas encerrado en un monte pensando (que también lo hizo). Fue una construcción colectiva de sueños, esperanzas, tristezas, angustias e injusticias”.
En el mes de Artigas aún se prende algún que otro fogón, trayendo al hoy los tiempos y las acciones del Padre de la Patria. En uno de ellos, realizado en Sauce, el candidato a la Presidencia por la Unidad Popular, maestro, historiador, compañero, nos acercó a una doctrina vigente que marca nuestras raíces.
Debemos ubicarnos en la época: vaquería
La época que le tocó vivir a Artigas es la de la “vaquería”, del colonialismo. Los españoles venían por el río que no se llamaba de la Plata, y no se interesaban de estos territorios; era el río por la plata, por donde subían al Paraná, al Paraguay, el río hacia la plata. Hasta que los españoles se avivaron que había pradera y no clima para plantaciones, entonces podían meter unas vaquitas, doble negocio. Venían con el agua podrida hasta lo que hoy se llama aguas dulces y llenaban las barricas, si tenían vacas carneaban y comían hasta el viaje a Bolivia y a la vuelta se llevaban en cuero, que era muy caro en Europa.
Una tierra ingobernable
Hay que ubicarse que era un campo sin alambrados, no existía. Cuando vienen los colonialistas y pueblan Montevideo como plaza fuerte (no como puerto, ese era el otro, el de los porteños) era plaza militar y traen colonos porque siempre es más fácil defender una frontera con colonos y no solo ejército. Empiezan los colonos a apropiarse de grandes extensiones de tierra. Uno podía decirle al otro: yo tengo medio Tacuarembó, ¿y cuántas vacas? Las que pasen hoy por ahí, porque el ganado seguía siendo incontrolable, en la medida que se va reproduciendo, la riqueza de pasturas era mucho mayor de lo pensado. Tierra de colonización tardía, es tierra temprana de llegada de los perseguidos, de alguna manera los negros prófugos se iban a la pradera donde había ganado; los inmigrantes pobres, esos muchachos que venían fregando cubiertas en un barco, llegaban a un mundo de abundancia. Los indios, cuando entendieron la riqueza de la ganadería, de alguna manera se “agaucharon”. Si uno piensa en un indio de la época de Artigas, se lo imagina arriba de un caballo (que venía de Europa) y con metal europeo en la punta de su lanza. Cuando los franceses, los holandeses, los ingleses se dan cuanta que es una tierra ingobernable, empiezan a contrabandear cueros. “Contrabandear” es porque el gobernador de Montevideo recibe órdenes del Virrey “paren eso” y se publica un “bando”, el bando decía: las vacas son del rey y a cada bando surgía un “contra” bando: las vacas salían igual.
El mundo gaucho, rico y mezclado
Lo interesante de esto es que el mundo gaucho, fue un mundo de una gran riqueza. Incluso material. Hacían trueque en las costas de Rocha incontrolable; venían barcos ingleses, holandeses, franceses. Un charrúa de la época de Artigas es muy probable que tuviera un poncho hecho con tela inglesa, metal en su lanza, yesca y pedernal para prender el fuego y muchas veces hablaba castellano. Sin entender ese mundo no se puede entender a Artigas. Un mundo donde se mezclan hasta las religiones: yo soy gaucho pero mis padres son charrúas, ella es gaucha pero sus papás son negros y estamos en el mismo fogón persiguiendo las mismas vacas para sacarle los cueros y mandárselos a los holandeses. Y uno me dice: nosotros cuando prendemos fuego tocamos el tambor porque ofrendamos a nuestros espíritus así tienen fuerza y nos dan protección. La que es negra dice: nuestros ancestros trajeron en sus harapos tierra africana con huesos y la energía de la ofrenda les da la fuerza. Y otro dice: en mi lejana Galicia hablamos de un hombre que vivió hace 1.800 años, hizo milagros por los pobres y era hijo de dios y besamos el crucifijo. Hay que entender ese mundo gaucho, cuando Atahualpa dice en mi pago un asado es de naides y es de todos, y hay que entender todo lo que se mezcló y sumarle otro elemento más. Había líos dentro de la Iglesia Católica y el Papa no quería mucho a los Jesuitas. Los Jesuitas habían fundado colectivos agrícolas, habían venido a evangelizar autoritariamente, pero un muchacho cura de 22 años, muy lejos del Vaticano y muy cerca del colectivismo agrícola, hasta lee distinto el mensaje de Jesús. Ahí nace una teología de la liberación. Cuando Artigas tiene 4 años de edad, son destruidas las misiones jesuíticas por la alianza del ejército colonial español y portugués.
Artigas articulador multicultural con un proyecto social
Artigas empieza a operar como un articulador de todo ese mundo multicultural, con un proyecto que no es independentista, es un proyecto social, y busca la alianza entre los más humildes (los más infelices) con los productores rurales, que tiene título de propiedad legal de la Corona, pero que se enfrentan a los grandes latifundistas que están en el Cabildo de Montevideo (entre ellos el padre de Artigas). Artigas cuando se hace Blandengue, hace una cosa rarísima: está en el norte y reclama para sí un enorme territorio en la zona de ruta 31 que sale de Tacuarembó hacia Salto. Otro oficial le dice al Gobernador: qué raro, ¿para qué quiere el Capitán Artigas esa tierra infestada de infieles? Un historiador contemporáneo dice: erró la pregunta, no es para qué sino para quiénes. La política de Artigas va generando y articulando alianzas, como la fuga de los negros de 1803, años antes de la Batalla de las Piedras, que fue una alianza de Artigas, el Negro Ansina que era Capitán de Libertos, que no tenía por qué fugarse, y los franciscanos de Montevideo que eran abolicionistas. Se fugaron todos los negros y negritos de Montevideo. El Cabildo después puso una horca para que no se repitiera. Todo ese mundo se daba en una campaña absolutamente libre de interacción, de sueños compartidos y de abundancia, que venía también del contrabando, que los ingleses dirían intrépido comerciante libre burlando el monopolio comercial.
La Revolución de Mayo y la Banda Oriental
Cuando en 1810 la Revolución de Mayo en Buenos Aires, los humildes de allí llamados los orilleros y los ricos de Buenos Aires, aprovechan una situación de lío en Europa para romper las cadenas y le dicen a los paisanos de la Banda Oriental y de Entre Ríos, acompáñenos, los paisanos dicen “pa’ qué” si nosotros hace añares que las rompimos, contrabandeamos como nos da la gana y somos totalmente libres. Las provincias argentinas vieron con mucho interés el proceso libertador mientras que en el Río de la Plata, Banda Oriental y Entre Ríos hubo una prescindencia de esa lucha. En Paraguay pasó algo parecido, hay una crónica de un indio guaraní cristiano que le dice a un “padre”: si yo entendí bien los hijos criollos se están peleando con sus padres españoles, qué bien harían en irse a pelear a España y dejarnos tranquilos. Esto cambia en 1811 por una sencilla razón: Buenos Aires es independiente, por una heroica revolución donde echan al Virrey, donde después empiezan las contradicciones en el bando independentista. En ese marco viene un nuevo Virrey al Río de la Plata que no puede ir a Buenos Aires, tiene que venir a la plaza fuerte de Montevideo. No tiene ejército y por tanto tiene que reclutar a la fuerza a los negros, a los indios y a los paisanos y decomisar todos los bueyes, arados y carretas de los pequeños productores rurales; ahí cunde la admirable alarma. La guerra de Artigas en 1811 no es viva la independencia, es muera el tirano de Montevideo. Pero como Artigas la ve más lejos, él sí la tiene clara, va para Buenos Aires a informar. Para mostrar la fuerza de los gauchos, en vez de hacer una revuelta en
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