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Columna Votar anulado es anularse a uno mismo

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 12 jun 2019
  • 7 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Precandidato a la presidencia de la República

“Hoy quería tratar un tema que me asalta muchas veces, sobre todo en el ámbito de vínculo con el mundo académico con alguna gente que está muy decepcionada, pero también con gente de la calle en las ferias, que es el voto anulado. El voto anulado para la gente que realmente está cuestionando este sistema, que la vemos en las movilizaciones, que la vemos en la marcha del 20 de Mayo… para toda esa gente el voto anulado es como cerrar los ojos porque no le gusta el mundo en que vive, y pensar que al uno cerrar los ojos y no verlo el mundo desaparece; pero cuando uno vuelve a abrir los ojos desgraciadamente las cosas malas del mundo que querían borrar siguen ahí. El voto anulado es autoanularse, autoexcluirse. Si yo formo parte de la gente consciente que quiere un cambio, que piensa que el modelo está haciendo agua por todos lados, que estamos mal y vamos a peor, entonces el voto anulado es desertar de la gente que quiere realmente el cambio. Eso es así porque estamos en un contexto donde todavía tenemos una democracia formal, tenemos una oportunidad de expresarnos en el plano del debate electoral. Es cierto que en condiciones muy desiguales, el acto electoral parece hecho para los ricos solamente, pero tenemos esa oportunidad. Y el acto electoral nos permite introducirnos en un debate, e introducirnos hasta en las propias ecuaciones del poder, aunque sea en uno de los tres poderes del Estado por ahora. Pero además el voto anulado, suponiendo que tuviera éxito y tuviera una gran difusión, ¿quién analiza por qué es el voto anulado? ¿Los que lo proponen o los medios? Los medios que sacan conclusiones que pueden ser hasta de derecha. Pero vamos a suponer que el voto anulado en estas condiciones, en este contexto, tiene una enorme expansión. A veces en matemáticas hay demostraciones por el absurdo: vamos a suponer que los dos millones y pico de electores que existe en todo el país, el voto anulado llegara a un millón… es un disparate, pero vamos a suponer que un millón de orientales y orientalas deciden votar anulado: inmediatamente es noticia mundial; el pueblo uruguayo está enojado con el sistema. ¿Pero qué pasaría en la práctica? Nada. El otro millón y medio de orientales en los votos válidos elegirían en la segunda vuelta un presidente. ¿Y que diría ese presidente cuando le pregunten por la cantidad de votos anulados de la elección? Yo les voy a decir lo que dice ese presidente: Qué lección nos dio el pueblo, tenemos que gobernar mucho mejor, tenemos que comprometernos que esta señal que nos da el pueblo democráticamente de votar anulado nos haga entender cómo tenemos que mejorar y superarnos… y al mes nadie se acordaría con cuántos votos llegó ese presidente, como nadie se acuerda cuantos votos tuvo (Donald) Trump o con que porcentaje llegó (Sebastián) Piñera al poder. Yo insisto, el tema del voto anulado es un error grave cuando la movilización social es débil, cuando no hay un cuestionamiento al conjunto del sistema, cuando los problemas son urgentes y cuando se da la posibilidad -aunque sea injusta, aunque sea en forma desigual- a las fuerzas populares a expresarse, a construir su propia herramienta política y a presentarse a elecciones. Desde luego la Unidad Popular existe no para actuar sola; existe para actuar en confluencia con los movimientos sociales, con la lucha de nuestro pueblo, con la lucha social, con la lucha ambiental, con la lucha por derechos humanos. Es más, de los proyectos que presentó la Unidad Popular en el Parlamento, ¿cuáles tuvieron realmente impacto? Todos eran justos, todos venían de los anhelos populares, ¿pero tuvieron impacto? Aquellos que confluyeron con un movimiento social independiente ya organizado. Se salvó el Clínicas a través de un redireccionamiento de recursos ya existentes en el Presupuesto, se salvó porque había un fuerte movimiento social de estudiantes, de trabajadores, de médicos que no se venden para salvar al Clínicas, y eso hizo que el proyecto de Unidad Popular tuviera la fuerza que tuvo y se salvó el Clínicas. Se pudo investigar el Fonasa y lograr un impacto enorme en el tema de la salud porque hubo mucha gente que nos aportó información que confirmamos cuidadosamente, porque había un movimiento muy fuerte en defensa de la salud pública. Se pudo tener media sanción parlamentaria en el Plan Nacional de Vivienda justamente porque coincide y coexiste con un fuerte movimiento independiente de pueblo organizado demandando casa, demandando vivienda. Nosotros no podemos desperdiciar esta oportunidad electoral de fortalecer la Unidad Popular; insisto: el voto anulado en este contexto es anularse, es excluirse uno, es desertar de la posibilidad que tenemos los orientales de crear una fuerte herramienta política a los efectos de enfrentar el modelo, enfrentar el sistema, enfrentar las cosas mal hechas, y -como lo prueba nuestro Diputado- de explorar grietas de la injusticia por donde se pueden ya lograr cosas en confluencia con el movimiento social. Hay que entender además que si nosotros nos movemos en un contexto nacional donde hay una democracia formal que nos permite expresarnos y que a pesar de la falta de dinero podemos de forma artesanal crecer como crecemos, si hay una débil movilización social en relación a la emergencia que está viviendo el país… porque a veces éste se expresa maravillosamente nuestros jóvenes como la marcha por derechos humanos o por el agua, pero desde el punto de vista de los grandes temas todavía estamos atrás: la emergencia, la gravedad de la situación está muy por delante de la capacidad de movilización que tiene en este momento nuestro pueblo. En ese contexto nacional, se da además el crecimiento de la UP en un contexto regional y mundial muy cambiante. Hay una oportunidad muy importante en este mundo de hoy que es el conflicto entre las grandes potencias; sería terrible enfrentar un mundo unipolar, pero nosotros tenemos un mundo donde las grandes potencias están separadas por distintos intereses, y eso es una ventana de oportunidades para un país que quiere romper las amarras con el sometimiento abusivo, que quiere sanear el ambiente, que quiere recuperar el agua, que quiere recuperar la tierra, porque las propias contradicciones entre las grandes potencias nos permiten movernos con otra capacidad de negociación. No vamos a aceptar que China tenga un puerto privado saqueador a su servicio en la costa montevideana, pero vamos a negociar con China una serie de cosas que nos permiten emanciparnos un poco del yugo de todos estos países como Chile y su TLC, que están al servicio de los EE.UU. y del imperialismo. En este contexto cambiante, la región que retrocedió desde el punto de vista de los gobiernos -Argentina y Brasil retrocedieron notoriamente, el de Chile desgraciadamente también, el de Paraguay también- no retrocedió en capacidad de movilización popular, que está muy fuerte en estos momentos. Dicho de otro modo, nosotros esperamos que en los próximos años -no esperamos porque lo deseemos sino porque las señales de la realidad nos lo dicen- van a haber fuertes movilizaciones sociales en Argentina y en Brasil. Y van a surgir -de alguna manera ya están surgiendo- alianzas de izquierda programáticas, provincia a provincia en el caso de Argentina, estado por estado en el caso de Brasil, que van a ir generando una movilización a partir de las trincheras locales, de las trincheras provinciales, de las trincheras estaduales. Ahí es donde la Unidad Popular podrá coordinar solidaridad y podrá recibir también solidaridad; es un contexto cambiante, pero por abajo muy esperanzador. Y en ese sentido no solo tenemos que defender a la UP con una opción que hay que votar con responsabilidad. Yo puedo discrepar con algunos de los puntos de la UP, lo que no puedo negar es su obra concreta: cómo un sólo de la UP impactó de tal manera que dejó de ser un invisible, eso no lo puede negar nadie. Y todos los proyectos de la UP son al servicio de las causas populares, y muchas veces bebidos como inspiración de los propios movimientos sociales y de la historia de la izquierda y de la mejor historia de nuestro país. Por eso la batalla de junio es muy importante. En junio tenemos tres objetivos principales ahora en junio. Alguna gente todavía dice: ah, pero no es tan importante… ¡Por favor! El 30 de junio es en primer lugar nuestra primera encuesta; comparado con el junio de cinco años atrás vamos a ver en qué crecimos, y vamos a demostrar que somos creíbles cuando decimos que estamos creciendo, eso es muy importante y lo vamos a demostrar el 30 de junio, comparado con las internas de cinco años atrás. En segundo lugar, las internas de junio nos van a mostrar en qué lugar estamos más fuertes y en qué lugar estamos más débiles; reajustar la estrategia la gran batalla de octubre, de la primera vuelta, tiene que pasar por saber cómo estamos en cada lugar. En tercer lugar, la experiencia organizativa poniendo las listas, distribuyéndonos, organizando racionalmente el magro transporte que tenemos de tal manera de optimizar el recorrido de cada auto, de cada moto, de cada bicicleta, hacia los circuitos rurales, los circuitos de comunicación hacia los circuitos rurales para llevar las listas, para estar muy atentos, para ver en qué circuitos tenemos que hacer el escrutinio, cómo defender nuestros votos… todo eso, el ensayo de junio para nosotros mismos es extraordinariamente importante. Hay que votar a la Unidad Popular. Uno puede tener pequeñas discrepancias u objeciones a algún punto; yo cuando las tuve pregunté y se me aclararon, pero nadie tiene por qué coincidir en todo con la UP. Pero ahí está la tribuna de la denuncia, de la denuncia incorruptible, de la denuncia de cara a todos los huracanes; ahí está la caja de resonancia de las propuestas populares, de todas las propuestas populares, de todos los dolores, uno por uno se expresan pasando por el despacho de nuestro único diputado y de su extraordinario colectivo. Ahí está el apoyo a cada movimiento social, el apoyo de la UP a cada sueño, a cada iniciativa, a cada lucha obrera, a cada lucha de los pequeños productores, a cada lucha de los apicultores, a cada lucha de las curtiembres, todo está reflejado ahí en la UP. Además la UP propone, y las propuestas de la UP como surgen de la propia fuente del movimiento social y de la historia de la izquierda son incontestables. Lo único que se nos dice a veces en forma defensiva: bueno, pero es irrealizable… ¡qué va a ser irrealizable! Nuestro diputado demuestra y el movimiento social demuestra que estamos en la víspera de grandes cosas y de grandes conquistas a partir de la acción mancomunada de la UP en el Parlamento con una bancada crecida y un movimiento social que va rompiendo los diques del oportunismo y que va retomando el camino de la lucha. Esta confluencia de dos elementos esenciales ambos, son los que nos van a permitir encontrarnos en un nuevo tiempo esperanzador y de victorias”.


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