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Columna: ¿Qué queremos y qué no queremos para las Fuerzas Armadas?

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 5 jun 2019
  • 7 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Precandidato a la presidencia de la República

“Hay temas recurrentes a los que vamos a tener que volver muchas veces, para hablar del Programa de Gobierno de la Unidad Popular y para esclarecer aspectos de esta gran batalla que tenemos en junio. Uno de ellos es el de las Fuerzas Armadas. Nuestro programa es muy claro sobre las Fuerzas Armadas en el marco de una concepción de democratización de la sociedad y de romper las coyundas, buscar la soberanía, promover la liberación nacional de nuestro pueblo, de nuestra patria, avanzando hacia una sociedad mucho más justa. En ese sentido hay que recordar que las Fuerzas Armadas siempre son el brazo armado de un Estado, son funcionarios públicos con armas, y que por lo tanto tiene que abarcarse eso desde el punto de vista de un presupuesto -es decir son funcionarios públicos, requieren dinero- y por otro lado del punto de vista político, son funcionarios públicos pero además con armas, son siempre parte de una ecuación de poder. Y los pueblos muchas veces en la lucha con los Estados opresores y autoritarios han sufrido el dolor de que el brazo armado del Estado le apliquen todo su rigor, como funcionarios públicos o a veces como ejércitos mercenarios, porque también hay ejércitos que se contratan y empresas que son contratistas de ejércitos al servicio de los Estados represores. También históricamente estuvieron los corsarios, empresarios que construían barcos de guerra que se alquilaban al servicio de un Estado beligerante. Y de parte de los pueblos hemos tenido montoneras, hemos tenido guerrillas -en el sentido moderno del término-, hemos tenido hasta ejércitos populares. Pero en Uruguay entre 1830 y 2019, en toda la historia del Uruguay como Estado -el Estado Oriental- desgraciadamente las Fuerzas Armadas han jugado un papel negativo: en la represión indígena, en la guerra del Paraguay, en la violación de derechos humanos, en el ocultamiento de cosas que deberían haber dicho. Y es importante conocer la estructura que tiene hoy las Fuerzas Armadas, los 30 mil funcionarios que están hoy en el Ministerio de Defensa; 20 mil y pico en el Ejército, 6 mil y pico en la Marina, menos en la aviación, cuántos aviones tiene la Marina… todo eso tenemos que saberlo, porque es parte del Presupuesto. Si nosotros tenemos vocación realmente de ser gobierno, el tema militar es un tema que tenemos que estudiar profundamente, hasta los códigos de la charretera de la alta oficialidad; tenemos que conocer todo eso porque es un tema de Presupuesto y es un asunto político. Pero yo quería referirme a algunos asuntos recientes del Uruguay de hoy vinculados a las Fuerzas Armadas. En primer lugar, se votó la autorización para que tropas uruguayas vayan a los Altos del Golán. Las famosas y dolorosamente recordadas y maldecidas por los pueblos “fuerzas de paz”. Así quedó Haití después que pasaron las fuerzas de paz, hay que ver lo que dicen las noticias hoy; nadie se acuerda que ahí hubo fuerzas de paz. Pero los Altos del Golán donde van ahora, es un territorio ocupado por Israel que históricamente es un territorio sirio. ¿Qué hacen las fuerzas de paz en un territorio ocupado, sino que garantizar la paz de la ocupación? Cuando el gobierno votó eso, incluso los sectores que a veces se dicen como que son el cambio dentro del cambio y no sé cuánto, votan esto, legitiman la opresión, no es un tema menor. A eso se suma todo el tema de la Caja Militar; se nos acusa falsamente… bueno, Eduardo Rubio, nuestro diputado ha explicado que nosotros claro que estamos en contra de los privilegios y que votamos también la Ley Orgánica Militar, aunque entendemos que 14 años después de gobernar ininterrumpidamente ahora se acuerda el partido de gobierno de reformar la Ley Orgánica Militar que viene de la dictadura y que fue reafirmada por Huidobro en el mismo sentido de la dictadura, cuando ahora de acuerda, nosotros decimos que votamos pero que queremos mucho más, que todavía hay un exceso de coroneles y generales y que queremos volver a lo que había antes de la dictadura. ¿Qué va a pasar en un proceso de liberación nacional, en un proceso donde el pueblo se apropie de su destino, que los movimientos sociales y fuertes bancadas populares vayan construyendo un camino que la patria necesita? ¿Qué va pasar con las Fuerzas Armadas? Nosotros nos referimos simplemente a la etapa actual, a la etapa de la liberación nacional, a la etapa a la que nosotros deseamos que avance nuestro pueblo en el sentido de la libertad y de la autodeterminación. En ese sentido ¿qué es lo que no queremos de las Fuerzas Armadas? En primer lugar la impunidad; queremos juicio y castigo. En segundo lugar, condenamos -y obramos en consecuencia- todos los privilegios de la alta oficialidad, incluso las jubilaciones de privilegio que es una vergüenza que el gobierno actual se haya prestado a esas jubilaciones de privilegio, y desde luego entendemos que hay un número excesivo de altos oficiales. En relación al número de soldados; es un tema técnico, no es solo un tema de los altísimos costos que representa al Estado. En tercer lugar, queremos ser solidarios con la miseria del soldado y de su familia que viven muy pobremente y que tienen que soñar con meterse en los cuerpos de paz, ser mercenarios al servicio del imperio, para tener dinero para la primera entrega para su casa propia. Estamos totalmente en contra de las condiciones terribles de abandono en las que está viviendo la tropa. En cuarto lugar, lógicamente queremos salir de todas las mal llamadas misiones de paz; no queremos ser más la carne de cañón del imperio, aunque eso represente plata. Muy mala vida para las Fuerzas Armadas y para el Estado. Desde luego también en los no, -repito: no a la impunidad, no a los privilegios de la alta oficialidad ni el número excesivo de cuadros, no a la miseria del soldado, no a las misiones de paz- también nos oponemos terminantemente a que cumplan funciones policiales. Más allá de lo que crea el Dr. Larrañaga, lo mejor que podemos decir es que está profundamente equivocado; hay una función militar y una función policial que son totalmente diferentes. Desde luego tampoco queremos que el Ejército o que las Fuerzas Armadas tengan un papel autonómico y protagonista en temas de producción de alimentos o producción industrial, en términos de fomentar el deporte y de fomentar la educación. Las FFAA pueden cumplir un papel auxiliar importante en todos estos planos; incluso toda la infraestructura deportiva que tiene el Ejército nos interesa, pero no pueden tener un rol autónomo. No les corresponde por Constitución, ni tener iniciativas en el tema de la producción -en la cual pueden ayudar-, en el plano deportivo y mucho menos en el educacional. Y desde luego entre lo que no queremos, hablemos también del concepto de familia militar. No hay derecho a que la alta oficialidad cree un partido político de altos oficiales retirados, que ni siquiera podrían ser candidatos, pero mucho menos tienen derecho de hablar de la familia militar. Para vestirse con dolores ajenos, para hablar del dolor del soldado raso y su humilde familia y decir: nosotros somos lo mismo, somos la familia militar. No, no existe la familia militar; lo que existe es una alta oficialidad que oprime y el dolor de los de abajo que son humillados, esa es la verdadera relación. ¿Y qué es lo que sí queremos en relación a las Fuerzas Armadas? En primer lugar juicio y castigo, sanear las Fuerzas Armadas de la memoria, de la más mínima sombra de lo que fue el terrorismo de Estado. Y acá tenemos que ser claros: en una confrontación puede haber muertos de los dos lados; pero violaciones, secuestros, desaparecidos, en este país hubo de un lado solo. En segundo lugar, entendemos que pueden jugar una rol importante las Fuerzas Armadas en la defensa de la frontera -¡de la frontera, no tierra adentro!- y en la defensa del mar territorial. Ojalá tuviéramos suficientes barcos para preservar una riqueza pesquera que nos están saqueando, ojalá la prefectura tuviera una actitud mucho más severa, y ojalá el gobierno no entregara zonas de nuestra costa anticonstitucionalmente para el saqueo extranjero. También pensamos que en los temas de sanidad que pueden cumplir un papel muy importante. Nos decían compañeros que conocen de esto: tres helicópteros de las FFAA con arneses pueden rescatar gente hasta en la Quebrada de los Cuervos, o en la bajada de Pena; helicópteros con arneses, una base sanitaria en Santa Bernardina y con helicópteros sanitarios tripulados por nuestro personal de aire, los militares, ningún accidentado estaría a más de dos horas de un CTI. También entendemos que deben cumplir un papel muy importante en emergencias y en catástrofes. Pero queremos que los servicios civiles vuelvan -como la aviación civil: vuelvan a civil-, y que no lo atiendan los militares. El Ejército y las Fuerzas Armadas tienen estudios estratégicos de interés relevantes. Nosotros queremos que esos estudios estratégicos que tienen que ver hasta con los recursos y hasta con el drama del agua potable en el Uruguay en la amenaza del colapso, esos estudios que tienen las FFAA se subordinen a una coordinación dirigida por la UdelaR donde aporten, pero lo que corresponde es que eso lo dirijan los académicos y no a la alta oficialidad. Queremos además una formación militar democrática, humanística y profesional que empiece en los llamados liceos militares, donde el área humanística tiene que ser impartida por profesores de carrera del sistema nacional de educación, por concurso, en el marco del sistema nacional de educación que nosotros aspiramos a que vuelva a ser mucho más público y menos privatizado de lo que quiere el Banco Mundial. Y por último, nosotros entendemos que en el tema de las FFAA, en el tema de la relación de estos funcionarios públicos con especialidad y con armas en la mano, haya también participación popular. Nuestro Programa no especifica las posibilidades y las formas; pero sí por ejemplo todos sabemos que si el Dr. Allende cuando fue Presidente legítimamente elegido en Chile hubiera creado milicias obreras -que alguna gente se lo planteó- no hubiera podido darse el Golpe de Estado terrible que causó cientos de miles de muertos, porque hubiera habido un defensa leal. Entonces ¿cómo participa el movimiento popular, la participación popular en relación a las FFAA para hacerlas democráticas, para supervisarlas, para monitorearlas desde los intereses ciudadanos? Hay que encontrar las formas. Pero todo pasa hoy por una bancada de la Unidad Popular mucho más fuerte que reflexione en estos planos de la democratización, en estos planos de juicio y castigo, en el plano de avanzar hacia la liberación nacional, también con los oficiales que acompañen, y por supuesto todo pasa hoy para prepararnos para una batalla de junio que será histórica”.


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