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Entrevista con el secretario de la Cámara del Calzado del Uruguay: Somos el tercer país de América e

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 2 jun 2019
  • 11 Min. de lectura

 Marcelo Ballesta: “La industria del calzado ha pasado por momentos muy complejos y hoy estamos muy preocupados por la crisis que vive el sector”.  “Los últimos 9 años el sector perdió un 50% de la mano de obra ocupada”, dijo el secretario de la Cámara del Calzado.  Como resultado: “Estamos deteriorando el oficio y estamos deteriorándonos en calidad de mano de obra”.  A pesar de la satisfacción en calidad, durabilidad y salud, siguen existiendo problemas con las compras públicas: otra vez “el laburo de 5 ó 6 meses” se va “para una empresa china y no para una empresa nacional”.

“El informe de la Cámara de Industria, que se presentó recién para el primer trimestre del 2019, uno ve cómo se habla de una pérdida de casi un 5% de la actividad industrial. Y esta pérdida en la actividad industrial viene dada desde el último trimestre del 2017”, afirmó Marcelo Ballesta, secretario de la Cámara del Calzado del Uruguay, en contacto con ‘Mañanas de Radio’ en CX36. En ese sentido aclaró que “a lo que ha sido industrias intensivas en mano de obra, les ha ido muy mal. Y lógicamente la industria del calzado está dentro de las industrias en donde los tiempos no vienen siendo muy buenos” y “si uno toma especialmente este informe de la Cámara de Industrias, por ejemplo, indica que la participación del textil, vestimenta y cuero en el último año ha perdido un 10,2% de participación”, indicó.

Semanas atrás llegó a la radio un llamado a gente a que se anotara para trabajar en la ciudad de Santa Lucía, aviso que después terminó no siendo real. Eso hizo reconocer que poco se habla de una de las industrias más importantes que ha tenido el Uruguay históricamente, que además hay como un orgullo sobre la industria del calzado. Por eso María de los Ángeles Balparda y Diego Martínez se comunicaron con Marcelo Ballesta, secretario de la Cámara del Calzado.

¿Cómo se compone hoy por hoy la industria del calzado en Uruguay? ¿Cómo se podría describir? Bueno, me quedo con el comentario inicial del orgullo de la industria y su importancia. Yo creo que hoy lo que es muy significativo es el orgullo, lo que nos queda. En cuanto a la importancia, bueno, ahí hemos perdido mucho terreno. La industria en los últimos tiempos ha pasado por momentos muy complejos. Para poder titularlo de alguna manera y darle el punto exacto, hoy estamos muy preocupados por la tremenda crisis que vive el sector. Es decir, tenemos expectativas comerciales y productivas muy bajas. Mucho se habla de esto de la pérdida de empleo, tal vez, más que pérdida de empleo en el sector estamos preocupados por la pérdida de empresas. Para darle un contexto a esto, uno escucha constantemente que el sector industrial en su conjunto viene hablando de una ralentización del sector. Si uno toma, por ejemplo algún informe de la Cámara de Industria, el que presentó recién para el primer trimestre del 2019, uno ve cómo se habla de una pérdida de casi un 5% de la actividad industrial. Y esta actividad, esta pérdida en la actividad industrial viene dada desde el último trimestre del 2017. En esta lógica de pérdida de industrialización porque la industria está ralentizada, está estancada, está empeorando, en realidad uno mira la industria en su globalidad. Ahora, cuando uno descompone la actividad industrial, lógicamente algunos sectores les va bien y a otros sectores les va menos bien, les va mal. Entonces, lógicamente, todo lo que es de alguna manera industria impulsada por recursos naturales le ha ido muy bien. Ahora, lo que ha sido industrias intensivas en mano de obra, les ha ido muy mal. Y lógicamente la industria del calzado está dentro de las industrias en donde los tiempos no vienen siendo muy buenos. Si uno toma especialmente este informe de la Cámara de Industrias, por ejemplo, indica que la participación del textil, vestimenta y cuero en el último año ha perdido un 10.2% de participación. Es muy significativo. A nosotros, lo que son industrias intensivas en manos de obra, básicamente hay dos cuestiones que nos han ido pegando fuertemente. Y tal vez no sólo en el Uruguay sino creo que la región en su conjunto. Uno es el concepto vinculado a cómo el mundo ha ido procesando este cambio en la distribución de la producción mundial centrado en los mercados asiáticos. Ese ha sido un elemento central que ha pegado fuertemente. Y el otro elemento que ha pegado fuertemente son los cambios estructurales que hemos tenido en el Uruguay vinculado al costo de mano de obra, el salario real, carga tributaria, tarifas energéticas, que eso nos está haciendo que se nos haga muy difícil poder producir. Entonces, yendo a la pregunta original, lo que hemos atravesado es alguna pérdida estructural en el sector. Por ejemplo, hoy decían especialmente cuántas industrias existen, y bueno, básicamente alguna información que manejamos de los últimos tiempos de acuerdo a estadísticas y censos dice que estamos hablando en el orden de unas 122 empresas, son las industrias que de alguna manera estarían quedando actualmente en producción; con la salvedad de que en este último tiempo algunas han caído un poco en esto del cierre de empresas. Lo destacable de esto, uno tiene que ver un poco la tendencia, y lo preocupante es que si miramos el 2000 por ejemplo, desde el 2000 a la fecha se han perdido 53% de las unidades productivas; la mitad de las unidades productivas se han perdido en este período producto de algunas de las cosas que fuimos mencionando. Dentro de la composición de ese 53%, quienes están todavía más críticas hoy y hoy es más crítico para ellos, son las empresas medianas, las empresas grandes, las empresas que tienen infraestructura y tecnología para estar pensando en ocupación de gente. Es decir, 100 personas trabajando dentro de esa industria, con alto nivel de tecnología...

Eso es interesante, el tamaño, ¿cómo definir cuándo es grande o mediana una empresa en estos casos? Bueno, ahí básicamente el concepto lo hacemos en función a lo que es nuestra clasificación nacional. Ahora, de igual manera, la propia caracterización del sector nos dice que básicamente tenemos tres grandes tipologías. Primero, la empresa que produce 300 pares de calzado por día es una empresa grande; una empresa que produce 50 pares de calzado es una empresa familiar con un nivel de contratación de gente en el orden de las 20 personas; y luego tenemos los talleres más chicos, que ya estamos hablando de 15 a 20 pares por día con una fuerte impronta familiar. Entonces, quienes están lógicamente hoy atravesando una etapa profundamente difícil en este marco contextual, es la empresa grande, la gran generadora de mano de obra, la gran generadora de operaciones, la que en definitiva mueve las agujas del sector.

¿Y son muchas esas? ¿Más o menos cuántas pueden ser? Evidentemente en este proceso de deterioro han sido las que más se han visto perjudicadas, las que más han cerrado. En este momento suponemos que deben andar en el orden de las 12 a 15 industrias. Con las cuales, muchas de ellas, volviendo al concepto inicial, están pensando, y si aún no lo han hecho, porque es muy difícil descalce y la barrera de salida de una industria ya montada con tanta inversión, le empieza a ser muy dificultoso encontrar alternativas.

Es impresionante, porque cualquiera de nosotros si sale y camina por 18 de Julio, por 8 de Octubre, por Agraciada, las zonas comerciales, ve una cantidad enorme de zapaterías. Sí, pero como yo decía hoy, uno de los fenómenos que ha impulsado esto es el concepto del surgimiento de Asia como un gran polo productor, en estos momentos la fábrica del mundo en tema de calzado. Uno por ejemplo puede estar pensando que de acuerdo a algunos últimos datos en el mundo se estima que hay en el orden de una producción de 23 millones de pares de calzados. De esa cantidad enorme de calzados que hay, el 87% se produce en Asia. China produce el 55%, India el 13%, Vietnam el 4 ó 5%, Indonesia el 4%. O sea, China es el gran productor de calzado a nivel mundial. Y fíjense qué interesante, básicamente China de lo que exporta de toda su producción, el 50% lo manda a 7 países. Dentro de ellos el 25% a Estados Unidos, por eso está la controversia esta del impacto que tienen las medidas de Estados Unidos sobre el calzado, por lo que ingresa China. Pero si miramos la región, por ejemplo Argentina, Brasil, todo lo que es Sudamérica, China manda el 3% de su exportación a esta región. Si miramos Latinoamérica más para arriba, el 0,7% de su producción. ¿Qué quiero decir con esto? Que China con sólo el 4% de su exportación destinada a Latinoamérica, ha devastado totalmente los mercados latinoamericanos. Ahora, ¿por qué? Porque en definitiva el precio promedio de la exportación de China es de 4 dólares. En nuestro caso, en el caso de Uruguay en realidad el consumo aparente de calzado de Uruguay anda en el orden de los 15 millones de pares de calzados. Eso quiere decir que Uruguay tiene un promedio per cápita en el orden de 4,5 de pares por habitante. O sea, es uno de los más altos de Sudamérica; primero está Chile, después Paraguay y después estamos nosotros, somos altos consumidores de calzado. ¿Ahora, qué tipo de calzado es el que consumimos? Y ahí básicamente es el calzado importado de estos mercados emergentes que les estamos diciendo.

¿El calzado deportivo sería? Todo tipo de calzado que te imagines, calzado de moda también. Porque en definitiva, en el Uruguay en el año 2018 entraron 12.252.000 pares de calzado. La industria nacional estimamos que está en el orden de producción de 1.500.000 de pares de calzado.

Pero si se compraran zapatos buenos, que duran, se comprarían menos pares por año por persona. Pero yo he visto madres que hacen un esfuerzo bárbaro para comprar un par de championes que les duran muy poquito tiempo, pero bueno, las sacan del paso. Son los zapatos chinos ¿no? Sin lugar a duda. Si uno mira los últimos tiempos, los últimos años, el precio promedio de venta en vidriera, ha bajado sustancialmente en el orden del 20% al 25%. Significa que hasta el año pasado o hasta hace 2 años atrás uno miraba el precio de un calzado a $ 2.000 o $ 2.200, hoy encuentra calzado de $ 800, $ 900 y $ 1.000. Entonces, la gente se viene inclinando hacia un calzado totalmente sintético, de mala calidad, que no contribuye al confort, que no contribuye a la calidad, que no contribuye a la durabilidad y paga un precio realmente muy bajo, extremadamente bajo. Ahora, esa situación que se viene dando no es del 2018, porque en realidad en Uruguay ha habido como grandes escalones. El 2008 fue un año escalón, 2011 ha sido un año escalón, y uno mira y en forma estructural el Uruguay está importando ese nivel de calzado… por ejemplo, decía recién 2018… 2017 importamos 12.940.000 pares. En el 2016, 12.250.000. En el anterior, 12.000.806. De los cuales el 68% en términos de pares de lo que ingresa al Uruguay, es chino. Entonces, evidentemente, esa situación que ha sido estructural, no es coyuntural según lo que pasa, porque en realidad ese 68% es chino, el segundo proveedor nuestro es Brasil, que en término de dólares estamos incorporando cerca del 20% de lo que entra. Y después lo malasio y lo vietnamita, que junto a lo chino estamos hablando del 80% de lo que entra en el Uruguay viene de mercados asiáticos a un valor realmente muy irrisorio. Eso ha hecho que, por ejemplo, del 2000 al 2018, el incremento de la importación ha sido en el orden del 60% en términos de pares. Es decir, importamos un enorme volumen a precio realmente muy bajo, que sirve a los distribuidores por el gran margen que existe, y eso le permite haber sustituido las condiciones para que la industria nacional pueda competir en lo que es el mercado.

Sí, está la situación del mercado que está muy afectada, como usted decía, una pérdida del 53% en estos años. Sí, sí, totalmente afectada. Mire, si yo intento medir la tasa anual de producción a través del índice de volumen físico de producción, y si le arranco del 2005 para adelante, le voy indicando el valor de lo que ha sido el volumen físico de producción. En 2005 hubo una caída del 18%. En 2006 una caída del 14%. En 2007 una caída del 0,7%. En 2008 un 7,2%; 7,8%; 12,7%; 10,2%; 26,3%; 24,5%; 9,5%; 10,02%, todo pérdidas, todo caídas de productividad. O sea, cada vez más están dadas las condicionantes para que en definitiva el sector esté atravesando serios problemas.

Eso es pérdida por todos lados, porque es pérdida de la industria, es pérdida de puestos de trabajo, es pérdida de un oficio. Exacto. Es decir, si miramos en pérdida de empleo, por ejemplo, que es uno de los indicadores que tanto molestan, somos una industria altamente intensiva en mano de obra; si comparamos 2017 con 2016 ahí tuvimos una pérdida de un 13% en la mano de obra. Los últimos 9 años el sector perdió un 50% de la mano de obra ocupada. Como cada vez más es más invariable o menos constante el año productivo, entre cambios de temporadas y temporadas, no sólo va migrando la gente de mano de obra especializada, porque se van a otros sectores que les resulta más atractivos, sino que especialmente empieza a migrar la persona que ya no tiene un oficio especializado pero sí tiene muy buena cultura del trabajo. O sea que estamos deteriorando el oficio y estamos deteriorándonos en calidad de mano de obra, y eso es un desafío extremadamente importante.

¿El Estado le compra a la industria nacional para los sectores que usan más calzado? Ahí es uno de los temas más controversiales que en estos momentos tenemos y que nos está llevando mucha energía. Hace algunos años está sobre el tapete el tema de compra de uniformes por parte del Ministerio del Interior. Este es un rubro muy importante, es decir, la industria del calzado, por lo menos suministrado en los últimos 5 ó 6 años a un vuelo así muy genérico, no menos de 200 mil pares de calzado a compras públicas. Y realmente lo ha hecho con un nivel de satisfacción muy grande, es decir, no han habido reclamos, totalmente aceptación a las condiciones, tanto usuario como comprador. Sin embargo ahora, a partir del 2006, en una situación un poco extraña, el Estado decidió para el Ministerio del Interior comprar directamente al mercado asiático. Recordamos la compra aquella directa que hubo a China, muy controversial. Y bueno, ahí lógicamente la industria estuvo fuertemente tratando de articular cuáles habían sido las razones por las cuales no había participado en forma activa dentro del proceso. Surgieron algunos avances, al próximo año del 2017 la industria nacional pudo participar activamente, trabajó en forma muy directa con el Ministerio del Interior generando especificaciones de calzado específicos que sean buenos para su gente en cuanto a comodidad, en cuanto a durabilidad, salud del pie y demás, y se hizo una experiencia, el Ministerio volvió a comprarle a la industria nacional y la verdad que la industria nacional logró un producto de excelentes prestaciones. Al punto tal que en una de las últimas reuniones el ministro del Interior valoró expresamente la calidad de lo que había sido comprado. Ahora, en el 2018, de vuelta en esos diálogos para ver qué era lo que pasaba nuevamente con la compra de calzado, hubo una intención bastante fuerte de parte de algunos Ministerios, Industria, Interior, Defensa de dar el mayor esfuerzo para generar las condiciones para que la industria nacional pudiera participar activamente en esto, se firmaron algunas instancias tácticas a partir de ahí con divisiones, bajamos el operativo, pero resulta que cuando salió la licitación fue con algunas sorpresas. Y la verdad que la licitación con algunas sorpresas tenía algunos problemas, términos de pago, la apertura era la oferta internacional, con diferencias en el tratamiento entre lo importado y lo nacional, con lo cual salimos a pelear fuertemente esa situación, de alguna manera se presentaron algunos cambios pero el requerimiento se volvió a abrir, se bajaron las condiciones de requerimiento, y bueno, hay una fuerte orientación a que esta nueva compra se le volvió a dar a una empresa china, justamente lo que estábamos hablando. Cuando en definitiva en esta licitación que es muy significativa para la industria, la industria a partir del proceso licitatorio presentó un producto equiparable en precio y en donde la única condicionante que hacía que no pueda ser elegible es que en vez de entregar a los 90 días pudiera estar entregando entre 120 y 150 días. Y ese elemento termina siendo el determinante para que en definitiva el laburo de 5 ó 6 meses vaya para una empresa china y no para una empresa nacional. O sea que estamos muy preocupados por ese tema, estamos trabajando sobre ese tema, y la verdad que le dedicamos mucha energía porque entendemos que las compras públicas son un motor justamente para la industria nacional, no hay otra lectura.


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