Editorial: Solidaridad con Palestina siempre
- La Juventud Diario
- 30 may 2019
- 2 Min. de lectura
Uno de los mayores conflictos originados en esta época, en que el imperialismo ha llevado adelante una de las mayores políticas de despojo con el propósito múltiple de apropiarse de los recursos energéticos de la región, y proponiendo además un escenario de guerra constante para sostener su complejo industrial con increíbles ganancias. La violación de las más elementales normas del derecho y la convivencia internacional se han desatado luego del fin de la llamada segunda Guerra Mundial donde se produjo el despojo al pueblo palestino, quitándole sus territorios y negándole sus derechos a vivir en paz como un pueblo y Estado independiente. No es una novedad que la zona a que nos referimos ha sido eje del desarrollo económico y social de la humanidad; sin embargo en este cruce de la política agresiva imperial, Estados Unidos e Israel pretenden destruir la respectiva historia cultural y religiosa de Palestina, de los pueblos de Medio Oriente y el mundo musulmán. A nadie escapa que la extensión de las tierras expropiadas por el Estado de Israel y entregadas a ciudadanos norteamericanos de origen judío tienen una enorme connotación política, pues ello ha ido acompañado de enormes concesiones que este país ha tenido en materia de obtención de armamentos nucleares y de alta tecnología, para enfrentar una política de expansión territorial constante en la zona. Los derechos del pueblo palestino han sido planteados largamente en los más altos foros internacionales, sin que las demandas crecientes que se han expresado allí se hayan cumplido y la gran deuda que tiene la humanidad aun no haya sido cumplida. Ninguna declaración y exigencia se ha conocido contra la política del apartheid llevada adelante por el Estado de Israel en materia de ocupación y persecución que sigue padeciendo el pueblo palestino, que llena sus cárceles con personas de todas las edades, conociéndose por momentos situaciones violentas contra la familia palestina que son aberrantes. Sus familias sufren bombardeos, persecución, cárcel, y ello es lo censurable y que no puede olvidarse. Claro que esta política es extremadamente peligrosa por quienes la padecen y también para las relaciones internacionales, que se encuentran en forma constante jaqueadas por una política de tensión y de guerra que está sostenida por increíbles presupuestos militares, donde grandes empresas son sus directas beneficiarias. Lo que sí es cierto y debe tomarse en cuenta es que en nuestro país han existido ambigüedades que no tienen nada de equilibrado ni mucho menos democrático, y ello ha sido la aprobación por parte del gobierno uruguayo del envío de tropas al Golán, que ha sido precisamente una usurpación a Siria desde 1967, siendo esta una solicitud por parte de la ONU a la que el gobierno de nuestro país ha accedido sin ningún tipo de contrariedades. El diseño de la política exterior de las grandes potencias occidentales e Israel tiene un objetivo y es el control de los recursos en hidrocarburos y más, en nada se repara a los efectos de obtenerlos. Estados Unidos e Israel extienden además el conflicto, apropiándose de Jerusalén, para un interés que poco tiene que ver con la defensa universal de valores culturales y religiosos, lo que promete un conflicto aun mayor ante cada paso que supone la opresión de los palestinos.
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