Columna: Medio Ambiente como frente de lucha
- La Juventud Diario
- 17 may 2019
- 8 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Precandidato a la presidencia de la República
“Hoy quería hablar del tema del medio ambiente. El tema del medio ambiente se puede ver aislado, como un problema mundial; pero en realidad el tema de la crisis ambiental es una expresión más de la contradicción fundamental de nuestra época entre el capitalismo y los proyectos de los pueblos, entre el capitalismo que significa la muerte de todo, de la naturaleza, de las esperanzas de la supervivencia de la humanidad, y los proyectos de los pueblos que quieren vida, que quieren sobrevivir, que quieren construir sus mejores sociedades, sustentables. El tema del medio ambiente entonces nosotros lo vemos como un frente de lucha; pero un frente de lucha inseparable de las tareas de liberación nacional, inseparable. En ese sentido, el saqueo ambiental es como la culminación de un proceso de acumulación capitalista que viene de aquel capitalismo insipiente, de aquella primera etapa del capitalismo que alguien dijo que ya nació choreando sangre por todos sus poros. El capitalismo en el Siglo XIX impulsando un sistema colonial por el cual batallaban las grandes potencias, utilizaba trabajo esclavo en las colonias, se servía de un trabajo esclavo de los países más atrasados a los cuales les robaba los recursos naturales. Ya en el Siglo XX no se sacó solo los recursos naturales y se usó el trabajo esclavo; ya la inversión de capitales permitió a las grandes potencias la explotación directa del trabajo asalariado en países con salarios muy bajos, sumergidos y miserables. Por lo tanto en el siglo XX la inversión del capital financiero fuera de fronteras en países dependientes, en colonias, en semicolonias, generó empresas filiales que explotaban directamente mano de obra en lugares donde los salario son mucho más bajos -o sea que la cuota de plusvalía era mucho mayor- a lo que se sumaba el saqueo de los recursos naturales. Y en el Siglo XXI -quizá desde 1980- a la explotación siniestra de la mano de obra en los países pobres, a la succión de sus recursos naturales, se sumó inevitablemente el saqueo ambiental. En momentos que hay penurias energéticas, falta de agua y problemas de todo tipo en cuanto a materias primas por la voracidad del capitalismo imperial, por esa voracidad se generan desequilibrios y se generan carencias, hay que saquear el ambiente de los países humildes: poner ahí las industrias contaminantes, destrozar los ecosistemas, sacar todo lo que se pueda sacar de la tierra, el agua y el subsuelo, robar todo. Eso es parte del imperialismo como fase del capitalismo en el Siglo XXI. Por eso decía que el medio ambiente es un frente de lucha entre dos posiciones: el capitalismo mundial en su fase imperialista que representa la muerte de la humanidad y los sistemas fraternos que crean los pueblos -de inspiración socialista fundamentalmente- que plantean un ordenamiento distinto, socialmente solidario y ambientalmente sustentable. En ese sentido hay un debate de ideas muy fuerte. Quizás muchos de ustedes si no lo han leído no me van a creer; pero el capitalismo más neoliberal, más salvaje hasta hace muy poquito decía que en realidad que sí había problemas medioambientales pero el mercado lo acomodaba todo, porque en la medida que el agua se volviera un producto raro iba a subir de precio y por lo tanto el mercado iba a cuidar el agua. En la medida que cualquier materia prima se volviera insuficiente iba a subir el precio, entonces el mercado iba a regular su protección y que cuando algo se contaminara demasiado también las leyes de mercado iban a garantizar -por una expansión de la necesidad de la renta- nuevos cuidados y nuevos reciclajes. Es decir, había una idea falsamente optimista mientras se preparaban las pequeñas islas de bienestar en un universo cloaca que se estaba preparando. La otra línea que es la actual de Trump -al principio Trump sostenía esto de que el mercado regulaba todo-, ahora lo que dice Trump es minimizar los efectos de la crisis ambiental. En medio del derretimiento de los glaciales se jactó el invierno pasado: ‘Ah, miren los que hablan de cambio climático y calentamiento global, el frío que estamos pasando en la Costa Este de Estado Unidos’. Eso es lindante con lo burro o con lo más demagógico, pero es un argumento que todavía existe. Lo tercero, lo que hacen los Obama, los que piensan un poquito, es aislar el problema: ‘sí, el problema ambiental es serio, vamos a tratarlo como problema separado… no tiene nada que ver con la explotación, no tiene nada que ver con el saqueo de las grandes potencias, es un problema que hay que tratar por separado: vamos a poner plata en Naciones Unidas, hacemos eventos sobre el cambio climático, el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) se ocupa de eso, pagamos altísimos sueldos a condición que estos expertos que ven destruir el mundo se callen la boca sobre las verdaderas causas’; que para eso existe el PNUMA , para eso existe los altos funcionarios de Naciones Unidas, con honrosísimas excepciones. Es decir, ese debate de ideas está planteado y ante ese debate de ideas lógicamente la Unidad Popular alineada del lado de los pueblos. Si vamos al espectro político uruguayo con representación parlamentaria, la UP es la única expresión político partidaria en defensa del medio ambiente, contra el saqueo ambiental -en serio- que existe. Si vemos a algunos partidos que aspiran a tener representación parlamentaria, bienvenidos si llegan, no hay la coherencia en este tema que tiene el programa de UP. ¿Por qué? Porque nosotros entendemos que es absolutamente inseparable la lucha por la protección de nuestros bienes naturales, por la salud de nuestra gente, es una lucha inseparable de romper las cadenas con el imperio, de romper las cadenas de la deuda externa, de romper las cadenas con las transnacionales, de romper la humillante situación que nos saquea y que nuestros gobernantes dicen Amén porque entra plata, sobre todo en año electoral que es lo que a ellos les interesa. De la misma manera que han llenado irresponsablemente de cianobacterias y han contaminado todos nuestros ríos, arroyos y hasta parte del océano de nuestro mar territorial, de la misma manera que hace que el Santa Lucía agonice y no les importa, porque lo que les importa es generar megaobras, espectáculos tipo Antel Arena para terminar el año electoral con obras y con el maldito tren de UPM con la ilusión de trabajo. UPM, el tren de la muerte, UPM2, que se ponen de rodillas, entregan la soberanía, entregan la enseñanza, entregan todo para que vengan para que vengan capitales extranjeros, porque generan por dos o tres años una plétora de trabajo que les sirve electoralmente a esta gente que son los malos europeos y los peores americanos de hoy. En ese sentido el programa de la UP no empieza por exigir desde ya un viraje de 180° -que es urgente-, sino que empieza por aquellas pequeñas actividades, aquellas pequeñas luchas y aquellos pequeños objetivos -y no tan pequeños a veces- que permiten a la gente demostrar que no está todo perdido, que otro camino es posible, que otro camino es necesario. No es necesario mostrarle a tanta gente que está muy enferma por los agroquímicos en sobredosis, no es necesario demostrarles lo necesario que es el cambio; pero también a ellos para que recuperen la esperanza, para ellos y sus familias golpeadas por los venenos, también es importante demostrarles que ese camino necesario es también posible, que un rumbo artiguista de defender el rico patrimonio de los orientales es posible, es necesario y ondea en las banderas de la UP, que por algo pintan un rojo amanecer sobre una verde tierra recuperada. En ese sentido, peleas inmediatas: la lucha contra la Ley de Riego, hay que marcar a fuego que sólo la UP se opuso a la privatización de la gestión del agua; blancos, colorados, independientes y el partido de gobierno ¡juntos! hicieron este crimen contra nuestra naturaleza, cometieron esta destrucción de todas las esperanzas que le quedaban a los pequeños productores rurales de sobrevivir, dieron un avance terrible en la consolidación de un mundo de cianobacterias y de aguas contaminadas. Otro día hablaremos en profundidad de esto, pero es criminal lo que han hecho todos estos partidos en relación a la Ley de Riego que solo la UP y algún diputado y alguna senadora suelta cuestionó, vaya uno a saber si por intereses legítimos o por demagogia. En segundo toda la batalla contra el tren de UPM 2, todas las batallas hermosas que está dando nuestro pueblo al costado de la vía, conmovedoras. Y el NO a UPM 2 es un clamor que se levanta, incluso yo reitero: en Paso de los Toros, en Pueblo Centenario, donde los jóvenes tienen la legítima esperanza y la certeza de que por lo menos por un tiempo van a tener trabajo con buenos salarios, también ellos advierten que es pan para hoy y hambre para mañana y bien hubieran querido ellos otros proyecto. Pero bueno, es lo que hay y yo pienso que lo bien que hacen para adaptarse a trabajar ahí. Desde luego que otro tema con el que estamos peleando es contra la expansión de los monocultivos, tanto de la soja transgénica como la de los forestales, que nos están matando las posibilidades de alimentación y además contaminan con sobredosis de agroquímicos toda nuestra tierra y toda nuestra agua. Estamos también -y voy enumerando las cosas que nos oponemos- a los organismos genéticamente modificados impulsados por los laboratorios. No nos atamos las manos de que mañana una investigación nacional con laboratorios nacionales por UdelaR, genere algunos organismos genéticamente moderados que entren al mercado o entren a la producción, después de un estudio serio de sus efectos colaterales. No es lo que pasa ahora, que nos usan de conejillos de india y organismos genéticamente modificados -me refiero sobre todo a elementos de la alimentación vegetal y animal- que están prohibidos en Europa, nos lo ponen acá para mayor gloria de los laboratorios. Desde luego la sobredosis de agroquímicos estamos en contra, lo hemos denunciado. Estamos en contra de los basureros radioactivos. Miren que con la Central Atomoeléctrica que en el gobierno de Lacalle querían poner en Paso de los Toros los canadienses -la gente que Paso de los Toros lo logró frenar-, una de las clausulas era que se hacía un tratamiento a la basura radioactiva canadiense para que pudiera servir de combustible, pero después el enterramiento final era responsabilidad en Uruguay. De la misma manera que en Somalia en el mar están echando los desechos reactivos de Europa, nos quieren usar de basurero radioactivo. Estamos contra el fracking. Estamos contra la mega minería contaminante y sin control. Cuando nos enfrentarnos a estas cosas no estamos proponiendo un programa global, estamos tratando de frenar los aspectos depredadores más urgentes, y tenemos una enorme confianza que lo vamos a lograr en alianza con la movilización social, que no cesa y crece. Estamos por la protección apícola, tenemos un proyecto ahora en el Parlamento. Por un CODEX alimentario que diga qué es lo que comemos y qué es lo que debemos comer, por el principio precautorio en todo lo que se nos quiere meter; con que las faltas ambientales se transformen en delitos ambientales; por el monitoreo ciudadano, por las audiencias de verdad, que no nos impongan solo discutir temas técnicos sino la esencia misma de los proyectos; por investigación propia; por un plan que jerarquice la obra pública, porque con un plan de obra pública de una industrialización descentralizada, una industrialización que no consuma tanto en flete porque se produzca en los lugares donde están las materias primas que todas vienen del campo, con una obra pública descentralizada y con los cuidados ambientales que sólo el Estado puede dar cuando no es corrupto -porque para los demás, para una empresa privada el ganar, el lucro es mucho más importante que el medio ambiente-, sólo el Estado puede proteger un desarrollo de obra pública hacia la industrialización, es fundamental. Por último, con los países hermanos un imprescindible manejo de cuencas, para ver una visión global de lo que nos está pasando y cómo incidir para sanar nuestro ambiente en su conjunto. Ojo, no le echemos la culpa al Paraná de las cianobacterias de Maldonado: eso es exclusiva responsabilidad de Uruguay, porque las aguas van como paralelas en el Río de la Plata. Pero necesitamos un manejo de cuencas Uruguay aguas arriba, y Paraná también, a los efectos de un mundo liberado de las transnacionales, de la expoliación extranjera, un mundo que recupere la esperanza, para lo cual una fuerte bancada de la Unidad Popular en octubre es el primer paso imprescindible”.
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