Columna Inseguridad (o violencia social)
- La Juventud Diario
- 16 may 2019
- 8 Min. de lectura
Por Gonzalo Abella Precandidato a la presidencia de la República

“Yo quería hablar de un tema porque se lo van a preguntar permanentemente los vecinos, porque siempre va a estar presente en esta campaña electoral, que es el segundo tema que le preocupa a la gente después del trabajo. Y es el primer tema que nos preguntan usualmente en los medios -aún en los medios del interior- que es el tema de la inseguridad ciudadana. Yo siempre recuerdo que cuando el Dr. Vázquez asumió nosotros rechazamos cualquier cargo en cualquier ente autónomo, fuimos los únicos; pero cuando el Dr. Vázquez nos llamó a debatir sobre el tema de inseguridad lógicamente fuimos, porque más allá de que nuestros conceptos son totalmente diferentes y nuestras propuestas diría que antagónicas, no podemos negarnos como padres, como abuelos o como tíos preocupados de pesar si hay algunas posibilidades de acciones sensatas para esta preocupación enorme que nos abruma por nuestros seres queridos y por nosotros mismos, que es la creciente inseguridad. Desde luego nosotros sabemos cuál es la causa de la creciente inseguridad, la sociología lo explica como una ley universal: en una sociedad donde crece la inequidad y la desigualdad, crece la violencia. No es la desigualdad instalada la que genera la violencia, porque a veces hay como una especie de resignación en la gente que está acostumbrada a vivir mal; es cuando la desigualdad crece y la desesperanza aumenta, inevitablemente crece la violencia. A lo que se suman las mafias delictivas y desde luego el flagelo de la droga, con el cual han sido tal liberal y generosos en su no responsabilidad los gobiernos sucesivos y principalmente el ex Presidente Mujica. Nosotros tenemos datos, porque hicimos talleres y trabajamos con toda la gente afectada y la gente que está vinculada con las personas privadas de libertad. No puedo hablar acá de los talleres porque sería un tema muy largo -fue fascinante-, muchas veces salíamos con un nudo en el estómago del dolor y de la impotencia. Lo que podemos decir es que de nuestra población carcelaria, una de las más numerosas per cápita del continente, el 80% son pobres y menores de 35 años, en el que no está por cierto el núcleo siniestro de los violadores de niños, de los asesinos seriales, de los irremisiblemente violentos, que es un puñado minúsculo dentro de las personas privadas de libertad. Y a ese puñado minúsculo y detestable lo que nosotros quisiéramos son las máximas penas del Código Penal, pero se trata del resto: de jóvenes que salen y no encuentran nada que hacer. La reincidencia de las personas que salen de los penales, es del 70%. Y de otro punto de vista -cifras que más o menos coinciden- la gente que fue rapiñada, que fue asaltada, que sufrieron violencia ilegítima, el 80% son gente que ya estuvo presa, son reincidentes. Salen de 15 a 30 personas por día, liberados de los distintos establecimientos penitenciarios. Y hay que entender que el que asaltó al almacenero de la esquina, el que rapiñó anteayer a la vecina querida que injustamente fue golpeada, que era el que asaltó la farmacia antes de anteayer, puede haber salido la semana pasada. Nosotros no es que nos preocupemos más de los que están adentro que de los que están afuera, nosotros hasta por una razón de directa afectividad nos importan nuestros vecinos, nos importan nuestros seres queridos más vulnerables; pero el tema es que hay un nexo en cómo sale -qué oportunidad se le da o no se le da- y la reincidencia, que es la que golpea a la violencia social que cae entre pobres contra pobres, porque los ricos están blindados. En ese sentido la Unidad Popular ha hecho un debate riquísimo sobre estos temas; hemos hablado con médicos forenses de los establecimientos penitenciarios, con docentes que trabajan en situación de cárcel, con gente rapiñada y hasta con gente del Instituto Policial -que confidencialmente nos ha dado sus propias preocupaciones, porque hay de todo en los Institutos que dependen del MinInt. Nosotros tenemos como UP algunos enfoques inmediatos -porque el dolor y la angustia de la gente no puede esperar-, y otras medidas a mediano y largo plazo, en la media que vamos desarrollando el conjunto de nuestro programa artiguista hacia una sociedad socialmente solidaria y ambientalmente sustentable, libre de las cadenas que nos oprimen como la deuda externa, con el ponernos de rodillas ante las transnacionales. Pero el dolor de hoy de la gente, incluso el dolor de hoy de la terrible situación que muchos jóvenes primarios están sufriendo mezclados con delincuentes encallecidos, esos dolores tienen ciertas urgencias que no podemos posponer. En ese sentido una de las cosas que a nosotros nos preocupa es diferenciar, darle un tratamiento separado a los primarios de la gente que está ya en la rosca dura del delito. Pero fundamentalmente presupuestar una ruta de salida nos da la seguridad y la inseguridad de los de afuera, no es darles un tratamiento especial. Lo demostró el Instituto Nacional de Rehabilitación -que desgraciadamente solo puede atender a una minoría, a un 8% ó 9% de los egresados- que cuando hay una preocupación, una preparación pre salida y un acompañamiento con oportunidades de trabajo, la inmensa mayoría no delinque: la reincidencia baja del 70% al 20%. Son cifras del propio Instituto de Rehabilitación, lo que pasa es que no hay recursos y en general se trata de disimular, barrer para debajo de la alfombra por qué causas está aumentando el delito a pesar de que tenemos mucho más población carcelaria -no ha crecido la población y el porcentaje es mucho mayor-, tenemos cámaras en todas las avenidas que hace que los delincuentes vayan a las más oscuras a golpear a los más pobres. Las cámaras y el PADO patrullan algunas zonas pero simplemente el crimen se desplaza a golpear a los más desposeídos, que son muchos, entonces ahí también se obtienen cosas. Nosotros planteamos además de un presupuesto de salida, una cosa que para nosotros es urgente y puede ser una solución urgente de lo inmediato: que es no solo un trabajo interdisciplinario sino un trabajo interinstitucional. Nosotros llamaríamos a la responsabilidad a una acción conjunta, inmediata -y eso lo podemos proponer en el Parlamento si tenemos una bancada que se hace oír-, una coordinación obligatoria para las rutas de salida del Ministerio de Trabajo (MTSS), Ministerio de Educación (MEC), Ministerio del Interior (MI), Mides (Ministerio de Desarrollo Social), Instituto Nacional de Colonización (INC) y Extensión Universitaria. Un equipo colectivo de estas instituciones que se haga responsables de los que salen, el MI incluso no puede lavarse las manos porque el Instituto Nacional de Rehabilitación de alguna manera los marca también. Este trabajo interinstitucional, transparente, con auditorias, que dieran cuentas al pueblo de lo que está pasando, sería una medida de emergencia para rebatir en lo inmediato esta reincidencia del 70%. Pero al mediano plazo, suponiendo que de pique con una bancada fortalecida en ambas cámaras de la Unidad Popular, en un Parlamento dividido, donde algunos van a empezar una carrera de méritos y no se van a atrever a enfrentar proyectos de sentido común, donde las divisiones pueden jugar a nuestro favor (porque cuando las grandes potencias disputan terrenos, para los chicos es la oportunidad de tener una política soberana). Cuando los distintos grupos de bancada disputan entre sí para una bancada firme como la Unidad Popular, es una oportunidad de encontrar aliados: ¿demagógicos, honestos? es su problema, pero podemos con fuerte movilización social por fuera, generar un impacto que a muchos diputados les cueste un alto costo político decir que no a medidas de sentido común. ¿Qué proponemos? En primer lugar fortalecer el binomio que está garantizado: trabajo adentro de la prisión y deporte, estudio entre las personas privadas de libertad y salida con una esperanza de trabajo. Esto tiene que ver con la recuperación de la esperanza; simplemente dando señales, primero a una escala mediana, uno va transformando la realidad y va generando cierta expectativa nueva en personas privadas de libertad que hoy salen y no tienen ninguna esperanza. Generar una sociedad donde la seguridad sea parte de la construcción colectiva de un mundo apoyado en recursos propios, con industrialización propia, con una inversión soberana de recursos genuinos para reinstalar la gente en la tierra, de proyectos cooperativos que a diferencia de los actuales no sean abandonados por el gobierno sino que haya un seguimiento responsable, apoyo y subvención a los emprendimientos cooperativos. Y en esa sociedad nueva nosotros no necesitamos que haya militares en las calles, eso es una barbaridad. El Dr. Larrañaga desgraciadamente jugando con el miedo y la angustia de muchos compatriotas logró las firmas para que se plebiscitara eso. Pero es falso, hay que preguntarle a cualquier alto mando del Ejército si está de acuerdo y va a decir que no. Y que no por una razón de sentido común: la función policial ante una medida de protesta, está entrenado para responder con simétrica violencia a la violencia ejercida por los que llegan; es en teoría pero debería ser así. El soldado no, el soldado está preparado para aniquilar las fuerzas vivas del enemigo, la orden es aniquilar. Son dos formaciones totalmente diferentes. Nosotros lo que necesitamos es fortalecer el instituto policial que hoy tiene armas nuevas, tiene cámaras nuevas, pero es absolutamente inoperante porque se barre debajo de la alfombra, porque hay corrupción, y la gente honesta que hay en el instituto policial tiene que callarse la boca para no perder el empleo. Pero hay una cosa clara, hoy un policía nos confiesa que ser destinado a la cárcel es como una sanción terrible, es una pesadilla. Nosotros quisiéramos un instituto policial con los recursos necesarios para que un policía egresado entendiera que rehabilitar gente es una de las más altas y nobles tareas que puede tener un policía. Rehabilitar gente, tender la mano solidaria al que delinquió por primera vez, acompañarlo, generar hasta a una contención afectiva, trabajando con el equipo multidisciplinario que puede visitar la cárcel con los docentes, y generar rutas de salida fortalecidas por esa esperanza. La Plataforma Electoral -yo quisera leer el Programa porque está maravilloso, pero es importante lo que dice la Plataforma Electoral- dice que en el tema de la violencia social: El combate al delito requiere intervención interdisciplinaria y estructural -es lo que llamamos interinstitucional- que modifique las condiciones económicas y sociales que dan origen a la violencia. Las causas están en la inequidad, la conjunción del trabajo, el estudio y la equidad social para todos es la única posibilidad. Entonces ahí habla de que la violencia social y el delito son fenómenos multicausales -estoy abreviando-; se combatirá y reprimirá de modo implacable los delitos financieros, el narcotráfico; y termina la recomendación de nuestra Plataforma Electoral -que insisto es un resumen- diciendo: apoyo a las personas liberadas de la prisión procurando su inclusión social y evitando la reincidencia. Como ven es un resumen apretadísmo de lo que yo dije. Pero vale la pena recordar el desarrollo que yo hice -que no es un aporte mío por supuesto, es aporte del programa y de los talleres, incluso publicamos un documento que ahora está agotado que se llamó en su momento Rompiendo Rejas- que nosotros como UP en este tema denunciamos las causas, denunciamos los datos que -insisto y esto quiero que quede claro- que el nexo que hay entre las inadecuadas políticas penitenciarias y la reincidencia -esto es muy claro para entender que no nos estamos ocupando solo de los de adentro sino que nos estamos ocupando de los de afuera-, los nexos, que nosotros tenemos propuestas inmediatas en esta emergencia, una reunión de emergencia MTSS, MEC, MIDES, MININT, INC… claro, si hay propuestas en la tierra, y al que no le guste la tierra lo siento mucho, lo que le tiene que ofrecer la sociedad es una primera oportunidad para no caer, porque muchos muchachos salen llorando y dicen que no quieren volver por nada en el mundo, pero no sé qué hacer te dicen muchachos jóvenes de 19, 20 años. Y a mediano plazo construir una sociedad diferente, que empieza por el Plan Nacional de Viviendas, por una serie de medidas que hay que ser muy malo para no aprobar. Porque todo lo que siembra esperanza, como puede ser un Plan Nacional de Vivienda totalmente estudiado, financiado, es el golpe demoledor a la desesperanza, es el golpe demoledor a la reincidencia y a la desesperación, es un golpe a favor del futuro de todos, de la seguridad de las calles, de las manos tendidas y de las puertas abiertas”.
Entradas relacionadas
Ver todoLa posibilidad de aumentos de tarifas y de impuestos había sido negada enfáticamente por el presidente Luis Lacalle Pou durante la...
En estos días es evidente que ante un nuevo aniversario del Movimiento 26 de Marzo, muchas cosas y conceptos se ponen sobre la mesa en...
En los últimos tiempos han ido surgiendo en forma cada vez más amplia problemas y situaciones cada vez más difíciles de atender, con las...
Comments