Los compañeros en nuestra memoria

BELEDO, Leonardo José. Murió el 8/5/70 en Montevideo. La revista semanario Al Rojo Vivo de fecha 13 de mayo de 1970 daba cuenta de la muerte de la siguiente manera: “Al momento de cerrar esta edición (sábado a las 15 horas), todavía no se tenía una información oficial completa acerca del asesinato del niño Leonardo José Beledo. Este muchacho de trece años, es estudiante liceal y vive con sus padres en la calle Lerena, en el Prado. Fue muerto de un tiro a bocajarro, por un agente de la Guardia Metropolitana de quien sólo extraoficialmente, hasta este momento se sabe que se apellida Torres.

UN ENSAYO El extraño mutismo policial –no hay ninguna razón para que por lo menos en forma objetiva se informe del hecho, impide conocer exactamente su desarrollo. Según nuestras noticias, en la calle Castillo a tres cuadras de Agraciada, vive un jovencito que dirige una orquesta en formación de música “beat”. Todos los integrantes de la orquesta son amigos, estudiantes y sus edades van desde los trece años de Beledo, el menor, al mayor de 17 años. Este muchacho consiguió permiso de sus padres para usar el garage de su casa en la calle Castillo como lugar de ensayo. Y allí se reunieron a las 19 del viernes cinco muchachitos llevando sus instrumentos.

SE RETIRAN Después de dos horas de ensayar, cuatro muchachos se despiden del dueño de casa y se retiran. Eran más o menos las 21 horas. Salieron caminando por Tapes en dirección a Agraciada. Cuando ya iban a llegar a la esquina, se cruzaron con un guardia de la Metropolitana que iba de particular. Se trata también de un joven de unos 22 o 23 años, que llevaba ropas de particular. Todo lo que se pudo averiguar –por boca del Juez Grille y no de la policía, es que se llama Torres.

“AHÍ VA UN MELENUDO” Los cuatro muchachos llevaban sus instrumentos. Beledo portaba una guitarra eléctrica. El agente Torres lleva el pelo cortado muy corto, casi al rape, tal como estilan muchos de los integrantes de la Metriopolitana. En cambio los estudiantes músicos, casi todos el pelo más o menos largo, lo miraron al cruzarse. Y el niño Baledo que, según sus amigos era ingenioso y de buen humor, dirigiéndose a sus compañeros les dijo: “Ahí va otro melenudo”.

¿QUÉ DIJISTE VOS? Desgraciadamente esas palabras, dichas al parecer sin tono ofensivo, fueron oídas por el agente Torres. Y éste, en un gesto increíble, absurdo, sacó el revólver, se acercó al muchacho y le dijo “¿Qué dijiste vos?, repetí, repetí...” El niño se arrinconó contra la verja de la casa y no respondió, sus compañeritos tampoco. Y entonces sucedió lo increíble: el agente arrimó el caño a la boca del niño y le disparó un tiro. Recién entonces reaccionaron los otros. Mientras el niño caía le gritaron “asesino”.

SILENCIO TOTAL El agente Torres se asustó de lo que había hecho, corrió y se refugió en una casa. El niño fue levantado en un auto y lo llevaron al sanatorio Pacheco a diez cuadras de allí. Murió a los dos minutos: la bala le penetró en la boca y llegó al cerebro. Eso fue a las 21 hs.; a las tres de la madrugada los periodistas –que se enteraron por los vecinos de lo ocurrido- recibían por respuesta de la Seccional 14ª “Aquí no sabemos nada”. El cronista que escribe estas líneas estuvo en el sanatorio a las 0,50 hs. Allí estaban los tíos del pequeño Beledo cuyo cuerpo yacía en una camilla. Pero la tía, hermana del padre del niño, parecía aterrorizada. Se negó a decir siquiera, donde vivía el niño. Minutos después el Juez Grille, en la misma esquina ordenaba la reconstrucción. Vimos a tres muchachitos, todos de buzo rojo y al agente. Éste apuntó con su revólver a la boca de uno de ellos... Pero al parecer, nadie sabía todavía ni siquiera el nombre del agente. ¿Lo provocaron en forma más grave? ¿Lo quisieron atacar? ¿Tiene algún descargo? Ni siquiera eso pudimos saber. ¿Creen que este crimen se puede ocultar?