En la fracción de la familia Jacina: Inauguran Memorial para recordar a todas las víctimas del Terr
- La Juventud Diario
- 3 may 2019
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Miguel Ángel Sevrucov Jacina un “auténtico sanjavierino, nacido en la manzana más céntrica de San Javier” tal como él mismo se define, integra una comisión de vecinos del pueblo que inaugurará hoy viernes 3 de mayo un Memorial en homenaje a la familia Jacina, y dentro de ella particularmente a Carlos Alberto Jacina Leyba, un ex preso político, que siendo colono fue detenido y procesado en el año 1980 por las Fuerzas Conjuntas y fue a parar al Penal de Libertad donde estuvo detenido hasta el año 1985.
Carlos Alberto Jacina Leyba
Colono, arrendatario de la fracción N°10 de la Colonia San Javier ubicada en el paraje Puerto Viejo, al momento de su detención estaba al día con sus obligaciones ante el Instituto Nacional de Colonización. Carlos Alberto vivía junto a sus padres Don Basilio Jacina y María Antonia Leyba, quienes quedaron viviendo allí y se hicieron cargo de la fracción. En el año 1983, Don Basilio y Doña María Antonia recibieron un cedulón de desalojo, aduciendo que el titular de la fracción, Carlos Alberto Leyba, estaba preso y procesado en el Penal de Libertad. Aunque no debía un solo peso a Colonización, producto del desalojo Don Basilio y Doña Antonia se vieron obligados a abandonar la fracción. No se concretó el lanzamiento puesto que tuvieron la que malvender las vacas, las ovejas, los caballos, y compraron una casa en el pueblo para mudarse.
Apropiación indebida
Con el retorno de la democracia, Carlos Alberto recupera su libertad en el año 1985 e intenta en primera instancia recuperar la fracción, lo que se le es rechazado por todos los medios. Sin deuda alguna, por supuesto que a Carlos Alberto Jacina Leyba le correspondía entonces recibir el pago de una indemnización por las mejoras incorporadas a la fracción que le dejó al INC, y aunque su reclamo era legítimo, también le fue imposible hacerse de ella. Lo que se sabe hasta el momento es que por orden del Ministerio de Defensa, el Directorio de Colonización de la época hizo efectivo el pago de las mejoras mediante un cheque en el Juzgado Militar. Carlos intenta entonces hacerse del dinero, pero se le responde que los fondos estaban comprendidos dentro de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado; cuando la Ley de impunidad deja expresamente claro que los delitos económicos quedan por fuera de la ley. “Sí o sí le tenían que haber hecho efectivo el pago a Carlos, pero nunca lo pudo cobrar”, dijo su primo hermano e impulsor del homenaje, Miguel Ángel Sevrucov. “En mi forma de pensar y la del grupo que promovimos el Memorial, pasa a ser lisa y llanamente una apropiación indebida”, por parte del Juzgado Militar o vaya a saberse de quién, no se sabe a ciencia cierta porque se desconoce el paradero del dinero. “La plata desapareció. ¿Y cómo se llama cuando no se le paga a una persona lo que le corresponde? Apropiación indebida”, insistió Sevrucov. Carlos Alberto Jacina Leyba falleció en el año 2014, sin dejar descendencia directa.
El Memorial
Miguel Ángel, familiar directo y el resto de los allegados de Carlos Alberto, siempre quedaron con la espina de cómo esto quedó impune. “A raíz de un expediente de hace unos años y habiendo pasado tanto el pueblo, habiendo pasado vecinos del pueblo tanta persecución, atropello a las libertades, prisión y despojo, quedaba la necesidad sentida de que en la localidad de San Javier hasta el momento no haya un espacio físico que recuerde y testimonie que hubo violaciones a los derechos humanos y todo eso”. Por ello se constituyeron en un colectivo, en un grupo y comenzaron a trabajar “en pro de establecer un Memorial” bajo la forma de un “Sitio de la Memoria”. En primer lugar se contactaron con la Comisión de Derechos Humanos de Fray Bentos, que ya tenía experiencia por la placa que colocaron en el Batallón de Fray Bentos al Dr. Vladimir Roslik: “Nos recibieron, nos dieron su opinión favorable y nos prestaron su apoyo, nos orientaron en cómo teníamos que empezar a trabajar”. En ese sentido, se confeccionaron las papeletas con la solicitud al Ministerio de Educación y Cultura para la creación del Memorial. Se recolectaron aproximadamente 300 firmas, y fueron entregadas al MEC que a través de la Ley 19.641 lo pasa a Comisión de Sitios de Memoria donde el trámite siguió su curso, hasta que el 6 de febrero de este año se emitió la resolución aprobando la creación del Memorial. “Es así que el próximo 3 de mayo nos aprestamos a inaugurarlo. El Memorial consiste en una escultura, agregado a esa escultura se da una antigua herramienta de trabajo donada por el colono Luis Jodus de San Javier, y va a ir acompañado por dos placas que se van a descubrir ese día. La escultura en sí fue hecha por el escultor sanducero Wilson Bueno, y él lo que quiso representar es un campesino empuñando una herramienta de trabajo”, explicó Miguel Ángel Sevrucov. El espacio físico justamente está ubicado en una partercita que está deslindada de la Fracción 10 de la familia Jacina, cuyo último titular fue Carlos Alberto, y el Memorial pretende quedar como testimonio para la sociedad y las futuras generaciones de lo vivido en San Javier durante la Dictadura. Así lo explicó Sevrucov: “Si bien está dirigido a la familia Jacina, una de las placas lo va a decir claramente: en ellos a todas las víctimas del terrorismo de Estado; todas las personas que fueron detenidas injustamente acá en San Javier y que sufrieron la prisión van a estar representadas en ese Memorial”.
La memoria
¿Por qué es tan importante que se establezca ese Memorial allí en San Javier para toda la colonia Rusa? Miguel Ángel, primo de Carlos Alberto entiende que “tiene que quedar un testimonio para las generaciones jóvenes, para las generaciones futuras, que conozcan que en aquella época hubo terrorismo de Estado, hubo atropello a las libertades de las personas, y no solamente de personas sino que atropello también a instituciones como el Centro Cultural Máximo Gorki que fue tomado por la dictadura, permaneció tiempo tomado y se apropiaron de cuánta literatura se pudieron apropiar y jamás se la devolvieron a la institución. Nosotros entendemos que este Sitio de Memoria debe quedar como una especie de recuerdo para que las generaciones futuras tomen conciencia, y quienes vivimos aquella época tenemos que hacer hincapié, inculcar que no queremos nunca más terrorismo de Estado”.
San Javier
Es de gran importancia esta iniciativa para la memoria y el futuro de nuestro pueblo. Quizá el único caso que conozcan muchos de nuestros lectores es el emblemático del Dr. Vladimir Roslik como la última víctima del terrorismo de Estado practicado sistemáticamente en la dictadura, pero fueron muchos más los afectados. Solo en aquel operativo de 1980 donde cayó Carlos Jacina, fueron 11 los procesados. “El Dr. Vladimir Roslik era mi médico -contó Miguel Ángel Sevrucov a La Juventud-; lamentable e injustamente y… no sé cómo calificarlo… le quitaron la vida”. “La noche que detuvieron por última vez al Dr. Vladimir Roslik, lo detuvieron a Don Basilio -el padre de Carlos- ya estando acá en el pueblo, en la vivienda que habían adquirido con Doña Antonia. A Don Basilio lo llevaron esa noche a Fray Bentos, después fue a parar al Batallón N°13 donde permaneció detenido un mes y medio”, recordó Miguel Ángel. “Por eso lo dirigimos a toda la familia Jacina y en ella a todas las víctimas del terrorismo de Estado de San Javier”.
La Fracción N° 10
La familia Jacina llegó a la fracción el 2 de mayo de 1924 y permaneció hasta 1983; fueron tres generaciones las que estuvieron allí: Don Zajario Jacina, abuelo de Carlos Alberto y de Miguel Ángel, fue el primer titular de la Fracción 10 en la época que era el Banco Hipotecario del Uruguay o incluso antes; después Don Zajario se la transfirió a Don Basilio; y Don Basilio antes de jubilarse se la transfirió a Carlos. Así que hubo tres generaciones Jacina que fueron arrendatarios en la fracción. Donde se instalará esta mañana el Memorial, es una partecita deslindada de la fracción a la Intendencia de Río Negro, que está dentro de un área protegida, pero originalmente formó parte del terreno arrendado por la familia Jacina. Hoy la ocupa un colono, arrendada por el Instituto de Colonización. Sin embargo, Miguel Ángel Sevrucov recordó que “a los seis meses del desalojo de Carlos Alberto, el Directorio de Colonización de la época, la adjudicó a un ex militar y al final del proceso estuvo como colono varios años”. Hoy esa persona es fallecida, y la fracción volvió a ser adjudicada y hay otro colono, un vecino de la zona.
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