Editorial: La libertad del zorro imperial en el patio trasero

En estos días la cadena mundial de televisión, radio y redes, nos informaba a piacere y antojo sobre los acontecimientos que ocurrían en Venezuela, según sus muy particulares visiones e intereses. Nadie ignora las dificultades por las que atraviesa el proceso bolivariano; algunas tienen que ver creemos desde estas líneas, con algunas insuficiencias que los propios venezolanos deben resolver. Otras son parte de la brutal injerencia norteamericana. Sabemos de las complicaciones económicas y sociales diarias, y con ello las incertidumbres e inquietudes que afloran y golpean al pueblo. Los medios mostraban una y otra vez una minúscula movilización planificada y violenta e ignoraban la multitudinaria marcha del pueblo en defensa de su gobierno. El gran problema de Venezuela es la enorme riqueza de sus recursos naturales y la voracidad de EEUU para apoderarse de ellos. Según varios expertos las reservas de petróleo y gas en el subsuelo venezolano son las mayores del mundo y pueden alcanzar para más de 70 años. ¿Por qué invadió EEUU a Afganistán, Irak, Libia, Siria? ¿Porque eran regímenes comunistas? ¿Por qué entraron a violando leyes internacionales, mandatos constitucionales y haciendo oídos sordos a fuertes e institucionales reclamos internacionales? Invadieron para robar los recursos naturales de esos países; matan, roban, mienten en nombre de la libertad. Los propios ciudadanos venezolanos reciben la cadena mundial hora tras hora, porque los medios masivos de comunicación en su inmensa mayoría son de capitales privados, sustentados por multimedios extranjeros, en propio territorio venezolano. Maduro superó otra intentona, realmente de poca monta, pero el imperio yanqui y sus secuaces insistirán una y otra vez; solo el pueblo salvará a la Venezuela bolivariana. Da la impresión que van midiendo la resistencia del gobierno y del pueblo y ajustando cada tanto su plan de ataque. Solo el pueblo junto al gobierno y Fuerzas Armadas leales a Chávez podrán hacer retroceder a los títeres y a los golpistas. Un enjambre de gobernantes, dirigentes sindicales y periodistas, cipayos al imperio se regodean con los ataques orquestados al gobierno legítimo de N. Maduro; solo quieren sangre y así rendirle pleitesía al imperio norteamericano. Gritan estos hombres embebidos de capitalismo y bañados por multinacionales a favor de la libertad de comercio, de mercados, de libre tránsito de mercadería, de libertad de prensa. ¿De qué libertad hablan los dueños de los subsidios, de qué libertad hablan los que tienen derecho a veto en el FMI y el Bco. Mundial, de qué libertad hablan quienes impusieron el patrón dólar en vez del oro? Estos grandes mentirosos, ¿de qué libertad hablan cerrando sus fronteras a inmigrantes hambrientos, de qué libertad hablan quienes atacan gobiernos legítimos, de qué libertad hablan quienes crearon la Escuela de las Américas para enseñar a oficiales militares y policiales de América Latina a torturar y matar a luchadores sociales y militantes políticos? ¿De qué libertad hablan quienes obligan a dirimir controversias en la Corte de la Haya o en el CIADI? ¿De qué libertad hablan los que amparan dictaduras criminales y bloquean países? El gobierno uruguayo no sabe si fue un intento de golpe de Estado lo que ocurrió el martes en Venezuela; se ve que el señor Bergamino, Nin Novoa, el presidente T. Vázquez, se asesoran en el reino de la libertad, con M. Pompeo, J. Bolton y Donald Trump.