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Columna Ni Tinder ni Whatsapp, practicamos la política de lo real

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 26 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

Qué fácil es engañar al que no sabe leer cuantos colores, cuantas facetas tiene el pequeño burgués. Qué fácil es protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador Qué fácil es escribir algo que invite a la acción contra tiranos, contra asesinos contra la cruz o el poder divino Siempre al alcance de la vidriera y el comedor. Canción en harapos, de Silvio Rodríguez.

Escribe: Prof. Andrés Freire

Para el mundo de las relaciones humanas no son tiempos sencillos. ¿Quién quiere un compromiso real y significativo, con otro/a? Posiblemente muchos digan que sí, pero la respuesta es no; y todo se reduce a una mezcla entre engaño y autoengaño. Son conductas además que van de la mano con la etapa actual de la dictadura del capital; todo es líquido, todo es vacío, todo es insustancial, salvo el poder que nos oprime. Éste es una sombra, pero una sombra perversa que puede incluso infectar nuestra propia sangre, es si se quiere como Venom. Lo que se estila es la política del Tinder: una foto, para acá me gusta, para acá no; si hay suerte se coincide, un café en un lugar público, luego otro encuentro y como una regla no escrita a la tercera sexo, y después normalmente que pase el que sigue. Y si no, están las interminables charlas de Whatsapp que luego pueden terminar en algo similar o no, incluso permanecer por siempre en la virtualidad. Aunque lo que se proclame es otra cosa, porque la característica esencial de la pequeña burguesía es esa. Y hoy vamos a hablar de esos caracteres y su expresión política. Y así vivimos en un mundo de personas solas que dicen querer no estarlo, pero lo están porque evaden la posibilidad de una relación real; del mismo modo sucede en el universo político, mírese nomás las redes sociales: hay quienes se proclaman revolucionarios por todos lados, comparten videos, consignas, pero compromiso real con la realidad material 0. ¿Repartir un volante? ¿Pegar un cartel? ¿Ir a una manifestación, a un acto, ser delegado? Jamás. Eso es “para los peones”, así me escribió alguien ayer despreciando el trabajo de los compañeros, como si hubiera tareas más importantes que las otras. Esa frase no refleja más que una concepción pequeño burguesa, elitista, contraria a los principios esenciales del Socialismo; la verdad personas con esa mentalidad no las precisamos ni las queremos. Eso sí, después hasta dicen que son marxistas leninistas, y sacan a relucir Venezuela, Siria, Ucrania, Palestina, para no comprometerse con nada en el mundo que los rodea. No debería sorprendernos; así es la pequeña burguesía decadente, prefiere un mundo líquido e insustancial a la verdad verdadera, hacen un discurso en privado, y luego no se manifiestan públicamente. Por supuesto que pueden preferir cambios profundos, claman por ellos, pero eso sí: que los esfuerzos los hagan otros. Tienen miedo de perder su respetabilidad frente al colectivo pequeño burgués, que los señalen, que los dejen de lado, que nos los inviten más a sus parnasos, que los señalen de locos, de hacerle el juego a la derecha (a la otra, claro está), de perderse las fiestas y los cocteles. Como alguna vez fueron incluso militantes o cuadros, uno suele perder el tiempo conversando con ellos y no, no valen la pena. Nos miran con simpatía porque saben que nuestra posición es la correcta, pero no se aminan a perder nada, porque además somos pocos. Cuando seamos más seguramente quieran estar con nosotros, se acerquen, hagan relucir sus méritos del pasado lejano, e inventen y agreguen arriesgadas acciones clandestinas del presente. No los queremos tampoco; si no nos supieron acompañar en estos momentos, que no vengan a pretender hacer carrera y buscar la respetabilidad que ostentaremos más tarde. Sigan entonces en el progresismo que están muy bien, y húndanse con él. Lo que nosotros buscamos es otra clase de personas, que esté dispuesta a oír el llamado de la Nación, con sus virtudes y sus errores -¿quién no lo tiene? Personas integras, honestas, dispuestas a asumir un compromiso, en el terreno de lo realmente existente, que es el único en el que se pueden cambiar las cosas…


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