Columna: Otro camino industrial es posible
- La Juventud Diario
- 25 abr 2019
- 8 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Candidato a la presidencia de la República
“El martes por la madrugada volvimos con Gustavo (López) de Durazno de una intensísima actividad. Luego de una importante agenda de prensa llegaron las actividades centrales de la tarde, una salida, una recorrida por todo el microcentro de Durazno entregando plataformas, con banderas de la UP y después el Acto que fue realmente importante y muy emotivo. En la noche volvimos a la televisión a otro debate. Pero lo importante es que nosotros íbamos un poco a la defensiva, pensando que Durazno es la zona de influencia de UPM2 y que con el desempleo terrible de dos dígitos que hay en la zona -en todo el departamento, pero incluso en la capital- íbamos a encontrar un sector importante de la población muy entusiasmado con UPM2. No fue así; a diferencia de la experiencia que tuvimos cinco años atrás -en la época de Delia Villalba- con Fray Bentos, donde la gente todavía creía firmemente en todo lo que le prometía el gobierno del Frente Amplio en relación de lo que iba a ser la maravilla de UPM1, la gente de Durazno -como lo habíamos constatado en Paso de los Toros- recibe, se anota para trabajar en la construcción de UPM2 pero ya está preocupada, y la prensa lo refleja claramente: sí, bienvenido todo lo que nos de trabajo pero este modelo nos asusta. Y fundamentalmente les preocupa la experiencia del tren, el tren de la muerte que va a llevar caldos químicos a Paso de los Toros y va a volver con palos hacia el puerto de UPM, porque la gente refleja una inquietud que se había transformado ya en movilización ciudadana contra el tren. Y hay una cosa muy importante: nosotros podemos ir a hablar, hacer giras, que nos reciba la prensa, podemos decir cosas que hagan pensar; pero nada remplaza al pueblo movilizado. Si hay algo que hizo entender claramente que no están ante una solución sino ante un nuevo problema a los vecinos comunes de Durazno, fue la movilización ciudadana en contra del tren. Por lo tanto están en esa expectativa, en esa vacilación; no hemos visto en ningún momento un entusiasmo enorme por UPM2, eso es una diferencia con lo que pasó en Fray Bentos. Además Fray Bentos también fue una experiencia, la gente se comunica, la gente no es tonta, la gente sabe e incluso los episodios de olor desagradable que una vez cada 15 días pasan en Fray Bentos y quitan ese aire fresco, hermoso del litoral lo transforman en un aire nauseabundo. Como señal más clara de lo que nos dicen los pescadores aguas abajo del Uruguay, los pescadores de Nueva Palmira, que realmente se ha destruido el río; ya estaba contaminado el Río Uruguay, pero Botnia dio el golpe de gracia. En fin, esto nos lleva a un tema programático que es muy importante: la gente necesita trabajo y en este país lo que daba trabajo era la industria. Es cierto que las zafras y los cultivos daban trabajo, pero lo esencial del trabajo en Uruguay siempre fue la industria urbana. Hoy tenemos esqueletos de fábricas y la gente de la construcción: que venga una empresa extranjera que haga una megaobra así yo consigo trabajo; mucha gente de la construcción piensa así. Por lo tanto nosotros tenemos que hablar cuidadosamente, con mucha atención y saber fundamentar el proyecto de industrialización soberana, industrialización con recursos propios que es parte fundamental de nuestro Programa. Lógicamente una industrialización que respete el medio ambiente, que genere un trabajo estable, un trabajo que enfrente esta tercerización de la miseria y que realmente entre en desarrollo armónico con los demás elementos. Por eso en nuestro Programa y también en la Plataforma Electoral después de hablar de la soberanía necesaria, de la liberación nacional, después de hablar de la necesidad de una fuerte presencia del Estado para una política bancaria controlada desde el Estado, para un comercio exterior donde hasta los tipos de cambios deben favorecer lo que nos importa y desfavorecer lo que es suntuario. En el marco todavía del respeto a la propiedad privada de los exportadores y los importadores, el Estado fija determinadas reglas que son de interés para el país. El tema que nosotros trabajamos fue la tierra antes de hablar de la industria; y eso es así porque lo primero en este país después de obtener la soberanía y de tener soberanía monetaria, es la soberanía alimentaria, que la gente no se vaya más del campo, exonerarlos de esa brutal carga impositiva, hacer jugar al Instituto Nacional de Colonización el papel que siempre debió jugar y que nunca lo hizo, todo lo que nosotros sabemos que se necesita hacer. El tema de la tierra está antes que el tema de la industria, no por más ni por menos importante; simplemente como si para hacer un reforma agraria primero necesitamos soberanía estatal, para hacer una industria basada en nuestros propios recursos primero tenemos que pensar en el tema de la tierra y su productividad, y su producción. En ese sentido, nuestro proyecto de industrialización se opone a algunas cosas que son vitales desde el punto de vista del destino del país. ¿A qué nos oponemos nosotros? No solo a UPM2 y a su tren de la muerte; nos oponemos a todo lo que tiene que ver con el saqueo de recursos naturales y de ambiente, a todo lo que tiene que ver con el desmantelamiento de la industria nacional que lo hemos vivido por décadas, a la exportación de materias primas sin trabajo incorporado, por ejemplo a que salgan las vacas en pie y no que fabriquemos calzado, que demos trabajo a las curtiembres, marroquinería. Lo que decimos es que cuando sacamos ganado en pie, salen las cosas primarias, por eso le llamamos primarizacion de las exportaciones. Que es lo que generan los TLC por ejemplo, el pez grande se come al chico, y el pez chico primariza sus exportaciones porque no puede competir con el grande. Nosotros planteamos que estamos en contra de eso, del saqueo, del desmantelamiento de la industria nacional, de la exportación de materias primas sin trabajo agregado, contra las exoneraciones de tipo cipayo y colonialista que le damos a los grandes extranjeros que vienen a saquearnos contra todas las exoneraciones, no estamos hablando ni siquiera de expropiarlos de frenar las exoneraciones vergonzosas que les damos poniéndonos de rodillas ante ellos, contra las expansión de las zonas francas, y contra la megaminería y radicalmente en contra el fracking. Estas son las cosas por las cuales necesitamos un modelo industrial diferente. Y ese modelo industrial diferente, ese modelo de un Estado que al servicio de los trabajadores impulse una industria nacional tiene antecedentes, tiene el antecedente de los años 1910, 1920, que se hizo una fuerte apuesta por bancos del Estado, por el apoyo estatal a las industria privada que fuera nacional, y tiene también referentes hasta el año 1959 donde había distintos tipo de cambio, distintos precios del dólar fijados por el Estado, para lo que al Estado le interesara que viniera y lo que buscaba frenar para que no necesariamente viniera porque competía con lo nacional. Entonces hay antecedentes de un control estatal vinculado a la industria nacional y a su impulso. Yo no sé si esto queda claro: cuando hablamos del control estatal del comercio exterior, del control de una fuerte política bancaria nacional, gravámenes a los bancos extranjeros, frenar el desmantelamiento de la industria nacional, frenar la exportación de materias primas sin trabajo agregado; ni siquiera estamos hablando de expropiar, ni siquiera estamos hablando de socializar, todavía. Estamos hablando de algo mucho más simple, algo que la burguesía nacional -cuando existió- lo hizo y funcionó, dentro del marco capitalista. En este plano estamos planteando solo ese nivel, ese umbral de transformación. ¿Y qué queremos? En primer lugar sustituir las importaciones; nosotros no podemos permitir de ninguna manera que todo venga de afuera. En segundo lugar, reactivar -lógicamente como complemento- la industria nacional. Pero hay otras medidas mucho más concretas. Nosotros queremos una industria descentralizada, que no se concentre en Montevideo sino que cada proceso industrial esté en el departamento o en la región donde están las materias primas, y generar fuentes de trabajo ahí de forma descentralizada. Queremos además nacionalizar la industria frigorífica, nacionalizar lo que ya hay. No puede ser que la riqueza principal del país esté toda en manos extranjeras; y si no empezamos por nacionalizar toda la industria frigorífica, bueno, empecemos por un frigorífico nacional que fije precios, que fije condiciones, que establezca los mecanismos correctos de funcionamiento, y que desahogue el chantaje que hoy sufren los pequeños y medianos productores agropecuarios. Y de la misma manera de un frigorífico nacional y lugares de frío por departamento, la nacionalización de la industria frigorífica, la reactivación de la caja de compensaciones de la industria frigorífica, es decir, los aportes no salgan del BPS sino de un fondo de esta industria, que tiene que ser floreciente nuevamente. Y una serie de elementos que nos deben hacer reflexionar para ir más allá todavía a la construcción de la industria pesada; es decir, rubros de construcción, no de medios de consumo sino de construcción de medios de producción. A través de la metalurgia por ejemplo, empezar a abastecernos nosotros mismos de las máquina-herramientas que después nos permitan un desarrollo industrial nacional. En este marco, a pesar que nosotros insistimos que el sector estatal no va a absorberlo todo en esta fase de nuestro proceso de cambios, el sector estatal va a coexistir con un sector privado nacional, el Estado va a tener un protagonismo sumamente fuerte en cuanto a dictar las condiciones de juego, las reglas de juego desde el punto de vista de los trabajadores, pero cuidando además de no hacer inviable la industria nacional privada que sí nos interesa que exista y que siga funcionando. Esto es una cosa muy importante; es decir que el Estado no juega para hacerle la vida imposible a las empresas privadas en esta etapa, sino a promover la producción estatal, y a favorecer y posibilitar la producción privada nacional de interés para el desarrollo del Estado y el bienestar de nuestro pueblo. En ese sentido, nosotros también consideramos en el Programa -y de alguna manera lo insinuamos en la Plataforma de una manera mucho más breve- que la industria pensada desde las bases de lo propio, de un proyecto de país que apunta hacia un proyecto de patria liberada, ese proyecto debe contemplar la exploración de acuerdos de complementación con países de economía cuya producción complementa la nuestra y son acuerdos mutuamente beneficiosos; no entran en competencia sino hay una división internacional del trabajo que nos permite desarrollar ciertos sectores industriales -incluso de industria pesada- en vinculación con otros países amigos o con otros Estados simplemente neutrales pero que están dispuestos a negociar sin imponer condiciones a los efectos de trabajar con ellos, incluso con potencias extranjeras, en tanto vigilemos mucho que no se pasen de la raya y aprovechando la competencia que se arma entre potencias extranjeras. De repente sirve mucho algún convenio con China, pero nos vamos a enfrentar al puerto privado chino del oeste montevideano; lo sentimos mucho pero eso para nosotros no va. En ese marco de pensar un proyecto de soberanía, un proyecto de liberación nacional, yo les voy a leer lentamente lo que esta condensadísimo en el punto 5 de la Plataforma que corresponde a los puntos 7, 8 y 9 del Programa y que se condensa en nuestra Plataforma Electoral -la primera parte nomás, porque la segunda parte habla de energía y eso tenemos que dedicarles otra reflexión-. “5) Industrialización y Energía. Protección, desarrollo y distribución en todo el país de la industria nacional. Revertir el proceso de extranjerización mediante la nacionalización de la industria frigorífica, de grandes industrias estratégicas o extranjeras -o sea, nacionalizarlas- y de los recursos minerales y del subsuelo. Rechazo a los mega proyectos como UPM2 y la megaminería a cielo abierto”. En resumen, nosotros necesitamos enfrentar en el debate el proyecto UPM2 y necesitamos denunciar el siniestro proyecto del tren de la muerte que tiene en él la audacia, la demagogia de llamarle Ferrocarril Central y ha generado ilusión que se reactiva con este proyecto el ferrocarril. Para jugar con esta ilusión, han reactivado pequeños tramos -sobre todo en el norte- con nuestras máquinas antediluvianas, con vagones ya vencidos y muy desvencijados, han reactivado para enorme alegría de la gente que es una fiesta cada tramo que se reactiva de tren para pasajeros, a los efectos de adornar la entrega de patria que significa el tren de UPM y la vergüenza, la generación hasta de nueva deuda externa que nos genera este tren que nosotros entregamos gratis a las transnacionales. Pero nosotros no solo tenemos que indignarnos; en la conversación con la gente que nos va a decir: bueno, pero va a dar trabajo, es lo que hay, tenemos que tener sólidamente fundamentada nuestra posición que otro camino industrial es posible. Leer el Programa pero ante todo leer la Plataforma Electoral, es esencial para eso”.
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