Columna: Estatización del comercio exterior
- La Juventud Diario
- 17 abr 2019
- 8 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Candidato a la presidencia de la República
“En estas audiciones vamos a tener que pronunciarnos sobre temas de candente actualidad y dar la posición de la Unidad Popular sobre ellos. Sin embargo, por una razón de transparencia quisimos al principio hablar de los fundamentos de nuestro Programa y de los pilares fundamentales económicos financieros que sustentan el cambio que nosotros planteamos como posible y necesario. Entre los fundamentos hablamos de recuperar la soberanía patria, romper las cadenas que nos ponen de rodilla ante las transnacionales y ante el Banco Mundial, el papel protagónico del Estado impulsando esos cambios y esa soberanía, y gravar el privilegio, el privilegio que no se toca, gravarlo en tanto no podamos erradicar el privilegio, que es nuestro fin último. Hablamos también de medidas económico financieras que son fundamentales para fundamentar todo el proceso de cambio, todo el proyecto de transformación. La primera de ella fue la auditoría de la deuda, moratoria de la deuda para saber qué estamos pagando, qué debemos pagar y qué no. En segundo lugar la nacionalización de la banca, una banca del Estado fuerte, sin la cual el protagonismo del estado es solo nominal. Y en tercer lugar -que es a lo que nos vamos a referir hoy- la estatización del comercio exterior. La estatización del comercio exterior debe entenderse: no es la expropiación de los volúmenes que las empresas exportan o importan, no toca la propiedad privada. Es la intervención del Estado en los mecanismos de exportación e importación que hoy están bajo el poder omnímodo, bajo la dictadura de la Organización Mundial del Comercio, de los TLC que empobrecen nuestra producción, quitan mano de obra, primerizan nuestra exportación -sacamos ganado en pie y no zapatos porque el grande se come al chico, los TLC son para eso: no hay nada más antiartiguista que un TLC-, y la dictadura de las empresas transnacionales que nos ponen de rodillas. Es decir, controlar los mecanismos de exportación e importación es un acto soberanía imprescindible del Estado, eso es la estatización del comercio exterior. Por ese medio evitamos la especulación financiera, el juego criminal de las bolsas de valores internacionales -incluso que venden las cosechas a futuro- y estimulamos la producción nacional. El Estado se mete en la exportación y la importación para estimular la producción nacional. Recuérdese que por ejemplo el Estado uruguayo hasta 1959 tenía distintos tipos de cambio, distintos valores del dólar según lo que le interesara al gobierno a estimular o desestimular. O sea que también hay antecedentes en el tema que el Estado intervenga en el comercio exterior, en la exportación e importación. Estimular la producción nacional y además la intervención firme del gobierno es para desdolarizar la economía interna; que las empresas estatales, el gobierno, cuando se hable de Presupuesto o se maneje en pesos o en instrumentos vinculados a los pesos, como son las Unidades Indexadas y las Unidades Reajustables, pero que el peso o las unidades de miles de pesos -en el caso de un proceso inflacionario- sean el referente para la pesificación de la economía nacional, para recuperar el señoreaje del Banco Central, para recuperar la posibilidad real de ser dueños de nuestro destino a través de determinados mecanismos de control financiero y administrativo. Y en ese sentido no hay plan posible de estímulo a la industria nacional, de desarrollo del agro, del desarrollo de toda la libertad que exige un país soberano, si no tenemos soberanía sobre el comercio exterior. Y soberanía monetaria, no hay ni siquiera soberanía alimentaria si no hay soberanía monetaria, si no hay un control sobre las reglas del comercio exterior. En esencia lo que estamos planteando con la estatización del comercio exterior -que insisto, no es una expropiación: las empresas exportadoras e importadoras tienen la garantía de que esos valores en pesos van a ser ajustados y van a ser devueltos los dólares cuando lo requieran otra vez para un mecanismo de importación y exportación; no es expropiación-, es que el Estado recibe los dólares de la exportación -por lo tanto la incentiva, la desincentiva-, y estimula o desestimula las importaciones en función de que sean útiles al país o no lo sean, pero siempre garantizando los valores. Acá no se toca -por esta medida, otras lo podemos hablar- la propiedad privada, simplemente se frena la especulación y la dictadura de esa maraña financiera que nos oprime y nos quita libertad. En ese sentido hay que recordar los tipos de cambio diferenciados antes de 1959, pero la propia política exterior artiguista que en sus reglamentos ponía impuestos hasta el 50% a aquellas telas inglesas que competían con el mercado interior de las provincias -sobre todo de las provincias más manufactureras, le ponía gravámenes hasta el 50%- y en cambio decía cero impuesto a lo que vinera para educación, para salud y para armamento del pueblo. Esa política de intervenir el Estado, no dejar flotar en el mercado los caprichos de los artículos suntuarios, gravarlos, y en cambio estimular lo que es bueno para el país; eso tiene que ver con la nacionalización del comercio exterior. La nacionalización del comercio exterior y el despojar a las transnacionales, a la bolsa de valores internacionales del predominio y el dominio de las leyes del mercado, no solo tiene una función de blindaje sino que tienen una función de avanzar en la liberación nacional hacia caminos socialistas, aunque no son todavía medidas socialistas: son medidas de protección y de soberanía. Sin embargo la experiencia de países latinoamericano, la experiencia mundial, cuando se habla de estatización del comercio exterior es que hay empresas y entidades del Estado que empiezan a tener un enrome poder, y muchas veces la corrupción -a través de grandes intereses corporativos e internacionales- entra en los mecanismos -tanto en los ministerios correspondientes como en las oficinas y dependencias estatales vinculadas al comercio exterior- entran los sobornos, entra la corrupción y puede comprometerse todo el proyecto. Eso empezó a pasar cuando Chávez tomó las primeras medidas proteccionistas, que en los mecanismos del comercio exterior hubo corrupción, que él en su momento persiguió en lo que pudo enérgicamente; pero no estamos vacunados contra esos elementos de corrupción cuando determinadas oficinas del Estado ejercen un enorme poder. Y hay un solo antídoto al riesgo de la corrupción, hay una sola posibilidad para erradicar el mínimo brote de corrupción que surja en los mecanismos del Estado, que es el control popular. Acá estamos hablando que si el Estado asume este poder, porque es una manera de empoderase de tener un poder fuerte para un plan nacional, tenemos que tener los mecanismos de control para que no se nos escape de las manos y gente que tiene una capacidad técnica y cierta habilitad lo use para sus propios fines y no termine haciendo cosas que no debe. Cuando nosotros decimos control popular estamos hablando de generar un control, por ley, un control riguroso y una co-participación en la toma de decisiones de los trabajadores de los ministerios y del Banco Central, eso en primer lugar. En segundo lugar el control por parte de los trabajadores de las empresas, de las grandes empresas exportadoras e importadoras. Los trabajadores tienen que saber de qué se trata, aunque en el caso de la empresa privada no van a co-gestionarla pero tienen que tener un control severo de que no haya negociados que terminan en detrimento del propio Estado. En tercer lugar el Estado tiene la obligación -un Estado popular mucho más- de transparentar al máximo las cifras, los procesos, los porcentajes, las tendencias, la explicación de por qué esta medida y no otra, por qué se estimula esta importación y no se estimula otra, que no es por intereses privados sino que se trata de ser coherente con un plan nacional. En cuatro lugar el propio Parlamento y la ciudadanía en general a través de la transparencia de las cifras, son el principal gestor del control y del monitoreo de que la nacionalización del comercio exterior sea una medida que esté en función de un plan de transformación del país. Yo quería resumir, porque entendía que esto era realmente importante -porque a veces han palabras que no se explican por sí mismas y a veces parece obvio para el que la escribe pero para nosotros que no somos expertos en economía y finanzas a veces tienen cierta dificultad-, que la estatización del comercio exterior solo tiene sentido cuando hay una auditoría de la deuda, cuando se retoma soberanía, cuando hay una nacionalización de la banca, cuando hay una recuperación del señoreaje hasta para la emisión de dinero frente a la especulación de tarjetas de crédito y débito que son un dinero ficticio que aparece en esas redes, esas telarañas bancarias y financieras, es en ese marco y enmarcado también en las brújulas fundamentales de un plan de patria, un plan de país, un plan de desarrollo socialmente solidario y ambientalmente sustentable. Entonces, en el capítulo 2 de la plataforma -que es un resumen- agrupa: “Estatización de la banca y del comercio exterior” el punto sobre Estatización dice lo siguiente -y paso a leer la plataforma-: “La estatización del comercio exterior permitirá el control estatal de las divisas, eliminando la especulación financiera y evitando la evasión de capitales -otro elemento muy importante- …podrá controlar los precios y realizar intercambios de contribución mutua”. Aquí en el texto hay dos elementos que yo quería dejar para el final porque son muy importantes: Evitar la evasión de capitales. O sea todas las trampas por las cuales los capitales se van al exterior y no se reinvierten, eso se evita con el control del comercio exterior. Y en segundo lugar, realizar intercambios de contribución mutua. ¿Qué significa esto? Yo puedo integrar un sector de mi economía con otro país, con otro Estado igualmente soberano, con otro pueblo que igualmente esté construyendo su futuro, y que tenemos economías complementarias donde le intercambio de contribución mutua enriquece la economía de ambos Estados. Este texto tan sucinto -repito-: “La estatización del comercio exterior permitirá el control estatal de las divisas, eliminando la especulación financiera y evitando la evasión de capitales podrá controlar los precios y realizar intercambios de contribución mutua” es en su formidable síntesis todo un programa económico financiero para un proyecto de liberación nacional. Si nosotros tuviéramos cumplido plenamente esto -y repito, acá no hay socialización de los medios de producción todavía, acá hay simplemente un Estado que se hace dueño de su destino-, un tramo importantísimo de nuestros objetivos ya estaría cumplido. Y el entusiasmo, la convicción, el factor subjetivo, la comprensión clara de que esto es posible genera un nuevo estado subjetivo que nos permite ir mucho más allá. Si en nuestra plataforma decíamos gravar el privilegio, una vez cumplida estas metas superaremos la plataforma: ya no va a ser gravar el privilegio, va a ser acabar con el privilegio. Eso supone pasar a un escalón mayor. El Programa y la Plataforma tienen eso, tienen una estructura lógica donde cada paso sólido que avanzamos, posibilita pasos mucho más profundos. Si avanza la historia por un lado que no es el orden lógico que nosotros planteamos, la lógica llamará la atención de esos avances que tendrán que ser consolidados con los pasos lógicos que nosotros proponemos; pero todo está en función de una esperanza recuperada, de una acción de pueblo mancomunada respaldando las medias del gobierno popular, y un gobierno popular atento a las demandas y a la sabiduría de la gente. Y aún en la oposición con una fuerte bancada, nosotros podemos en momentos complejos -que van a venir- incidir muchísimo en estas direcciones con el esfuerzo mancomunado de bancada, estructura partidista de la Unidad Popular y pueblo en marcha”.
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