Columna: Meternos con los bancos es imprescindible
- La Juventud Diario
- 14 abr 2019
- 7 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Candidato a la presidencia de la República
“Revisando la prensa oral y escrita, uno ve que los temas de la campaña electoral son comunes, son preocupación común de nuestro pueblo y así lo recogen los pre candidatos: trabajo, vivienda, inseguridad, educación, salud, propuestas para cambiar estas respectivas situaciones; eso está en la boca de todos. Pero lo que tienen en común el partido de gobierno con todos los partidos de la oposición -desde el Partido Nacional al Partido Independiente, todos ellos- es que no van a cambiar el modelo económico financiero; todos hablan de mejorar la gestión, de trabajar y mejorar con la calidad el funcionamiento, ser más eficientes, pero el programa es exactamente el mismo. Y la pregunta es -nos la ha hacen los periodistas-: ¿acaso es posible cambiar el programa, cambiar de fondo, crear un proyecto de patria? Nosotros decimos no solo que se posible sino que es imprescindible; y que hay experiencias nacionales en internacionales que vienen del fondo de la historia, de que ese cambio funciona. Nosotros partimos de los tres pilares básicos que dice nuestro Programa y nuestra Plataforma en su pequeña introducción: que vamos a la soberanía patria, o sea para enfrentar la servidumbre actual hacia las transnacionales; en segundo lugar vamos a recuperar el protagonismo del Estado, porque sin eso no hay soberanía; y en tercer lugar vamos a gravar el privilegio, vamos a gravar el saqueo a nuestro patrimonio hasta extinguirlo, pero empezar por extinguirlo severamente, porque ahí hay recursos para empezar a caminar. Y afirmando esto, nuestro Programa -y nuestra Plataforma- planteaba como primera media de fondo meterse con la deuda externa. Parece que dijéramos algo que es una herejía pero se ha hecho, muchos países lo han hecho, muchos países han enfrentado su deuda externa. Y ojo que nuestro programa no dice no pago de la deuda externa: dice auditoría y -mientras se estudia qué parte hay que pagar y qué no- moratoria; es decir, acabar con el espíritu servil de pagar todo. No, vamos a ver qué hay que pagar y qué no hay que pagar. Entonces la primera medida de fondo de nuestra Plataforma, que no significa la primera acción concreta -porque eso depende también de lo que el pueblo va organizando y actuando-, es enfrentar una moratoria y una auditoría de la deuda externa. El segundo, es meternos con los Bancos; es imprescindible. Desde que nació el capitalismo los bancos fueron una fuente de especulación, de usura, de poder. Y en la fase imperialista del capitalismo, cuando empieza a exportarse capitales, es la acumulación en los bancos de la fusión del capital precisamente bancario con el industrial que crean un capital financiero de un volumen mundial que disponen los amos del mundo para el saqueo de los países más pobres y más periféricos, o más agredidos para ser destruidos en sus culturas milenarias. Si esto es así, el país que quiere ser soberano, el país que quiere un protagonismo del Estado, el que quiere meterse con el privilegio no tiene más remedio que tener bancos fuertes, una centralización de la acción bancaria en manos del gobierno, porque el banco conduce la estrategia financiera de un país. Y la historia del Uruguay desde 1959, es la historia del avance del mercado y del desmantelamiento de las instituciones bancarias del Estado, con idas y vueltas y con todo lo que uno quiera, pero de todos modos lo que empieza en 1959 cuando el gobierno uruguayo renuncia a tener un tipo de cambio diferente para favorecer las exportaciones, para ayudar a la educación, para frenar la competencia desleal desde afuera, cuando se entrega todo al mercado, realmente empieza un desmantelamiento -sutil al principio y más evidente después- de todas las funciones que cumplían los bancos del Estado, que van siendo tercerizadas. Quizás el caso más grave de este proceso de destrucción, de desmantelamiento de la banca oficial y de su poder fue en el 2002, cuando el gobierno de turno con el visto bueno de la cúpula del actual Frente Amplio decidieron que había que salvar a los bancos privados de la crisis, y que había que generar más deuda pública de Estado a los efectos de hacer el salvataje de algunos bancos privados que tenían sus finanzas complicadas por su propia irresponsabilidad y por sus propios mecanismos de saqueo. Realmente mientras otros países que tenían una situación de dificultad en sus bancos privados dijeron: ¡que se arreglen! como hizo Islandia, en Uruguay parecía que todos corrían sumisos: ay, pobrecitos los bancos privados, tenemos que salvarlos, son parte de nuestra noción de la paria. Y así aumentó la deuda pública; por eso nosotros decimos que hay una deuda pública totalmente ilegal -que se la deuda que generó la dictadura- y una deuda ilegítima -que fue la que se hizo para salvar los bancos privados- y que es deuda pública que la pagamos todos. Tenemos 3 mil millones de de intereses que pagamos por la deuda todos los años, tienen que ver también con ese salvataje inmoral a los bancos. Los mecanismos de la telaraña bancaria privada en el Uruguay son gravísimos, porque son parte del succionamiento de nuestras riquezas, de nuestro trabajo, de nuestro sudor. Fíjense ustedes que muchos bancos que aparecen como uruguayos son fachadas de poderosos bancos extranjeros, pero que además las redes privadas de cobranza -donde terminamos hasta para gestionar nuestra cédula de identidad y que no declaran sus ganancias- son una red colosal que ve tercerizando hasta las multas de las Intendencias. Por otra parte los bancos privados prestan varias veces el mismo dinero; si hubiera una corrida de que todos quisiéramos reclamar nuestro dinero ahorrado al mismo tiempo, los que lo tienen -los bancos- no podrían responder porque el encaje, lo que dan de garantía es mucho menos de los que están prestando. A través de las tarjetas de créditos, a través de préstamos usurarios, hacen circular varias veces el mismo dinero. Y ese manejo de cuasi dinero que hacen los bancos, que operan en un mundo de ficción con un dinero que no tienen pero que hacen funcionar todos los circuitos comerciales y de trabajo, ese cuasi dinero le quita poder al Banco Central. El Banco Central emite menos billetes, pierde señoreaje, porque los billetes del Banco Central que le dan al Estado poder de planificación, de control y de ganancia, los billetes del Banco Central que se emiten son cada vez menos. Si todo circula en las tarjetas de plástico de la banca privada… Por eso hay que tener mucha atención: no es imposible meterse con los bancos, es imprescindible; y esa es la segunda medida pesada de nuestro Programa, esa es nuestra segunda medida pesada de nuestra Plataforma Electoral y es lo que nos diferencia esencialmente de todos los demás partidos que se presentan a esta lead electoral. Pero nosotros somos muy conscientes que la estatización total de la banca -que es una medida de soberanía- no es de la noche a la mañana, por lo tanto nosotros proponemos -y está en nuestro Programa y en nuestra Plataforma- frenar, poner un tope máximo al interés bancario y de las redes. En segundo lugar enfrentar la Inclusión Financiera Obligatoria, que es una monstruosidad. Estamos luchando en ese sentido junto con muchísima gente que no es de la Unidad Popular pero que estamos hombro con hombro con ellos enfrentando y denunciando esta Inclusión Financiera Obligatoria, tiranía de los bancos. ¿Cómo se puede hablar de libertad y aceptar la inclusión financiera obligatoria? Y condenamos los intermediarios como las AFAP, que terminan prestando al Estado y ganando suculentos beneficios. Pero ante todo, porque somos muy conscientes de que tenemos que empezar por algo, en este tema de golpear a los bancos a todo el robo, el saqueo, la tiranía de la banca privada: empezamos por el IMABA, el impuesto a la actividad bancaria. Ese impuesto del ¡uno por mil! -no se va a suicidar ningún banquero por eso- que existía hasta el 2007 y que el contador Astori lo retiró, lo derogó porque decía que había que estimular la actividad bancaria, y que producía 90 millones de dólares netos al Estado por año. ¡Del uno por mil! Imagínese ahora ustedes, con todas estas redes de cobranza que son fachadas de grandes bancos, con todo el proceso de la bancarización, con todo el proceso de la tercerización que termina en las redes de cobranza, si nosotros cobramos el uno por mil, recuperamos -ni siquiera es una idea nueva- recuperamos el uno por mil como un impuesto al activo de la banca privada y de todas estas redes, por lo bajo estamos calculando que entran a las arcas del Estado 300 millones de dólares anuales; por lo bajo, debe ser mucho más. En ese sentido nosotros planteamos metas muy ambiciosas, muy claras porque lo reclama el ahora, lo reclama el estado catastrófico del sistema que hace crisis, que toca fondo. Planteamos como lo dijimos en la columna anterior el tema de meternos con la deuda externa (no decimos no pago, ojalá lo pudiéramos decir pero somos muy realistas), moratoria y auditoría. Y ahora estamos planteando que hay que meterse también con la dictadura económica financiera de la banca privada que tiene sometido, que tiene de rodillas al Estado y que le succiona todas las riquezas de una enorme tonelada de dinero que a través de estos bancos privados además no se reinvierten en el país, van como un reflujo de robo al extranjero. La telaraña bancaria es parte de una telaraña mucho mayor, eso también tenemos que tenerlo claro, donde hay que enfrentar la dictadura de la Organización Mundial del Comercio, algunos compromisos que el Estado ha hecho. Por eso nosotros planteamos inmediatas y medias de fondo. Pero la Plataforma Electoral dice como segunda medida de fondo lo siguiente -y leo textualmente-: “Se eliminará el secreto bancario como freno al lavado de activos, entre otras medidas. Se apoyará con créditos a la producción del agro y la industria, así como a los pequeños y medianos productores y comerciantes para que tengan acceso al crédito”. Es decir, los bancos en manos del estado tienen que ver con un proyecto de país, donde el préstamo de interés social no busca el lucro como busca el banco privado. No va a haber posibilidad de aliviar la carga impositiva de los pequeños productores rurales, de aliviar la carga impositiva que agobia a los pequeños comerciantes urbanos, de agobiar toda esa deuda monstruosa que tiene nuestro pueblo, que está todo endeudado, si nosotros no tomamos fuertemente las raíces de la banca, la estatizamos con estas medidas previas de asenso, y a partir de ahí damos un golpe a una telaraña mayor económica financiera que nos oprime a través del sometimiento, al CIADI y a otros mecanismos de control internacional. Insisto, esto es lo que separa radicalmente a la Unidad Popular de todo el conjunto de los partidos que se presentan a esta contienda electoral. Confrontemos programas, escuchemos atentamente lo que dicen y descubramos detrás del discurso ferviente, entusiasta, seductor que hace ondear viejas banderas, -diría el poeta- divisas ya desmerecidas para hacernos promesas que nunca cumplieron, comparen esto con la actitud de nuestra bancada y con la letra clara de la Unidad Popular que nos da la única bandera revolucionaria e invencible, el arma de la verdad”.
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