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A 206 años del Congreso de Abril: La reforma agraria sigue siendo imprescindible y sigue teniendo m

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 7 abr 2019
  • 4 Min. de lectura

Por Darío Camilo Perdomo

Responsable Político del 26M–UP en San José

El 27 de febrero de 1811 día del “Grito de Asencio” conocido también como “La admirable alarma” se ha marcado por muchos historiadores como el inicio de la revolución en la Banda Oriental, originalmente conducida por Pedro José Viera y Venancio Benavides quienes el día 28 ocuparon Mercedes y Santo Domingo de Soriano, el 20 de abril por la tarde cae El Colla actual Rosario en poder de las fuerzas de Benavides. El 21 de abril de 1811 en Paso del Rey sobre las orillas del río San José comandadas por el capitán Manuel Antonio Artigas, las tropas orientales triunfan sobre las españolas obligándoles a replegarse sobre la villa de San José, el propio capitán Manuel Artigas en la tarde del 24 de abril próximos a esta villa, intima a la rendición al teniente coronel español Joaquín Gayón y Bustamente que declina esta posibilidad “hasta que la suerte lo obligue a ello”. En la madrugada del 25 de abril comienza el combate de San José en las afueras del pueblo en donde los soldados españoles se habían establecido, luego de un intercambio de disparos, cerca del mediodía los atacantes inician un ataque masivo sobre los defensores a quienes logran derrotar, además de las bajas sufridas por los realistas, las tropas orientales tomaron a casi todos los españoles prisioneros y se apoderaron de las piezas de artillería. En esta batalla, en la actual calle Zorrilla de San Martín casi 25 de Mayo, cae herido y más tarde a fines de mayo moriría como consecuencia de las heridas recibidas el capitán Manuel Artigas. La captura de la villa de San José por los independentistas aisló completamente a Montevideo del puerto fortificado de Colonia y fue la antesala del primer gran triunfo militar que se concretó poco después el 18 de mayo de 1811 en la batalla de Las Piedras, en donde las tropas realistas fueron completamente derrotadas por José Artigas. En aquellos meses del primer sitio a Montevideo, tuvieron lugar las primeras Asambleas Orientales en la panadería de Vidal y la de la Quinta de la Paraguaya en donde por primera vez orientales venidos de todas partes deliberan, exponen sus problemas y toman decisiones corporativas. Con la firma por parte de Buenos Aires de un armisticio con Montevideo, se inicia una fantástica aventura que la historia ha dado en llamar “El éxodo” o “La redota” y este inicio de ruta tiene como protagonista nuevamente a San José, sobre las márgenes del río que da nombre a la villa se iniciará un camino que terminará en el campamento del Ayuí. En este acontecimiento el pueblo reunido y armado está con Artigas, 400 charrúas, gauchos y changadores, escuadrones de indios tapes, familias de criollos pobres, hacendados rústicos, mayordomos, capataces y peones, también algunos patricios de renombre y de altiva prosapia, curas patriotas, tribunos del verbo revolucionario y capellanes, serán parte de este “ejército nuevo” donde la solidaridad se hace necesaria y se comparte en los fogones, donde Artigas encarna en carácter representativo la soberanía oriental. Luego del segundo sitio a Montevideo en la quinta de Cavia en zona de Tres Cruces, en abril de 1813 se lleva a cabo un Congreso conocido como Congreso de Abril, en donde el Jefe de los Orientales en la “oración inaugural” informa los motivos del mismo, recuerda los acontecimientos pasados, destaca los sufrimientos padecidos y los exhorta a mantener la constancia y la energía. El temario que plantea el Congreso es decidir si se reconoce a la Asamblea que comenzó a funcionar en Buenos Aires por obedecimiento o por pacto, estudiar si debe proveerse mayor número de diputados por esta Banda y por último crear un gobierno que restablezca la economía del país ya que la situación económica en la Banda Oriental era ruinosa. En este Congreso comienza a expresarse el ideario artiguista, el acatamiento a una Constitución a dictarse por el soberano Congreso, cuyas leyes tendrán por base la libertad, la libre determinación, la soberanía particular de la que gozan los pueblos y que constituye el objeto único de la revolución. El documento ilustra el concepto artiguista de la representación de la soberanía en tres grados o niveles, primero en la base “los pueblos”, en las ciudades, villas y pueblos de la Banda, en segundo lugar la Provincia compuesta de los pueblos libres, la integración de la soberanía provincial y en tercer lugar la Confederación ofensiva-defensiva de la Banda con el resto de las Provincias Unidas. El reglamento de tierras artiguista para el fomento de la campaña y la seguridad, dictado en Purificación el 10 de septiembre de 1815, es el primer intento de reforma agraria por acá a vuelta que iba en contra de los malos europeos y peores americanos y a favor de los más infelices y menos privilegiados que necesitaban tierra para trabajar, ha sido doblemente traicionado a lo largo de la historia ya que más allá de la restauración, en los últimos tiempos la tierra, nuestro principal recurso se ha enajenado, extranjerizado y concentrado como nunca antes, por lo que se sigue vendiendo el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad. En el artiguismo, período que abarca desde 1811 hasta 1820, se da principalmente la insurrección de los sectores populares y campesinos. Puede decirse que en esta lucha a medida que fue transcurriendo, se fue profundizando tanto en su programa como en la metodología; la lucha artiguista en general se expresa y se sintetiza como la insurrección armada del campo contra la oligarquía interna y el imperialismo extranjero. Artigas en definitiva nos enseñó que la determinación de la lucha debe encararse con dignidad, valentía y sacrificios irrenunciables; hoy igual que ayer debemos seguir enfrentando a los principales enemigos del pueblo que son la oligarquía y el imperialismo. La reforma agraria sigue siendo imprescindible y sigue teniendo más vigencia que nunca ya que sin ella continuará creciendo la desigualdad y la miseria. La tenencia de la tierra es hoy una limitante que junto con otras afecta el desarrollo de la economía nacional, es imprescindible democratizar el acceso a la tierra, eliminando los grandes latifundios y reorientando el agro del predominio creciente del modelo de producción conocido como “agronegocio”.


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