José Luis Borges sobre la Reforma de la Seguridad Social: “Con esta Reforma vienen a imponer más exp
- La Juventud Diario
- 31 mar 2019
- 6 Min. de lectura

La COJUPE sigue denunciando, desenmascarando la mentira y a los mentirosos, y buscando el camino de acumular fuerzas militantes y sociales para enfrentar, combatir y resistir la Reforma de la Seguridad Social, que viene impulsada desde los centros de poder del extranjero y a la que le vienen allanando el camino desde el gobierno, los partidos tradicionales y los nuevos partidos alternativos de derecha, legitimados por las organizaciones sociales mayoritarias como el PitCnt y la Onajpu.
Con la disputa electoral ya instalada, la Reforma de la Seguridad Social parece haberse impuesto como uno de los ejes de discusión y debate. Por eso recurrimos nuevamente a José Luis Borges, integrante de la Coordinadora de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Cojupe), para descifrar los oscuros caminos hacia los que nos conducen y vislumbrar las puertas que se abren de par en par, en esta dura empresa de derrotar la Reforma de la Seguridad Social.
Se está hablando mucho de la Reforma de la Seguridad Social en las últimas semanas y parece que no hay consenso en el sistema político. ¿Qué opina y qué va a hacer la Cojupe? Si, la novedad -si se la puede llamar así- es que la campaña electoral parece que va a incluir el tema de la Reforma de la Seguridad Social. O sea que vamos a escuchar de todo con respecto a la seguridad social, porque el tema ya es parte de la “oferta” electoral. Y la mayoría de los candidatos, necesitados y preocupados por sumar votos y a la vez dar “señales” al mundo de los negocios y a los centros de poder mundial, aparecen proponiendo “su receta” para la seguridad social. Y por supuesto que van a aparecer los “matices” y las “diferencias”. Pero -y en esto vamos a insistir- los objetivos principales de los promotores de esta Reforma se mantienen. Y uno de los objetivos es instalar la lógica de que la Reforma es inevitable; que es necesario e imprescindible hacerla. O, dicho de otra manera, que el BPS así como está no puede seguir, y que sería insostenible de no mediar la Reforma con cambios de fondo. Y entonces que se debe reestructurar y “ajustar” el sistema para hacerlo posible. Y que esos cambios de fondo, esos ajustes, pasan por alargar los años de trabajo, por reducir las jubilaciones y todos los cambios antipopulares y antiobreros que se manejan. Y hay consenso mayoritario, más allá de las apariencias.
¿Pero no crea confusión que surjan esos matices y diferencias? Si, seguro que va a haber confusión. Se dice -y es cierto- que las clases dominantes imponen las ideas dominantes en la sociedad… esto pasa como tendencia y a la corta o a la larga, se cumple. Y tengo la casi certeza de que hoy en día, en este período histórico esto es más cierto que hace varias décadas atrás. Hoy en día es mucha la capacidad que tienen las clases dominantes para engañar, para trampear, falsificar, deformar y falsear la realidad. Y de imponer sus intereses de clase. Y en nuestras tierras, el progresismo que nos gobierna, se ha confirmado como un eficaz instrumento de engaño y dominación de las clases dominantes. Es más, ha logrado imponer objetivos de las clases dominantes de manera más eficaz que los viejos partidos de esas clases. Desde el agronegocio y la extranjerización de la tierra hasta los niveles de precariedad laboral y salarial con paz social, pasando por las privatizaciones, las reformas mercantiles de la salud, la educación y ahora, la seguridad social. El progresismo ha aplicado el programa más ambicioso de las clases dominantes para esta época. Pero lo ha hecho con un costo político mucho menor que el que hubiesen pagado la propia burguesía y la oligarquía directamente con sus instrumentos políticos tradicionales. Es más, lo ha logrado desmovilizando profundamente el campo popular y “acostumbrando” a la mayoría de la militancia política y social a actuar como espectadores de lo que presentan como inevitable, como “jugada única”. Sustituyendo en las necesidades del pueblo trabajador y en las aspiraciones de cambio y transformación social de la militancia, por la de las “mejoras”, por el “más y mejor” y el “algo es algo”. Y eso lo ha logrado presentando como natural e ineludible, al sistema capitalista. Al punto que hoy debemos siempre recordar que es un sistema de explotación y dominación. Y debemos “recordarlo” porque pasa inadvertido para la inmensa mayoría de los explotados e inevitable para la inmensa mayoría de la militancia social y política, que -hace unas décadas- combatíamos al capitalismo y al imperialismo por su carácter opresor y explotador ¡! En ese marco -que es un marco histórico- y al que se agrega la campaña electoral, sí seguro que se va a crear confusión y entrevero con los falsos matices, las falsas diferencias y las falsas opciones. Y estamos enfrentados a grandes maestros en el arte del engaño, que saben disimular su propia conversión, en fin, habría que decir su propia degeneración. Y así como son capaces de garantizar la invisibilidad de la explotación del trabajo, tienen la capacidad de hacer que los dominados crean en que las ideas dominantes les pertenecen y que deben defenderlas en consecuencia.
¿Tanta fuerza tiene el engaño, la mentira y la trampa? ¿Qué papel juega la realidad y la verdad? Por supuesto que no solo pesan las mentiras y engaños. Esto no va solo. En nuestro país, los llamados partidos u organizaciones de clase, de izquierda, como varios partidos del actual gobierno; complementan el resultado. Desde sus políticas allanan y legitiman las políticas con claras y nefastas consecuencias para los trabajadores. Y todavía más aún. Las organizaciones sociales mayoritarias, las que tienen más peso en el pueblo trabajador, actúan en el mismo sentido. Por ejemplo el PitCnt y la Onajpu, con su estrategia, sus políticas, sus planes y su modelo sindical cumplen también ese papel; naturalizan, justifican y legitiman las relaciones de explotación y dan apoyo a las principales políticas del progresismo con sus reales contenidos de clase. La mentira funciona porque los aparatos políticos y sociales, y sus dirigentes y referentes están y actúan a su servicio. Por ejemplo en estas semanas ultimas, sale (Ramón) Ruiz, representante de los trabajadores en el BPS, ¡¡a defender el IASS!! Con la justificación de que aporta 300 y pico de millones de dólares al BPS y que la derogación del IASS -que se le cobra a los jubilados- ¡agrandaría el déficit! A los días, sale Sixto Amaro a decir que bueno… que si se aumenta 1 año la edad para jubilarse no sería grave, porque el promedio de la edad de trabajo anda en los 64. Y ya mediando la demagogia electoral, el diputado Carballo del FA, plantea un suplemento de 15 mil pesos para cada jubilado y coincide con su par Lacalle Pou, que afirma enérgicamente que no se debe aumentar la edad de retiro.
Entonces, antes nos pregunto ¿qué va a hacer la Cojupe? Bueno, empezando por que no podemos subestimar al enemigo. Sí sí, porque hoy los que plantean la Reforma de la Seguridad Social… son enemigos de todos los trabajadores -no solo de los jubilados y pensionistas-, y tomamos en cuenta que tienen muchos instrumentos a su disposición. Creemos que es imprescindible seguir denunciando, aclarando… pero también es necesario medir contra qué nos damos, a quiénes estamos enfrentando; no alcanza con sabernos defensores de algo justo, no alcanza con tener razón. Es necesario dar pasos para materializar la justicia de nuestros reclamos en fuerzas que puedan luchar contra la injusticia de esta Reforma. Estamos claros que acá no estamos peleando solo por un aumento de las jubilaciones… por el aguinaldo para los jubilados… no es sólo eso, que ya es suficientemente difícil. Le estamos haciendo frente al primer capítulo de un ataque a todo el sistema público de previsión y seguridad social. Ataque que a su vez es el preámbulo de la Reforma Laboral que ya golpea a la clase obrera y trabajadora en distintas partes del mundo. Así nomás; con esta Reforma vienen a imponer más explotación de la clase trabajadora, como lo están haciendo en otras partes del planeta. Las clases dominantes no precisan ni quieren más (hace rato…) de la protección social, del estado de bienestar, de leyes que atenúen la explotación del trabajo asalariado a cambio de paz social. Sabiendo esto es necesario, o más bien imprescindible, construir y organizar fuerzas militantes y sociales que enfrenten esta nueva ofensiva contra el pueblo trabajador.
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