Columna: Adornemos el jardín que las mariposas llegan

Escribe: Prof. Andrés Freire

Parece un título de esos de un típico video de autoayuda que andan en el universo virtual; quizás lo sea, quizás no, mucho no importa, porque la poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita. Nuestro excelentísimo primer magistrado, gusta de citar el Eclesiastés, y lo usó para señalar que cada cosa tiene su tiempo. Y sí, convengamos en algo con él: fue el tiempo de la progresía, pero fue porque cada cosa tiene su tiempo; pero su tiempo ha sido pesado medido y descartado, ahora es otra estación. Hace unos pocos días tuvimos un espectacular Acto Aniversario de nuestra fuerza política, con el doble que la concurrencia habitual, lo que ya es mucho, y con un clima de entusiasmo y alegría que es mucho más, más en estos tiempos: ¿quién va a un Acto en medio de la semana laboral donde no hay ninguna estrella pop? ¿Quién hace 20 minutos de cola para comprar un choripán? Comprar escribí, no para que te lo regalen, o que te paguen por estar; aquí nadie confunde un acto político con una excursión. Nuestro jardín está majestuoso, lo hemos cuidado de las fieras, de los lobos con piel de cordero tanto y más aún que de los lobos con piel de lobo. Lo hemos regado en el desierto, el mismo desierto al que salimos cuando quienes hoy gobiernan estaban en la cima de su poder con todos los vientos de cola a favor. Nos lastimamos las manos por cada planta, hemos sufrido arañazos, pinchaduras, cortes, de todo tipo; lo hemos cubierto de la helada y del granizo, y está, ahora para nosotros empieza la primavera y para ellos llega el invierno. ¿Y adónde irán las mariposas? Hay señales objetivas y subjetivas de que tenemos condiciones para lograr una victoria histórica para el pueblo oriental y para la clase trabajadora, que es lograr acceder al Senado de la nación e incluso un poco más. Quizás nos digan que es imposible, pero todos sabemos que imposible es sólo lo que cuesta un poco más. Nuestro momento ha llegado, aquí están nuestras rosas rojas con su corazón de fuego ardiendo, con sus espinas frente al enemigo; y su color, aroma y sabor para nuestro pueblo. No están marchitas abandonadas en alguna banca, no; no son pétalos sueltos prostituidos, tampoco; están ahí en el corazón de nuestro jardín, rojas orgullosamente rojas, en pie, como estamos nosotros a pesar de todo, para una vez más cobijados a la sombra del Protector de Los Pueblos Libres, ir al rescate de nuestra Nación.

¡¡¡Somos Izquierda. Somos Patria!!!