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Los compañeros en nuestra memoria

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 18 mar 2019
  • 6 Min. de lectura

MARTINEZ DUBRA, Wilmar Alberto. Muerte: 15/3/72 Tenía 27 años. Estudiante de Psicología, militaba en el MLN. Es herido en un enfrentamiento armado en la calle Justicia. Su muerte se produce en el block quirúrgico del Hospital Militar.

LEAL ROVIRA de BLANCO, Roxana "Sara". Muerte: 15/3/72 Tenía 20 años. Era militante del MLN. El 15 de marzo de 1972 participaba en una acción cuando sufre un accidente de tránsito. Es llevada a un hospital clandestino de la organización pero lamentablemente allí se constata su fallecimiento por hundimiento de cráneo. Se decide sepultarla en el local de la calle Dionisio Coronel 393 y permanece allí hasta el 16 de julio en que su cuerpo es encontrado en base a declaraciones de algunos detenidos.

YIC, Nuble. Muerte: 15/3/76- Tortura. Nació el 29 de agosto de 1928 en el Depto. De Maldonado. Vivía en el Cerro, era obrero frigorífico de 54 años de edad, fue detenido en su domicilio el 22 de octubre de 1975 y sometido durante meses a terribles torturas. La denuncia presentada ante Amnistía Internacional por Marys Yic, una de sus 4 hijas, brinda un pormenorizado detalle de los largos meses de sufrimiento y tortura que debió afrontar este trabajador, militante sindical y del Partido Comunista. A continuación un resumen de la misma:

“Montevideo ... de diciembre de 2008 Directora de Amnistía Internacional Uruguay Señora Ivahanna Larrosa Presente Marys Yic, cédula de identidad Nº 1.584.309-7, uruguaya, domiciliada en Luis Alberto de Herrera 2595 apto. 2 de la ciudad de Montevideo. Me presento ante usted con el mayor de los respetos para entregar a través de su persona esta carta denuncia y este testimonio dirigido a Amnistía Internacional en su calidad de organismo defensor por excelencia de los derechos humanos en su totalidad. Nuble Yic nace el 29 de agosto de 1928 en el departamento de Maldonado. C.I. 888.208 y C.C. BVA 9261, muere a causa de las torturas recibidas el 15 de marzo de 1976 en el Batallón de Infantería del km 14 de Camino Maldonado. Mi familia fue duramente castigada por la represión. Mi tío, Rivera Yic, pasó cuatro años preso por razones políticas, es expulsado del país permaneciendo clandestino en Argentina hasta el retorno de la democracia. A partir del año 1974 mi hermana Nancy parte al exilio y mi hermana Estrella a la clandestinidad. Mi prima Silvia Reyes es acribillada a balazos en su casa, tenía 19 años y 3 meses de embarazo, su esposo Washintong Barrios es secuestrado en Argentina y hoy desaparecido, Stella Reyes es detenida el mismo día que asesinan a su hermana y permanece 8 años presa en condiciones crueles, inhumanas y degradantes. Nuestra familia por ese entonces residía en el Cerro, calle oficial 2 Nº 1818, mi padre era obrero de los frigoríficos de la zona, militaba en el gremio (FOICA) y en el Partido Comunista de Uruguay. En la madrugada del 22 de octubre de 1975 despertamos con los golpes que parecían derribar la puerta, 6 personas visiblemente armadas ingresan a la casa, en el operativo encapuchan y esposan a mi padre, otros revisan y otros saquean. Lo detienen ilegalmente y se lo llevan con destino desconocido. Por ese entonces hacía reposo por un reciente infarto cardíaco, pero su delicado estado de salud no fue óbice para que lo torturaran meses enteros. Mientras mi madre buscaba, mi padre era conducido por diferentes centros de detención y torturas: Casa de Punta Gorda (infierno chico), Cárcel del Pueblo ( allí estaban desnudos, atados, vendados y tirados en el suelo, para “recuperarlos” unos días y seguir con “la máquina”) el 2 de noviembre pasa al Batallón 13 llamado “el infierno grande” o “el 300 Carlos” y luego es trasladado al Batallón de Infantería 2º y 3º del km 14 de Camino Maldonado. Durante ese periplo conoció y vivió lo peor, el terror, la tortura y la incertidumbre propia y familiar. Al igual que sus compañeros y compañeras todos fueron sometidos a diversos y terribles métodos de tortura. Capucha, plantón, golpes, hambre y sed, picana eléctrica, submarino seco y mojado, colgamientos, caballete, testigos de tortura o violación a otros detenidos, arrastre, impedimento de ir al baño, quemaduras, sentón, incomunicación, amenazas sobre la familia y drogas, entre otros. El 14 de marzo de 1976 autorizan la primer visita a la familia, ésta consistía en un período de media hora con una gran mesa separándonos y guardias armados alrededor. Una soldado me lleva para la revisación, me ordena sacarme la ropa, inclusive la interior, tremenda humillación para dejarme parada un instante que fue eterno, hacerme vestir y esperar mi turno de 15 minutos en la vereda de enfrente al cuartel. El miedo me paralizó, creí que mi madre y mi hermana no saldrían de allí. Cuando entré me impactó ver en las condiciones que estaba mi padre, quería decirle muchas cosas pero no podía dejar de llorar. He vivido sintiendo mucha culpa por no haberle dicho cuanto lo quería y que él quedara con esa imagen de mi debilidad. Debo destacar que en esa corta visita mi padre le cuenta a mi madre sobre las crueles y sistemáticas torturas que estaban siendo sometidos todos, y sabiendo que era probable que no saliera con vida de aquello, le pide expresamente que denuncie esa situación.

El día 15 de marzo sacan a los detenidos en fila a un espacio abierto al fondo del cuartel luego de meses de inmovilidad, soldados armados marcan el límite, ellos no tienen la seguridad si salen a un recreo, si vuelven a “la máquina” o si los van a fusilar. En esa instancia, mi padre cae al suelo aparentemente víctima de un paro cardíaco provocado por las severas sesiones de torturas y las malas condiciones de reclusión. Boca a boca intentando reanimar su corazón y el pedido a los guardias de un médico urgente. No recibe ningún tipo de atención médica ni sanitaria, solo la orden de que cuatro compañeros lo trasladaran a pulso cuadra y media hasta un jeep. Luego la desolación.

El día 16 de marzo llega a casa una camioneta del ejército con un compañero detenido, Rodolfo Maldonado (esposado y encapuchado), él es el que debe dar la noticia a la familia, mi madre se encontraba haciendo un trámite en el BPS, así que la van a buscar y allí mismo le comunican la muerte de su esposo, luego son detenidos al cuartel de “La Paloma” donde quedan mientras mi hermana es conducida al hospital militar a retirar el cuerpo. Ya en el lugar pide verlo, pero solo le muestran la cara y le entregan un certificado firmado por el Dr. Mautone donde se indica que la causa de la muerte fue una insuficiencia cardíaca. Al dolor de una muerte injusta, cruel y repentina, los seres queridos debimos sumar el hecho de que se entregara un ataúd con expresa prohibición de abrirlo. Sin embargo y pese a ello, funcionarios de la empresa fúnebre (El Ocaso, Montevideo), algunos amigos y nosotras, vimos y constatamos las marcas de la saña y la cobardía en su cuerpo: fracturas de clavículas debido a las brutales colgadas, piernas ennegrecidas por los eternos plantones, quemaduras de la picana eléctrica, uñas arrancadas, marcas y cicatrices en todo el cuerpo. El sepelio se realizó con un fuerte despliegue de efectivos de civil que fiscalizaban el cumplimiento de esa disposición, a la vez se llevaba el control de los asistentes tratando de intimidar, pero el profundo dolor y la indignación que sentíamos era más fuerte que el terror que ellos querían imponernos.

El 16 de octubre del año 2007, se presenta la denuncia penal contra los mandos militares, policiales y civiles de la época, donde Juan María Bordaberry era el dictador de facto y jefe de las Fuerzas Amadas. El expediente está a cargo del Sr. Juez Dr. Luis Charles y de la representante ante el Ministerio Público la Sra. Fiscal Dra. Elsa Machado. En noviembre del mismo año el Poder Ejecutivo excluye esta denuncia de la Ley de Caducidad. El 21 de febrero del año 2008 comienzan a declarar los testigos, familiares y más de 20 compañeros de tortura, prisión y muerte. Hasta hoy la Sra. Fiscal sólo ha pedido la historia médica de la víctima que fue atendido en su momento en la “Caja de Auxilio de Obreros y Empleados de la Industria Frigorífica” centro que ya no existe, por lo cual han declarado más de 10 personas (amigos, vecinos y compañeros de trabajo)

BARBOZA IRRAZABAL, José Luis. Desaparecido el 17/3/75. Argentina. Nacido en Montevideo el 2 de octubre de 1949, José Luis estaba casado y tenía dos hijos, Verónica y Sebastián. Militante del Partido Comunista en Uruguay, se había radicado -junto con su familia- en Argentina por cuestiones de trabajo y allí su esposa no le conocía militancia política alguna, excepto que pudiera estar teniendo actividad sindical. De acuerdo a lo relatado por algunos vecinos, Barboza fue obligado a subir a un Ford Falcon al salir de su casa para ir a trabajar, el 17 de marzo de 1975. Desde ese día no se tuvieron más noticias de él. El informe preliminar de la Comisión para la Paz a la Presidencia de la República de octubre de 2002, en el capítulo II referido a: "DENUNCIAS SOBRE CIUDADANOS URUGUAYOS PRESUNTAMENTE DESAPARECIDOS EN LA ARGENTINA" expresa que: "4. Las denuncias referidas a ciudadanos uruguayos presuntamente desaparecidos en la Argentina que recibió la COMISIÓN -incluyendo a 3 extranjeros cónyuges de ciudadanos uruguayos también desaparecidos- ascienden a 176. 5. Las conclusiones son las siguientes: e. Considera confirmadas parcialmente 38 denuncias más, en función de que existen elementos de convicción relevantes que permiten asumir que las personas que se individualizan en ANEXO IX (uno de ellos es José Luis Barboza Irrazábal), fueron detenidas en procedimientos no oficiales o no reconocidos como tales.


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