Día Internacional de la Mujer Trabajadora “Este modelo extractivista devastador es la máxima expres
- La Juventud Diario
- 14 mar 2019
- 4 Min. de lectura



Mujeres del colectivo Por el Costado de la vía, que no responden a bandera partidaria alguna (o mejor dicho que cada individuo tiene libertad de votar o no a cualquiera de los partidos políticos) se expresaron contra el Tren de UPM en la movilización del pasado 7 de marzo en Plaza Libertad, que convocaron diversas organizaciones sociales reivindicando el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. “Sus trenes y camiones exigen que nuestro territorio se adapte a sus condiciones”, advirtieron las oradoras sobre los intereses de UPM y denunciaron en su proclama (que ofrecemos completa a continuación) que “Nosotras, nosotros somos sus obstáculos por poner en el centro a la vida”.
“Por el costado de la vía somos vecinas y vecinos que vivimos, trabajamos, estudiamos en barrios, pueblos y ciudades atravesadas por la vía del tren, junto a personas que se movilizan en defensa de los derechos humanos y la conservación ambiental. Hoy convivimos con tráfico de carga nacional y trenes de pasajeros. Cruzamos de un lado a otro varias veces al día para conectarnos, para ir a la escuela, al liceo, al jardín, a los centros de salud, a los centros de cobranza, a las ferias, a los negocios locales y al conjunto de servicios que existen en torno al actual trazado ferroviario. Nacimos como colectivo por esta condición, y porque un día nos enteramos que se desmantelará esta infraestructura nacional ferroviaria para darle un lugar prioritario a los trenes cargueros de la empresa de celulosa UPM. Este proyecto responde a un pensamiento que estructura el mundo como pares opuestos que separan nuestra realidad: lo económico por sobre lo social, lo industrial por sobre lo natural, lo hegemónico por sobre las identidades y necesidades locales. UPM le impone al gobierno uruguayo abrir caminos, dar paso libre a sus necesidades logísticas para incrementar sus riquezas usando un medio de transporte económico y rápido, el tren de UPM. UPM precisa llevar al puerto de Montevideo la celulosa que producirá a orillas del río Negro, y precisa ingresar a su planta productos químicos y combustible para abastecerse. Sus trenes y camiones exigen que nuestro territorio se adapte a sus condiciones. Es una empresa y por tanto su objetivo es recaudar y enriquecerse; y para lograrlo tienen que eliminar obstáculos. Precisan suprimir pasos a nivel, vallar 273km impidiendo nuestra movilidad. Los trenes cargueros de UPM pretenden que el país sea diseñado a su antojo e imponernos su ritmo productivo cambiando nuestro modo de vida. Creen tener derecho a hacer esperar a las ambulancias para que puedan cruzar la vía, a que las niñas y niños esperen para poder cruzar cuando tienen que ir o venir de la escuela, a que las abuelas, abuelos y las personas con dificultad de movilidad queden impedidas de acceder al otro lado para ir a la policlínica o al almacén. Nosotras, nosotros somos sus obstáculos por poner en el centro a la vida. Creen tener derecho y poder, creen que vamos a defender sus necesidades de progreso económico y concentración de riqueza a costa de lastimarnos. Las personas, las poblaciones, las dinámicas locales, los derechos humanos, la naturaleza, el principio de accesibilidad universal, la sanidad de las comunidades interfieren y son opuestas a la necesidad de rentabilidad de esta empresa. Las leyes protectoras, las normas garantes de la integridad ambiental y humana molestan, el conocimiento, la conciencia humana perjudica el concepto de progreso económico para la concentración de la riqueza de este modelo industrial que precisa violar al territorio y atropellar para desarrollarse. UPM es una empresa que en su esencia funciona exprimiendo el territorio hasta dejarlo seco e inerte, su proyecto portuario, ferroviario y vial no es más que un entramado de venas por dónde llevarse el producto de la explotación indiscriminada de lo que le roban a la naturaleza. Con la promesa de empleo, burlándose de nuestra inteligencia, proponen un modelo productivo que instala empleos sin estabilidad ni seguridad social y pone en riesgo diversas fuentes laborales actuales de todas las localidades”. Asistimos a un acto de abuso que insiste en someternos, y a una campaña mediática que criminaliza a las víctimas de ese abuso cuando nos oponemos, cuando defendemos nuestros derechos, cuando denunciamos su manoseo. La naturaleza, nuestros pueblos, nuestra vida no les pertenece, ni a UPM, ni a las empresas constructoras de su proyecto ferroviario Sacyr, Saceem, Berkes, NGE, ni a los funcionarios del gobierno que trabajan a su servicio. No tienen legitimidad alguna para condenarnos a la contaminación de sus trenes cargueros. Ningún abusador tiene derecho a quitarnos nuestras casas, a destruir el ambiente, a exponernos a catástrofes, a lesionar nuestra integridad, a enfermarnos, ni a usarnos. No son nuestros dueños. No son propietarios de nuestro presente ni del futuro. Este modelo extractivista devastador es la máxima expresión del patriarcado. Desde nuestra condición de mujeres defendemos nuestros territorios. Desde nuestro lugar, desde nuestros barrios luchamos contra su prepotencia. Resistimos, nos organizamos, compartimos información y así se va construyendo el conocimiento que nos permite combatir el engaño y la manipulación defendiendo una realidad donde la vida sea el centro del mundo.
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