Esta boca es de todos Ellos y nosotras

Por Liggia Giordano Carbone

DECLARACIONES CRUZADAS

Hay un concepto que se repite mucho y es que la droga siempre existió. Es cierto, pero en la antigüedad las drogas y el alcohol formaban parte de los rituales religiosos y la medicina. Había drogas que eran curativas y se utilizaban para mejorar la calidad de vida de la gente. Pero en el capitalismo, la droga y el alcohol como producto se convirtieron en mercancía y se hicieron masivos. Allí es cuando comienza el consumo problemático y la adicción. Y continúa hasta la fecha, donde el problema hace estragos en las generaciones actuales y venideras. En este contexto, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, salió al cruce del precandidato por el Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, que había declarado que las bandas de narcotraficantes llegaron a Uruguay durante el gobierno del Frente Amplio. Según el ministro, la pasta base entró a Uruguay durante la presidencia del doctor Sanguinetti, y que se transformó en fumable durante el gobierno de Jorge Batlle. Más allá de estas declaraciones contrapuestas, contextualizadas en plena campaña electoral, el foco no debe estar puesto en cuándo efectivamente comienza este flagelo, sino en las soluciones que se han planteado en los sucesivos gobiernos. En este sentido, son escasas las acciones a este respecto. Una y otra vez hemos sido testigos del desesperado reclamo de madres de adictos. Los cupos en los centros de rehabilitación públicos y privados son muy pocos y es muy difícil acceder a ellos. A esto hay que sumarle que, con la legalización de la marihuana, el gobierno ha favorecido para que baje la percepción de riesgo del consumo de sustancias entre los jóvenes y la población en general.

NUESTRA MARCHA

El 8 de Marzo es el Día de la Mujer Trabajadora. El profundo carácter clasista está dado por su origen y por las reivindicaciones que pertenecen a todos los trabajadores. Se afirma que las mujeres son quienes más sufren la pobreza, el desempleo y la precarización laboral. Sin embargo, las que más sufren estos problemas son las mujeres de la clase trabajadora. Son ellas quienes no tienen opciones, que terminan empleándose en donde sea, soportando las peores condiciones, con tal de tener un salario que les permita sostener a su familia. Son ellas las que no pueden enfrentar los diferentes problemas que surgen a lo largo de su vida en las mejores condiciones. Son ellas quienes no pueden cuidar de su salud de la mejor manera. También se menciona mucho la violencia hacia los cuerpos de las mujeres. Pero creemos que es necesario aclarar que la violencia la sufrimos en todos los ámbitos. Cuando no podemos acceder a nuestros derechos, eso es violencia. Y la peor discriminación a la que somos sometidas no es por género, raza o religión, sino la discriminación dada por nuestro estatus económico. Las mujeres no somos todas iguales. No quiero marchar con todas las mujeres. No quiero marchar junto a la mujer que no le paga lo suficiente a su empleada doméstica o la que le hace lavar a mano su ropa interior. No quiero marchar junto a la integrante de un gobierno que beneficia a las grandes empresas. No quiero marchar junto a la diputada o senadora que no vota el presupuesto suficiente para la salud o la educación. O aquella que ni siquiera vota leyes que son imprescindibles para garantizar mis derechos. Por eso elegí marchar este 7 de Marzo junto a mis hermanas de clase: las trabajadoras, las jubiladas, las estudiantes y las amas de casa.