Opinión: Como “Vivir sin miedo” (primera parte)
- La Juventud Diario
- 28 feb 2019
- 4 Min. de lectura

La reforma constitucional propuesta en la campaña “Vivir sin miedo”, pone énfasis en la represión, recortar garantías ciudadanas, endurecer la mano y sacar militares a la calle. El Partido Humanista no votará esa reforma por varias razones, una de ellas es que esas medidas no atacan el origen del problema. Veamos: Este domingo 17 de febrero El Observador publicó una nota estremecedora titulada “Cuatro historias de adolescentes privadas de libertad”, con algunas respuestas de jóvenes delincuentes alojadas en el INISA. Son muchachas que han robado, rapiñado y matado. Vale la pena leer lo que dicen respecto a porqué llegaron a hacer cosas tan terribles. 8 de las 10 alojadas fueron violadas en su infancia por abuelos, padres, padrastros, tíos u otros miembros de su familia. Todas hablan de violencia intrafamiliar cotidiana y de entornos barriales conflictivos. También coinciden en que tuvieron que huir de sus hogares o fueron directamente expulsadas. Una de ellas cuenta que simuló un delito para que la llevaran presa, porque cansada de estar en la calle, creyó que en la cárcel tal vez iba a estar mejor. “Todas estamos acá porque nos mandamos las nuestras, pero fue por necesidad. A veces la vida te pone entre la espada y la pared y no te queda otra salida”, dice una de ellas. “Estoy arrepentida, pero la desesperación me impulsó a hacerlo”, dice otra que mató a una mujer que se resistió a un atraco. La realidad es que muchas personas que caen en la delincuencia sencillamente no pueden salir de un círculo vicioso que les atrapa. En entrevista emitida por Radio Uruguay el pasado 11 de febrero, Jaime Saavedra, responsable de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado, dijo entre otras cosas: “Si resolvemos el tema de la vivienda y el trabajo tiramos la reincidencia al suelo”. En esa nota insistió en que “la vida de las personas que cometen delitos es una vida llena de estrés y dolor. Nueve de cada 10 de ellos quiere salir de esa peripecia”. ¿Cuál es el punto en común de estos dos buenos aportes periodísticos? Que nos muestran a los protagonistas del delito como parte de una trama terrible de violencia que difícilmente se cortaría persiguiéndolos más y castigándolos más duro para exigirles que respeten las leyes. Los humanistas no defendemos a los delincuentes ni buscamos justificarlos. Tratamos de atacar la raíz de un árbol llamado inseguridad, mientras otros se conforman con podar sus ramas. Desde luego, es mucho más fácil podar que desarraigar, pero los resultados están a la vista. Las ramas podadas vuelven a crecer y el problema no se soluciona. ¿Por qué es tan difícil ir a la raíz? Porque implica diagnosticar una enfermedad que es difícil de curar, al punto que algunos simplemente dicen que no tiene remedio. Esa enfermedad se llama “injusticia social” y está en la raíz del árbol del que la llamada “delincuencia” es solo una de sus ramas. Otra de sus ramas es el suicidio. En Treinta y Tres ya se han suicidado tres personas en lo que va de este año. Es un suicidio cada 20 días en una pequeña comunidad de algo más de 30 mil personas. Si investigamos en las razones de estas tragedias, siempre terminaremos encontrando motivos vinculados a problemas que de un modo u otro están vinculados a la injusticia social que desespera y agota las fuerzas de personas que se van de este mundo buscando alivio. ¿Alguien puede dudar que en un mundo menos injusto, habría menos delito y menos suicidio? Sin embargo es más fácil para algunos seguir podando el árbol porque ir a la raíz significaría reconocer sus propios privilegios o tocar intereses de gente muy poderosa. La campaña “Vivir sin miedo” propone más de lo mismo que ya hemos visto fracasar. Para realmente “vivir sin miedo” se necesita una reforma mucho más profunda, como la que propone el programa de gobierno de Unidad Popular, que plantea medidas de impacto para generar trabajo y vivienda, bajar sustancialmente el costo de vida, recuperar la calidad educativa que hemos perdido, distribuir con criterio Artiguista la riqueza del país. “Algo hay que hacer”, suelen decir los que defienden la reforma que se votará en octubre. Sí, estamos de acuerdo, algo hay que hacer, pero distinto a lo que ya hemos hecho sin resultados positivos. Probemos con atacar la raíz del problema. Combatir la injusticia social es imprescindible para “vivir sin miedo”. En una próxima nota abordaremos otras razones para no votar esta reforma, que no toma en consideración, por ejemplo, al delito en gran escala que cometen los Bancos y las grandes corporaciones empresariales que dominan el mercado. Tampoco al miedo que causa pensar en dar más poder a una institución como el Ejército que ha sido históricamente, con escasas excepciones, más represor que protector. Mucho menos aborda el miedo que deriva de pensar que estamos consumiendo agentes cancerígenos en el agua y los alimentos. En fin, creemos que hay mucho para decir en torno a este tema, de lo cual esta es la primera entrega. ¡Hasta la próxima!
Aníbal Terán Castromán Treinta y Tres, febrero 26 de 2019 Vocería del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular
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