Esta boca es de todos: La edad de la lucha
- La Juventud Diario
- 10 feb 2019
- 3 Min. de lectura
Por Liggia Giordano
Esta semana el tema de la edad ha sido puesto sobre la mesa desde diferentes ámbitos. Los diputados del Partido Nacional Rodrigo Goñi y Alejandro Umpiérrez, presentaron la idea de bajar la edad para votar a 16 años, a través de un proyecto de ley que implica una reforma constitucional. En la exposición de motivos se explica que el cambio social en el país y el avance de las tecnologías llevan a un necesario ajuste de la Carta Magna. “No podemos seguir escondiendo ni retaceando derechos que ya se ha ganado ese núcleo por su propia acción social”. El proyecto incluye, además, la posibilidad de bajar la edad para ser candidato de 25 a 23 años; y así darle paso a las nuevas generaciones para legislar.
En la misma línea y luego de varias apariciones de menores en spots publicitarios y actividades difundidas en los medios, la secretaria general del Partido Socialista, Lucía Zapata expresó que “está buenísimo que los adolescentes se empoderen”.
En tanto el prosecretario de la juventud colorada, Maximiliano Campo fue un poco más allá: “No solo hay que estudiar la posibilidad de que desde los 16 años se vote, sino también de bajar la edad para poder ocupar los cargos electivos como los 25 años para diputado, que hoy resultan absurdos”, opinó. El argumento más sólido es que las personas de menor edad, tendrán claro el sentir de sus contemporáneos al momento de legislar.
A su vez, hemos escuchado opiniones en contra de ciertas movilizaciones, con el argumento de la edad “avanzada” de los participantes en éstas. Con respecto a estos argumentos, creemos que la representatividad de los legisladores o dirigentes políticos no pasa por la edad. Ya sea de 20 años o de 70 años, lo importante de un representante, más allá de su edad, debería ser que tenga voluntad de llevar adelante leyes y políticas efectivas, que defiendan los intereses e inquietudes de los jóvenes y ancianos, protegiendo sus derechos. No por el hecho de ser más jóvenes, estará garantizada la idoneidad. Ya que no es cuestión de edades, sino de clase.
Por ejemplo, para proteger los derechos de la población más joven, sólo bastaría ofrecer oportunidades de trabajo digno, posibilidades de estudios y que defienda la formación y los presupuestos necesarios para que la educación no sea postergada. Presentar leyes que amparen y garanticen la vivienda y la salud, para el pleno desarrollo de los proyectos de vida de cara al futuro. Y nos resulta muy triste que se juzgue la validez de un reclamo o una movilización sólo por la edad de quienes concurren. Ojalá todos llegáramos a edades avanzadas con nuestros principios y valores intactos. Tenemos muchos ejemplos de personas que luego de años de expresar ciertas ideas, con el pasar del tiempo, lamentablemente van olvidándose de ellas y aún peor, se arrepienten de haberlas tenido.
Por este motivo, estamos seguros de que lo más valioso que existe es que a pesar de la edad que se tenga, luchar por las causas justas. Defendiendo aquellas ideas que siempre se tuvieron, aún creyendo que son posibles y realizables. Aportando desde su lugar, con su experiencia y convicción. Sin bajar los brazos. Para quienes recién comienzan la vida militante, para aquellos que tienen sus primeras experiencias políticas partidarias, ese es el mejor ejemplo a seguir. Que nos animan a continuar, siguiendo el camino trazado por nuestros dignos antecesores.
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