Columna: La pequeña burguesía intelectual y “progresista” junto a la reacción una vez más
- La Juventud Diario
- 7 feb 2019
- 4 Min. de lectura

Por Andrés Freire
“El pensamiento burgués consiste en aceptar sumariamente, sin fijarse mucho en los detalles, lo esencial de los hechos contra los que se levantan los hombres, y en justificarlos y obscurecerlos con razones elevadas. Todo su esfuerzo consiste en descubrir lejanos valores capaces de transfigurar las apariencias próximas. De olvidarlas de destruirlas, también. Así va lanzando nubes de razones, igual que un crucero emite una pantalla de humo”. Paul Nizan “Los perros guardianes”.
Hace pocos días alguien me hizo una de esas preguntas trascendentes, no me lo preguntó directamente, no tendría sentido, pero lo hizo: ¿Quién sos? Para algunos un charlatán, que habla porque el aire es gratis, incluso un “zurdo empobrecedor” o “un ultraizquierdista que le hace el juego a la derecha”; pero lo que soy es el último intelectual orgánico, por ahora, de una causa perdida y encontrada. Tan intelectual y tan orgánico, como todos los pequeño burgueses decadentes que se dedican libros unos a otros, y se citan ritualmente, en estas horas haciendo gárgaras en contra de la “dictadura venezolana” y atacando a Maduro con la misma virulencia con que ayer defendían a Rousseff y a Lula. La frase no es mía, pero es muy sabia; ellos prefieren tener razón con Bolsonaro y Trump antes que equivocarse con Maduro, y nosotros preferimos en todo caso equivocarnos con Maduro antes que tener razón con Bolsonaro y Trump, cosas de la dialéctica. Parece un juego de palabras pero no lo es; la pequeña burguesía progresista en toda su intelectualidad, sus máster, sus doctorados, sus cuadros políticos, sus conferencias respetables, sus cafés en el cenáculo siniestro que lleva el nombre infame de uno de los que decidió el asesinato de nuestra Rosa Luxemburgo, hoy elige acompañar a los golpistas del 2002 y a los que protagonizaron la insurrección de la burguesía con las guarimbas hace dos años. Es su opción, es una opción bien esperable y bien socialdemócrata. Después de todo: ¿Qué podemos esperar de ellos, si siempre han actuado igual, siempre? Por ahí tengo más de un libro que recuerda esas historias, en Chile, en Alemania, en Austria, aquí también; ya los vimos y los vamos a ver, diciendo que no nos voten, haciendo campaña disfrazados de analistas, defendiendo un gobierno que avanza en la entrega de nuestra soberanía… va, de lo que nos va quedando, en un tren ultrarrápido que nos conduce a ser nada más que un factoría neocolonial finlandesa. El gobierno de la esencialidad a las maestras, las leyes de PPP, de usurpación, el mismo que permitió que tuviéramos por unos días un comando operacional norteamericano en nuestro territorio sin necesidad alguna. Nada podemos esperar, nada bueno de ellos; siempre terminan siendo de una manera u otra, los perros guardianes de la burguesía, y por eso hacen lo que hacen y dicen lo que dicen. Si mañana por ejemplo con todas sus limitaciones y contradicciones, una Cristina vuelve a esa cuota del poder tan importante como es el gobierno argentino, y posiblemente una Cristina potenciada, más cercana aún a Evita como aquel día donde anunció la renacionalización de YPF, volverán los sesudos análisis, las críticas, el chovinismo y el patrioterismo si fuera necesario, como bien se utilizaron para defender a UPM frente a los reclamos legítimos de la población del otro lado del charco. Aunque por motivos electorales y electoreros no lo digan desembozadamente, ellos prefieren a Macri, hasta les sirve de cuco, o cuzquito, bastante fácilmente desmontable por lo demás: ¿Porque saben una cosa?: si gana la otra derecha, las tarifas subirán, como han seguido subiendo. Porque en Uruguay lo único que está subsidiado es la cerveza industrial y la timba, no la luz y el gas por ejemplo. Nosotros vemos la realidad desde otra forma y desde otro lugar: ¿Que el proceso venezolano tiene cosas que no compartimos o no nos gustan? Quizás sí o quizás no, el problema es que no es este el momento para hacer críticas, ni para ofrecernos de mediadores frente a un sector de la oposición que es fascista y no va a aceptar ningún resultado electoral que no sea su victoria completa; es el momento de ser solidarios con un pueblo amenazado por el imperialismo, y donde se ve la magnitud del conflicto social que se está experimentando. Ese sector de la oposición mientras se prepara para el “Terror Blanco”, de eso ya dieron muestras en los poquitísimos días que duró el golpe de abril del 2002, ya tiene bien claro lo que prefiere: antes que la consolidación de la Revolución Bolivariana, un espanto sin fin, prefiere un final espantoso, la Guerra Civil con intervención extranjera. Y así como se pueden haber cometido errores en el pasado, hoy la dirección venezolana ha comprendido la gravedad de la situación y está haciendo lo posible para conjurarlo. Análisis pueden hacerse muchos, pero todos los que la intelectualidad progresista pequeño burguesa hace ignoran ex profeso la realidad de la lucha de clases y el imperialismo; estos no existen más en su relato, y como no existen no inciden ni importan. Volvamos ahora a la realidad. Dije al comienzo que yo era el último intelectual orgánico, por ahora, de una causa perdida y encontrada. No, soy sólo un profesor de historia que trabaja todo el día para vivir, pero como está en enero tiene tiempo para pensar y lo aprovecha cumpliendo con su responsabilidad frente a los compañeros, nada más y nada menos. Somos Izquierda y Somos Patria. Nosotros somos eso, y ellos son sólo canes que ladran furiosos cuidando el jardín del burgués. Ya entraremos a él por esos duraznos...
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